El 24 de febrero de 2015, dos días después de que el cineasta mexicano, Alejandro González Iñarritu, obtuvo su primer Oscar como Mejor Director por su trabajo en Birdman (2014), el multimillonario ejecutivo y empresario estadounidense, Donald Trump –actual candidato presidencial del Partido Republicano– declaró:
Fue una gran noche para México, como de costumbre, tú sabes, en este país, todo esto es ridículo. Este tipo [Iñárritu] seguía levantándose y subía una y otra vez. ¿Qué está haciendo? ¿Se va a quedar con todo el oro? ¿En realidad es tan bueno? Yo no he escuchado eso. Sin duda fue una gran noche para ellos.
Aunado a ello, Trump publicó una serie de comentarios –a través de su cuenta de Twitter– para expresar su repudio no sólo contra aquel mexicano, sino contra todo un país.
The Oscars were a great night for Mexico & why not—they are ripping off the US more than almost any other nation.
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 24 de febrero de 2015Los Oscar fue una gran noche para México y por qué no, ellos nos están estafando a los EE.UU. más que cualquier otra nación.
A partir de ese momento continuó con su campaña xenófoba contra los migrantes latinoamericanos, específicamente los mexicanos, al grado de afirmar que:
Estados Unidos se ha convertido en un vertedero de los problemas de todos los demás. Cuando México envía su gente, no está enviando lo mejor, está enviando personas que tienen muchos problemas. Traen drogas. Traen crimen. Son violadores y esto se tiene que detener. Se debe detener rápido.
En este panorama, resultaba sorpresiva, poco coherente, innecesaria -e incluso indignante- la invitación que el presidente de México, Enrique Peña Nieto, le hizo a Trump para visitar el país.
Hoy, un día después del encuentro privado que sostuvo el mandatario con el multimillonario, Iñárritu publicó un artículo en el periódico El País para expresar su molestia, tristeza e indignación respecto a este evento, al que calificó como “una traición al pueblo mexicano”. A continuación te compartimos el texto del director de Amores perros (2000) y The Revenant (2015):
Ayer por la tarde leí incrédulo la noticia sobre la pantalla de mi teléfono móvil. Viajaba en tren de Solana Beach hacia Los Ángeles. Paradójicamente, a través de las ventanas, y en simultáneo, desfilaban innumerables puntitos de colores esparcidos sobre los inmensos campos de jitomate que se extienden por la costa del Pacífico. Los alegres vestuarios de miles de campesinos mexicanos y centroamericanos brillaban bajo el sol contrastando con la dura y extenuante labor que realizaban. Sentí una profunda tristeza, indignación y vergüenza.
La invitación de Enrique Peña Nieto a Donald Trump es una traición. Es avalar y oficializar a quien nos ha insultado, escupido y amenazado por más de un año ante el mundo entero. Es carecer de dignidad y fortalecer así una campaña política de odio hacia nosotros, hacia media humanidad y hacia las minorías mas vulnerables del planeta. Es poner en riesgo el futuro y la vida de 16 millones de mexicanos.
El 40% de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos, más que indocumentados, son refugiados. Niños y niñas huyendo del hambre, violaciones, miseria extrema y amenazas contra su vida por parte de bandas criminales en países que como el nuestro, les han negado un trabajo y una vida segura y digna.
Más que un problema de seguridad y terrorismo, esta es una crisis humanitaria.
Sin embargo, nunca he visto en toda mi vida a un mexicano pidiendo limosna en una calle en los Estados Unidos. Estos trabajan dura y honradamente contribuyendo y beneficiando imprescindiblemente la economía de ambos países. Pero por conveniencia mutua, seguirán siendo una comunidad de 11 millones de invisibles.
Trump debió ser nombrado desde hace mucho tiempo por nuestro Gobierno “persona non grata". Por exaltar el odio y la división en su país y distorsionar esta realidad sin compasión alguna, cadenas televisivas norteamericanas, corporaciones internacionales, jefes de Estado e innumerables miembros de su propio partido han roto relaciones, contratos y todo tipo de asociación con este individuo que con aterradores brotes sociópatas y fascistas, que ha contaminado al mundo y herido los valores fundamentales de los que se enorgullecen los norteamericanos. Sin embargo e inesperadamente, nuestro presidente lo ha invitado a visitar nuestro país dándole una oportunidad y plataforma que este ha aprovechado para repuntar y coronarse en Arizona, prometiéndole a sus seguidores burlonamente, que el “amigo" que acababa de abrirle las puertas de su casa, no sabía aún que iba a pagar un muro y le enviaría de regreso a sus millones de mugrosos y criminales.
Nuestro señor presidente, con su inseparable e insustancial lenguaje leguleyo, no articuló ni exigió nada en concreto. Trump ha tenido el honor, sin precedentes, de ser el primer candidato norteamericano en visitar nuestro país manchando para siempre la memoria y la historia de nuestra nación. Hace 168 años, Antonio López de Santa Ana entregó casi la mitad de nuestro territorio. Ayer, el presidente Peña Nieto entregó lo poco que quedaba ya de dignidad.
Tras este acto y como ciudadano mexicano, Enrique Peña Nieto no me representa más. No puedo aceptar como representante a un gobernante que en lugar de defender y dignificar a sus compatriotas, sea el mismo quien los denigra y pone en riesgo al invitar a alguien que como él, no es digno de representar a ningún país.
En estos difíciles momentos, vale la pena recordar la sabia cita del maestro Martin Luther King Jr.: “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda.”
Alejandro González Iñárritu en El País. 1 de septiembre, 2016.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: El País