El cineasta mexicano, Alfonso Cuarón (Y tu mamá también, 2001; Gravity, 2013), ofreció una clase magistral en el Teatro Ocampo como una de las actividades más esperadas de la 16ª edición del Festival Internacional de Morelia. Moderada por el cineasta polaco, Paweł Pawlikowski (Ida, 2014; Cold War, 2018), la conferencia se centró en el proceso creativo y los desafíos durante la confección de ROMA (2018), la más reciente y aclamada obra cinematográfica de Cuarón.
El filme, que se desarrolla en la Ciudad de México a principios de los años setenta, narra la historia de una familia de clase media unida por una trabajadora doméstica (Yalitza Aparicio) en el transcurso de un año que cambia la vida de todos. La trabajadora, Cleo, y la matriarca de la familia, Sofía (Marina de Tavira), luchan con los cambios en el hogar familiar mientras México se prepara para un enfrentamiento entre la milicia apoyada por el gobierno y los manifestantes estudiantiles.
Respecto al guion y el trabajo con los actores, el director mexicano señaló:
Ellos [los actores] no sabían lo que sucedería hasta que se prepararan esa mañana. Tampoco recibieron instrucciones comunes; hablé con cada uno de ellos individualmente. Y a menudo las instrucciones eran contradictorias. Un actor podría pensar que su personaje es mejor amigo de otro, pero tal vez el otro no pensó que eran mejores amigos.
Enfatizó que esto llevó a una atmósfera donde los actores se involucraron y se entusiasmaron al escuchar su dirección cada día, comparando el entorno con una serie de Netflix, un guiño sutil al servicio de transmisión que financió la película, en la que estaban constantemente esperando. Averiguar qué pasaría con su personaje al día siguiente.
Cuando Pawlikowski le preguntó: “¿Qué vendrá después de ROMA?”, Cuarón respondió:
Esta película fue diseñada para que El Chivo [Emmanuel Lubezki] y yo nos divirtiéramos y era lo que siempre peleábamos respecto a los tiempos. Y esta obra fue un lujo. Siempre quieres más tiempo para explorar otras escenas. En ese sentido este proceso fue un lujo. Ahora bien, ¿qué va a seguir? No lo sé. A mí sí me gusta también un cine que es como un cubo Rubik, ese cine que te invita a dilucidar cómo son las cosas; los géneros cinematográficos me divierten. Pero cualquier cosa que vaya a hacer, se verá afectada por el proceso que vivo ahora porque definitivamente este es el proceso que más me ha acercado a lo que yo considero que es el cine. De alguna manera esta es la primera película que hago que sí es cine. Sólo sé que no quiero hacer algo que ya he hecho. Y también me queda claro que creo que sólo puedo hacer películas que no sé cómo hacer. Eso, el no saber. El ir a una locación y saber lo que vas a hacer, es como ir a trabajar a una oficina.
Poco después, Cuarón problematizó en torno a la artificialidad en el cine:
A partir de pláticas con colegas, con Carlos Reygadas, por ejemplo, he pensado alrededor del concepto de la artificialidad en el cine y su rechazo. Casi todo el cine, incluso el documental, está lleno de artificios porque todo está delimitado por un cuadro. El artificio no es necesariamente el problema. Para mí el problema reside en toda la artificialidad que esconde el verdadero significado de lo que tú como cineasta estás haciendo.
Más tarde, en una Gran Gala de ROMA, Cuarón recibió la presea a la Excelencia Artística, siendo el primero en recibir esta pieza original del artista Javier Marín realizada especialmente para el FICM como reconocimiento a la excelencia de creadores cinematográficos. Durante la ceremonia, las actrices del filme, Marina de Tavira, Yalitza Aparicio y Nancy García, así como el director de arte Eugenio Caballero, fueron premiados con "El Ojo", también diseñado por Marín.
EF