El contexto histórico y social de principios del siglo XX motivó a varios artistas, pertenecientes a las vanguardias, a intensificar las nociones de progreso, urbanización e industrialización. Futuristas, constructivistas, surrealistas y dadaístas no sólo abordaron estos temas, sino que utilizaron la tecnología de la época (fotografía y cine) para trasladar sus preocupaciones estéticas a los nuevos medios. Arnaldo Ginna, Fernand Léger, Man Ray, Hans Richter, Viking Eggeling fueron sólo algunos de los pintores y escultores que emplearon el soporte cinematográfico para experimentar sus preocupaciones de luz y movimiento.

Ya instalados en la década de los 60, el artista norteamericano Andy Warhol, que había explorado las nociones de tecnología, capitalismo, moda, publicidad, producción en serie y consumo en sus serigrafías –por ejemplo, Campbell’s Condensed Tomato Soup de 1962– adoptó el medio cinematográfico para problematizar exactamente lo contrario a lo que estaba acostumbrado a representar en soporte bidimensional. Si en su pintura destacaba la presencia de las principales estrellas de cine e iconos populares; su cine da la sensación de ser inacabado, trabajos audiovisuales sin pulir cuya manufactura evidencia la naturaleza misma del filme: una cámara que registra el fluir del tiempo.

A continuación seis recomendaciones -algunas declaradas por el mismo Warhol- para hacer películas:

1.- Construcción: Todos los filmes son, esencialmente, buenos, sólo por existir como tales.

Al percibir el arte como un producto de consumo y equipararlo, por ejemplo, a una Coca-Cola, Warhol colapsó los límites entre ambos objetos. Tanto artistas como anunciantes y publicistas son productores de objetos culturales. El carácter materialista de Warhol consiste en identificar los distintos materiales (un lienzo o una cámara de cine) para, de acuerdo a sus características (bueno/malo, alto/bajo, caro/barato), crear un nuevo material (producto/obra de arte/filme).

2.- Los filmes se sienten más reales que la realidad

Antes de recibir los disparos, siempre pensé que yo era más una “mitad” que un “todo”. Siempre sospeché que veía la televisión en lugar de vivir la vida. A veces la gente dice que los sucesos de las películas no son reales, pero es más bien la manera en que las cosas ocurren en tu vida, que es irreal. Las películas hacen que las emociones se vean muy reales y poderosas, mientras que cuando eso sucede en la vida real es como ver televisión, es decir, no sientes nada. Así que justo cuando me dispararon y desde entonces, supe que estaba viendo la televisión. Puedes cambiar de canal, pero sigue siendo la televisión.

3.- Mira y aprende

Lo que trataba de hacer en mis primeros filmes era mostrar como la gente conoce a otras personas, y que es lo que hacen y dicen en ese momento. Esa era la idea: dos personas conociéndose. Y luego, cuando tú ves la enorme simplicidad, aprendes que sólo se trataba de eso. Ese tipo de películas te enseñan cómo actúan y reaccionan las personas.

4.- No necesitas a Jane Fonda

El hecho que Candy Darling aparecía en los filmes de Warhol –y Jane Fonda no– es fundamental: a menudo, su trabajo exploró y experimentó el tema de la fama. La aparente contradicción de una "superestrella underground" radica en que la fama es una categoría aplicada a las personas que son representadas en los filmes, y no está relacionada con el dinero. En este sentido, es el medio (soporte cinematográfico) el que impulsa la fama, así que cualquier desconocido puede llegar a ser una superestrella, al menos durante 15 minutos.

5.- Dedicarle todo el fin de semana

Tengo muchas cosas por hacer, y por ver. Estoy haciendo este largometraje llamado Since, que durará 25 horas. Así que tendré un montón de trabajo, y realmente quiero terminarlo este fin de semana.

6.- Lo que hemos aprendido: hacer malas películas

Ningún otro director en la historia del cine ha hecho (o hará) las peores películas peores. Warhol hace que Ed Wood se parezca a Ingmar Bergman.- Michael Dana Gioia (poeta y escritor norteamericano)

No importa si las películas de Andy Warhol son buenas o malas, interesantes o aburridas, o si uno como espectador las “entiende”. Warhol nunca se propuso hacer películas que fueran reconocidas como lo que estamos acostumbrados a llamar cine. Para el artista norteamericano, el cine era otro medio para explorar sus preocupaciones estéticas vinculadas a la producción en serie. Él, que se había definido como una máquina, para producir múltiples versiones de un mismo objeto, encontró en el cine el medio idóneo para funcionar como máquina: sólo colocaba la cámara y registraba cualquier situación, desde un hombre durmiendo durante 5 horas (Sleep, 1963) hasta una sola toma del Empire State Building (Empire, 1964) durante 8 horas.

En 1979, Andy Warhol entrevistó, sentado en la cama de un hotel y acompañado de Bianca Jagger, a un joven de 34 años, Steven Spielberg, que confesó haberse tragado un transistor cuando su padre se lo presentó: “Hijo, esto es el futuro”, y el pequeño Spielberg experimentó su primer contacto con la tecnología (en la garganta).

LFG (@luisfer_crimi)

Fuente: Film School Rejects