Durante la 8ª jornada de actividades del 68º Festival Internacional de Cine de Berlín, el cineasta mexicano, Alonso Ruizpalacios (Güeros, 2014), presentó su más reciente trabajo, Museo (2018). El filme narra las circunstancias que rodearon al robo de varios artefactos prehispánicos del Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México en 1985, y la sorpresa de las autoridades al descubrir que los autores de semejante hazaña habían sido dos jóvenes de los suburbios (Gael García Bernal y Leonardo Ortizgris), en lugar de los ladrones profesionales de arte a los que se les atribuía la sustracción de los objetos.

En conferencia de prensa, el cineasta reveló cuáles fueron los elementos que lo motivaron a involucrarse en el proyecto

Cuando empecé a trabajar en el guion con Manuel [Alcalá] el primer aspecto que me interesó fue el trayecto, el viaje tipo crimen y castigo, de los personajes. Cuando me enteré de que el padre del personaje principal, el que interpreta Gael, era doctor -mi papá también es doctor- creo que esa fue mi conexión con la historia. Y eso me hizo interesarme más en sus vidas personales que en la regla común de lo que es un ladrón. Así que me conecté con ese viaje interno de un joven que antes hacía bromas en la escuela y luego es capaz de convertirse en una especie de criminal de primer mundo.

Ruizpalacios agregó:

Las familias reales de aquellos que cometieron el crimen no quisieron tener nada que ver en el filme; Manuel se acercó a ellos desde el principio, y ellos dijeron: “¡Lárguense! Por favor no hagan esta película”. Al principio eso fue un obstáculo, pero al final fue un regalo que nos motivó a encontrar la historia fresca.

[…]Sin embargo, durante tres años he intentado comprender a los personajes, pero no he podido. Y eso es uno de los elementos que queríamos abordar en la película: por qué no podemos saber las razones del actuar de esa manera. Uno sólo puede estar ahí con ellos y ver los hechos pero no se resuelve el misterio. Y eso es frustrante, incluso para la sociedad mexicana; el hecho de no saber la respuesta: “¿por qué demonios hicieron esto?”. Esta una especie de frustración, pero debes vivir con el hecho de no saber por qué.

Uno de los puntos más interesantes del robo es que ocurrió unos meses después del temblor de 1985, al respecto, el coguionista Manuel Alcalá indicó:

El temblor no tuvo impacto en estos jóvenes porque ellos vivían a las afueras de la Ciudad de México, en Satélite. Ellos, como chicos suburbanos no fueron partícipes de las dinámicas de unión y muestras de solidaridad que se vivieron durante el terremoto. Tomar en cuenta esto también permitió trazar la alienación de los personajes.

Gerardo Gatica, uno de los productores del filme, habló sobre cómo fue la colaboración con los organismos culturales y los museos para recrear los sucesos:

Estuvimos en conversaciones con el Instituto Nacional de Antropología e Historia durante cuatro años antes de filmar. Entendimos la relevancia de filmar en el museo así como en las ruinas de Palenque. También entendimos las preocupaciones que ellos tenían respecto a la seguridad de las piezas de los lugares. Pero también nos apoyamos mucho en el trabajo del diseño de producción de Sandra Cabriada para recrear salas de exhibición el interior de las ruinas de Palenque, réplicas de los objetos, cómo se presentaba una exposición en 1985.

Manuel Alcalá, Gerardo Gatica, Ilse Salas, Alonso Ruizpalacios, Leonardo Ortizgris, Alberto Mueffelmann y Ramiro Ruiz (Fotografía de Pascal Le Segretain/Getty Images Europe)

Aquí las primeras reacciones y opiniones de la crítica internacional:

Un evento profundamente absurdo de la historia mexicana moderna se ha convertido en un thriller de suspenso dramático y afable del director Alonso Ruizpalacios. […] El director no descuida la ironía central en el corazón de su historia, una ironía política mucho más actual que en 1985: los museos están llenos de cosas que ya han sido robadas. Estos objetos no son como pinturas: su valor reside en una autenticidad del mundo real que está vinculada al hecho de que nunca se suponía que debían verse bajo cristal en un museo. […] Museo es una película extrañamente genial y parlanchina en muchos sentidos, algo así como Güeros, y no se comporta como un thriller de atraco, ni exactamente como una comedia ‘coming of age’. La película simplemente funciona y es muy interesante cuando uno de los personajes tiene que lidiar (especialmente al principio) con detalles al azar y absurdos que seguirán apareciendo en la vida real.

-Peter Bradshaw, The Guardian  ★★★★

Además de su asombrosa habilidad para equilibrar la incompetencia divertida y exasperante de su dúo de ladrones con escenas de tensión y suspenso, Museo tiene un agradable aura de melancolía histórica que recuerda a la película de Shadi Abdel Salam, The Mummy. Un poco más cerca de casa, la tragedia mexicana de 1939 de Chano Urueta, La noche de los mayas, es mencionada con frecuencia, especialmente su misteriosa banda sonora compuesta por Silvestre Revueltas y retocada aquí por Tomás Barreiro. La historia es narrada, de vez en cuando, por Wilson(el personaje que interpreta Leonardo Ortizgris), pero García Bernal, en el papel de Juan, tiene el control total de la película. Él está en su mejor momento en un enfrentamiento frontal con su padre (el digno y de principios Alfredo Castro) en el que es incapaz de defender su propia estupidez. Ruizpalacios toma un enfoque relajado para el último acto básicamente satisfactorio, que evita poner un mensaje en las luces y se centra en Juan.

-Deborah Young, The Hollywood Reporter