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Borges y el cine
Publicado el 24 - Ago - 2013
 
 
Jorge Luis Borges tenía opiniones fuertes sobre el cine, sobre Chaplin, Marlene Dietrich y von Stenberg. - ENFILME.COM
 
 
 

Por Frida Bárbara Monjarás (@frida_barbara)

Es por todos sabido que Jorge Luis Borges padeció una ceguera progresiva que a partir de 1955, a los 56 años, le impidió leer. Vivió 31 años quedándose cada vez más ciego. Quizá por eso pueda parecer paradójico hablar de la relación del escritor con el cine, un medio –disculpen la obviedad– eminentemente visual. Sin embargo, el escritor fue un meticuloso espectador cuando podía ver, un atento escucha en la sala de proyecciones cuando ya no podía hacerlo y, sobre todo, un hombre con una memoria prodigiosa que le permitía regresar a las películas que conocía según su deseo o necesidad.

Te dejamos una serie de comentarios en los que el bonaerense habla sobre cine. Desde su director favorito, von Sternberg, que lo cautivó por sus realizaciones épicas y lacónicas, hasta su aversión a Chaplin, a quien calificaba de vanidoso (prefería a Buster Keaton por considerarlo más simpático). También confiesa que fue un enamorado de Greta Garbo, su voz ronca lo hacía temblar. Describe su afición a los westerns y a las películas de gángsters que recuperan una de las necesidades de la humanidad: la épica. Expresa, igualmente, la decepción la mayoría de las adaptaciones que hicieron de sus cuentos al cine.

Von Sternberg, el preferido

Carrizo: Bueno, hábleme un poco de Gardel.

Borges: Yo no sé nada de Gardel. Recuerdo que habíamos visto un film de von Sternberg, con Mastronardi. ese film era La batida (The Dragnet, 1928) o La ley del hampa (Underworld, 1927). Teníamos una impresión épica. Habíamos visto el film, habíamos sido espectadores de esa valentía... los balazos, todo eso... ese mundo de malevos norteamericanos. Después iba a cantar Gardel y nosotros pensamos: "La zamba, qué triste. Después de ver esto estar oyendo,—dijimos, sin ninguna reverencia— a ese maricón" Y nos fuimos y no lo vimos.

Borges el Memorioso, conversaciones con Antonio Carrizo, Fondo de Cultura Económica, México 1997.

 

Hay un cuento, "Hombre de la Esquina Rosada", que escribí voluntariamente como una serie de imágenes. En ese tiempo admiraba mucho a un director que ahora se ha olvidado, Josef von Sternberg. No se si lo ha conocido, quizás era de una época anterior a la suya; hizo muy buenas películas de gángsters con George Bancroft, William Powell... Hizo películas que se llamaron Underworld, The Docks of New York (Los muelles de Nueva York, 1928), The Dragnet. Eran muy buenas, sorprendentes, y quise escribir mi historia a su manera. Antes que nada, visual. En el momento que Sternberg alcanzó la cima del cine llegó el cine sonoro. Hubo que volver a empezar, se hicieron óperas para ser oídas y se lo olvidó. Enseguida Sternberg hizo películas bastante mediocres con Marlene Dietrich. Estas son más conocidas que las otras, las principales que eran fuertes, lacónicas.

El Escritor y su Obra, entrevistas de George Charbonnier, Siglo XXI, México 1967.

...

Cavett: ¿Todavía va al cine?

Borges: Sí, pero solo puedo oír las voces.

Cavett: Me sorprendió enterarme de su interés por el cine, sé que escribió un guión.

Borges: Recuerdo muy buenas películas que parecen haber sido olvidadas. Aquellas películas de gángsters de Josef von Sternberg. Recuerdo: The Showdown, The Dragnet. Los actores eran George Bancroft, William Powell, Fred Kohler. Fueron las últimas películas mudas. Entonces apareció el cine sonoro y todo cambió radicalmente. Vi repetidamente una y otra vez el excelente film El ciudadano Kane.

Cavett: Es una de esa películas que todos ven una y otra vez

Borges: Y me aterroricé con Psicosis. La vi tres o cuatro veces y sabía cuál era el momento justo en el que debía cerrar los ojos para no ver a la madre.

...

Coleman: ¿Puede decirnos qué le atraía de la películas de Sternberg o Eisenstein, cuál era la técnica que lo atraía y que tal vez tuviera alguna relación con sus escritos?

Borges: Nunca pensé demasiado en Einsenstein. Idolatro a von Sternberg, pienso que fue mucho mejor que Eisenstein. Lo que me gustaba en Sternberg era el laconismo. Que pudiera brindarnos un crimen en tres escenas, tres imágenes. Disfrutaba algo en su estilo que se asemeja el de Séneca.

Borges at Eighty, Coversations, Willis Barnstone, Indiana University Press, 1982 Bloomington.

...

María Esther Vázquez: ¿Cuáles son las películas que más te han impresionado en la vida?

Borges: Las de Josef von Sternberg. Pero no las tonterías que hizo con Marlene Dietrich, cuando ya se abandonó exclusivamente al arte fotográfico, y se olvidó del cinematógrafo, sino las películas que hizo con Bancroft, con Kohler. También me han gustado las películas de gángsters, que eran, sin embargo, épicas, como las películas del Oeste.

Borges: sus días y su tiempo, María Esther Vázquez, Javier Vergara Editor, Buenos Aires 1999.

...

Borges: Cuando veía esos gángsters de von Sternberg muriendo valientemente recuerdo que los ojos se me llenaban de lágrimas.

-¿Qué lo atraía de esos films? ¿El sentido de la fatalidad?

Borges: Sí, claro. Pero sobre todo lo épico. Esos eran films épicos porque lo importante era el coraje de los personajes, que podían ser gángsters o podían ser otra cosa.

Entrevista realizada por Raquel Angel, incluida en El otro Borges, Equis Ediciones, Buenos Aires, 1997. 

Citizen Kane (Orson Welles, 1941): El creador del cine moderno

Richard Burgin: Me pregunto qué le han parecido las últimas películas que vio.

Borges: Bueno, por supuesto que ahora a muy duras penas puedo verlas, creo que algunas de las que he visto son muy buenas como Khartoum (Basil Dearden, Eliot Elisofon, 1966) ¿La vio? Es la historia de la muerte del general Gordon.

Burguin: No, no la he visto. ¿Qué le parece El ciudadano Kane?

 

Borges: Me pareció una muy buena película. La vi apenas estrenada y no me gustó. Me pareció un imitación de Josef von Sternberg. Me pareció que von Sternberg lo hacía mejor. Entonces volví a verla y pensé, bueno, Orson Welles ha inventado el cine moderno. Me parece un film excelente. Pero, por supuesto está tomado de otra película llamada El poder y la gloria (The Power and the Glory, William K. Howard, 1933), usted se acordará, con Spencer Tracy. Es la historia de un hombre de negocios que muere y comienza con su funeral y luego su amigos comienzan a hablar de él, la historia comienza como si fuera un rompecabezas, el esquema, el patrón es más o menos el mismo que en El ciudadano Kane, pero El ciudadano Kane es mejor. La vi como una película excelente, el hecho del palacio, por ejemplo, de ese enorme edificio tan odioso. Quiero decir el lujo y la fealdad y la soledad esencial del protagonista, y el hecho de que sea un personaje poco querible, pues es poco querible ¿no?

Conversations With Jorge Luis Borges, Richard Burgin, Holt Rinehart Winston, New York, 1969.

Charles Chaplin, el despreciado

Charles Chaplin es uno de los dioses más seguros de la mitología de nuestro tiempo. Como cineasta, una porquería. Solo La quimera del oro (The Gold Rush, 1925, vela completa abajo) era un lindo film porque estaba defendido de la fealdad por el paisaje de Alaska, con gigantes vestidos de pieles sobre un fondo de nieve. En las demás películas está rodeado de tachos de basura o de escenas lujosas igualmente horribles. Además, siempre fue muy vanidoso. Trabajó rodeado de mascotas, no de buenos actores. Siempre quiso ocupar el centro de la escena. Solo a él hay que tenerle lástima. Es un personaje sentimental, los otros no existen. El cine ha progresado y Chaplin ha permanecido tan malo como al principio. Sus fotografías son igualmente espantosas. En cambio, Buster Keaton era un caballero.

Greta Garbo, una musa

Yo estaba enamorado de ella, como todos en mi época. En Anna Christie (Ídem., Clarence Brown, 1930) Greta Garbo llegaba de la noche y de la niebla y entraba a un bar de marineros en donde había un largo mostrador. Ella comenzaba a caminar lentamente y todos los hombres del mundo sabíamos que cuando terminara el recorrido íbamos a oír la voz de Greta Garbo por primera vez y que eso iba a ser como si hablara un dios. El mostrador era larguísimo. Cuando llegó al final ella dijo, simplemente, con su voz ronca: Give me a whisky... y todos temblamos.

Western, la épica contemporánea

Carrizo: Háblenos del western de las películas de cowboys.

Borges: Bueno, cuando yo frecuentaba el cinematógrafo, cuando mis ojos podían ver, a mí me gustaban mucho dos tipos de películas: los western y las películas de gángsters. Sobre todo las de Josef von Sternberg. Yo pensaba: qué raro, los escritores han olvidado que uno de sus deberes es la épica y aquí está Hollywood que, comercialmente, ha mantenido la épica. En una época que está olvidada por los escritores; o casi olvidada. Y Hollywood ha salvado ese género: Ese género que la humanidad necesita, además. Usted ve que las películas de cowboys son populares en todo el mundo. ¿Por qué? Bueno, porque está lo épico en ellas. Está el coraje, está el jinete, está la llanura también. Todo eso los acerca, y sobre todo a nosotros, sobre todo a los argentinos.

Carrizo: ¿Por qué necesita el hombre lo épico?

Borges: Bueno... ¿por qué necesita el hombre el amor? ¿Por qué necesita el hombre la felicidad? ¿Por qué necesita la desventura? Es un apetito elemental yo diría el de la épica. La prueba está en que todas las literaturas empiezan por la épica. No se empieza por la poesía personal y sentimental. Se empieza por la del coraje. Se empieza por el elogio del coraje, por la alabanza.

 

Psicosis (Alfred Hitchcock, 1960), el doble de miedo

María Esther Vázquez: Esto me recuerda el tema del film Psicosis, de Hitchcock que muchas veces hemos comentado.

Borges: En este film un muchacho mata a su madre. Luego guarda el cadáver y cree a veces ser su propia madre y llega a desdoblarse y a mantener diálogos con ella y, al final, la madre traiciona al hijo, lo acusa de haber cometido los crímenes que ella ha cometido. Pero la madre no sabe que ella es el hijo. Ese tema del desdoblamiento tiene raíces de superstición en muchos países. Tenemos en alemán la palabra Doppelgänger, y en Escocia fetch, que también es el doble y se dice de las personas que ven "el doble" poco antes de morir.

Borges sus días y su tiempo.

Los peligros de la ciencia ficción, el mal del gigantismo

En general, entiendo que el peligro de este género fantástico es lo que podría llamarse gigantismo. Exagerar las cosas, aumentar las dimensiones, propender a lo multitudinario y lo cósmico. Esto hemos podido comprobarlo en un film que empieza siendo admirable y que luego se pierde: El embajador del miedo (The Manchurian Candidate, John Frankenheimer,1962), según su título en español. En esta película, al principio, vemos a unos prisioneros americanos hipnotizados y ellos no ven a quienes los hipnotizan (un grupo de sabios coreanos, chinos y rusos), sino que los ven bajo la apariencia de un grupo de señoras que les dan una clase de horticultura. Cuando ellos hablan con quienes están hipnotizándolos creen ver a esas señoras grotescas, muy viejas, muy feas, muy empaquetadas, y no contestan "Sí, señor", sino "Sí, señora". Luego el film se pierde en el gigantismo. Por ejemplo, se cometen varias muertes espantosas y cada muerte impresiona menos al espectador. Es una lástima que parece haber sido ejecutado por gente que no parece haber sentido las virtudes de la reserva. Como sucedió con aquella película Metrópolis, de Fritz Lang, que empieza impresionando y llega a ser totalmente ineficaz porque todo se magnifica hasta lo increíble.

Borges sus días y su tiempo.

Días de Odio (Leopoldo Torre Nilsson, 1954), Martín Fierro (Torre Nilsson, 1968) y Hombre de la Esquina Rosada (René Mugica, 1961): Cuentos al cine

 

Borges: Podría decirse que el cine me ha aportado el mundo visual. Sin embargo, no se ha hecho ningún buen film con mis cuentos salvo "Hombre de la esquina rosada" de René Mugica, que es superior al texto mío, después, Torre Nilsson realizó otro titulado cacofónicamente "Días de Odio".

Raquel Angel: ¿Ese era Emma Zunz, no?

Borges: Sí, Emma Zunz. O, más bien lo que quedó de Emma Zunz. Él me pidió disculpas, después. Yo le dije: "Realmente, Torre Nilsson, no sé cómo ha podido hacer este film."

RA: ¿Usted allí colaboró en el guión?

Borges: No, de ningún modo. ¡Cómo voy a colaborar en semejante disparate! Me dijeron que, por razones comerciales, convenía poner que yo había intervenido. Pero no tuve nada que ver. Inventaron escenas del todo inverosímiles como las de Emma Zunz viviendo una historia de amor y paseando con su amante por el Parque Lezama... debe ser por esa idea del cine argentino de que si no hay una historia sentimental el film será un fracaso. El cine argentino es tan cursi ¿no? Nada de eso está en el cuento. Yo creo que Torre Nilsson era muy chambón....

(Martín Fierro) fue otro error, otro de los muchos errores que cometió. Hizo el Martín Fierro en colores cuando, cualquier persona que conoce ese libro sabe que es un libro gris, que no es un libro espectacular. ¿Cómo no sintió eso él? O, posiblemente, no haya leído nunca el Martín Fierro, ¿no? Martín Fierro no es un libro visual. Uno podría leerlo y no saber nunca cómo se trajeaban los gauchos, qué uniformes tenían. Yo no sé como no se dio cuenta de eso.

El otro Borges

FUENTE: Solo literatura

 
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