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El artista galés, Peter Greenaway, que se formó como pintor durante cuatro años en el Walthamstow College of Art, comenzó a realizar cortometrajes en 1966. The Falls, su primer largometraje ambientado en un futuro que sufre una terrible catástrofe, fue estrenado en Reino Unido en 1980, y aunque no tuvo distribución más allá de su territorio, el filme le permitió a Greenaway emprender su larga carrera cinematográfica. The Draughtsman’s Contract (1982), nominada al León de Oro en Venecia, le valió el reconocimiento internacional como un cineasta original; su consolidada reputación llegó con The Cook, the Thief, his Wife & her Lover (1989), Prospero’s Books (1991), The Pillow Book (1996), 8 ½ Women (1999) y The Tulse Luper Suitcases (2003-2004). Recientemente, Greenaway filmó en México Eisenstein in Guanajuato (2015), biopic sobre el legendario cineasta ruso que en 1930 estuvo en territorio mexicano.
De manera regular, los filmes del cineasta galés forman parte de la selección oficial de los más prestigiosos festivales de cine como Cannes, Venecia y Berlín. Sus instalaciones audiovisuales, sus proyectos de ‘expanded cinema’ y algunas de sus películas han formado parte de numerosas exposiciones en Europa; desde el Palazzo Fortuny (Venecia) hasta la Galería Joan Miró (Barcelona) pasando por el Louvre (París) y la Galería Boymans van Beuningen (Rotterdam). Greenaway ha escrito libretos de ópera y colaborado con compositores y músicos como Michael Nyman, Philip Glass, Louis Andriessen, Borut Krzisnik y David Lang, entre otros.
Tras las huellas del discurso eisensteniano, donde el autor soviético consideraba que “el cine tiene que ser pensado como la etapa contemporánea de la pintura”, Greenaway cree que entre estos dos dispositivos hay muchas similitudes. Él sostiene que:
El cine nació a finales del siglo XVI con Caravaggio, Rembrandt, Rubens y Velázquez. En sus obras, ya estaban presentes todos y cada uno de los elementos cinematográficos, incluso el movimiento y casi el sonido.
Sus películas (en particular A Zed & Two Noughts, The Belly of an Architect, Nightwatching y Goltzius and the Pelican Company) evidencian una marcada influencia de la pintura renacentista y barroca en los decorados, en las temáticas, en las referencias históricas y artísticas, y en la firmeza de la composición y del encuadre.
El objetivo de Greenaway ha sido claro desde hace varios años: violar las fronteras entre las disciplinas para desarrollar un género que “permita fusionar pintura y cine en virtud de las referencias y asociaciones cruzadas”. Eso es lo que sentenció Greenaway en una conferencia celebrada en 2010 en Berkeley, donde se centró principalmente en los límites del cine, obligando a los asistentes a sentarse en la oscuridad en una habitación claustrofóbica.
Vivimos en la época del multiculturalismo, en la fase de la deconstrucción donde las experiencias artísticas tienden a ser híbridas. Espejo de esta concepción es el proyecto que Greenaway inició en 2006 titulado Nine Classic Paintings Revisited –conforme transcurrieron los años el nombre ha cambiado a Ten Classic Paintings Revisited–. Se trata de una serie de instalaciones en video digital que pretende revisar las obras de destacados pintores. Es un ambicioso retablo en proceso de construcción; una especie de museo imaginario, cuyas paredes son relecturas de los episodios decisivos de la civilización occidental y de la historia del arte europeo.
Conferencia de Peter Greenaway sobre su proyecto Nine Classic Paintings Revisited en el Centro de Humanidades Townsend en la Universidad de California en Berkeley (UC Berkeley), 2010.
Hasta ahora Greenaway ha intervenido:
La última cena (1495-97) de Leonardo da Vinci
Leonardo's Last Supper: A Vision by Peter Greenaway
Las bodas de Caná (1563) de Paolo Veronese
The Wedding at Cana: A Vision by Peter Greenaway
La ronda de noche (1642) de Rembrandt van Rijn
Las obras que serán revisadas en los próximos años por el cineastas son:
Los desposorios de la Virgen (1504) de Rafael Sanzio
El juicio final (1541) de Miguel Ángel
Las meninas (1656) de Diego Velázquez
Tarde de domingo en la Grande Jatte (1886) de Georges Seurat
Los nenúfares (1926) de Claude Monet
Guernica (1937) de Pablo Picasso
Uno: número 31 (1950) de Jackson Pollock
Para esta serie de instalaciones, Greenaway recrea la atmósfera de los talleres renacentistas donde el maestro estaba rodeado de asistentes y colaboradores. El cineasta recurre a un vasto personal integrado por pintores, artistas audiovisuales, productores, ingenieros de sonido, técnicos de iluminación, así como el apoyo de la empresa Change Performing Arts (dirigida por Franco Laera), para crear el modelado de las pinturas en 3D (por un equipo dirigido por Reinier van Brummelen), para detectar la densidad de color. Entonces, Adam Lowe, con su equipo de Madrid, realiza un clon de la obra. Es decir, una reconstrucción rigurosa de la pintura que será proyectada. Sin embargo, no estamos en presencia de reproducciones sin alma; Greenaway sabe que el copista, como señalaba el cineasta italiano Carlo Ludovico Ragghianti, no debe conformarse con el aspecto exterior de la obra, sino que debe penetrar en las capas y fibras de su interior: “Él hace una elección consciente y responsable, una elección que es una identificación de condiciones válidas para su propia expresión”. Esto es lo que significan 10 clásicas pinturas revisitadas: traducciones sutilmente infieles. Greenaway elige un cuadro y lo hace de nuevo con una instrumentación de alta tecnología para iniciar un diálogo prudente con el original. Luego, reduce los materiales de espesor y los aplasta. Posteriormente, se proyecta el facsímil: a veces directamente sobre la obra auténtica (como en el caso de La última cena que se encuentra en el refectorio del convento dominico de Santa Maria delle Grazie en Milán); otras veces, en diferentes contextos (el original de Las bodas de Caná está en el Louvre desde 1798, y la instalación se presentó en el sitio que originalmente albergaba la obra: la pared del refectorio del convento benedictino de San Giorgio Maggiore).
"Si Leonardo viviera en nuestro tiempo, sería el más audaz, valiente y experimentador artista. Sería inalcanzable, y estaría dispuesto a utilizar todas las tecnologías visuales más avanzadas que tenemos, tratando de expandir los límites del arte que aún no conocemos", Peter Greenaway.
Basándose en el artificio, el reposicionamiento y la intervención del cuadro y del espacio, Greenaway visita algunos momentos históricos del arte en una constelación física y tecnológica inesperada. Las obras adquieren más posibilidades expresivas, dimensiones inexploradas; pero pierden algo de ellas mismas. El aura es violada y, al mismo tiempo, reafirmada, aunque en un registro diferente. “Tenemos que deshacernos de la cámara. Es una herramienta estúpida”, dice Greenaway, que con sus clones en diálogo con los originales busca crear una realidad aumentada que permita comprender mejor las pinturas, no sólo como objetos artísticos, sino como elementos integrales del espacio que habitan.
Para Greenaway, confrontarse con las obras maestras del pasado no es una operación arqueológica; es una manera de revivir las emociones que despiertan y ampliar los espacios de lo fantástico. Parece que quiere hacer justicia a lo que es la ambición secreta de todos los “clásicos”: suceder en el aquí y el ahora. Ten Classic Paintings Revisited es un conjunto de archivos disonantes, en el que los pasos de la tradición se funden con los de la modernidad, en un juego de correspondencia y metamorfosis.
TEXTOS CONSULTADOS:
- Revisiting space: space and place in European cinema, escrito por Wendy Ellen Everett y Axel Goodbody (2005).
- Peter Greenaway's Postmodern / Poststructuralist Cinema, escrito por Paula Willoquet-Maricondi y Mary Alemany-Galway (2008).
- Peter Greenaway: Un ilustrado en la Era Neobarroca, escrito por Monika Keska (2009).
- Film, Art, New Media: Museum Without Walls?, escrito por Angela Dalle Vacch (2012).