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Las elaboradas instalaciones del artista estadounidense, Alex Da Corte, son carnavalescas, llenas de extraños objetos escultóricos (cisnes de plástico motorizados, una enorme caja de Kleenex, un letrero de neón con forma de gato) y entornos de otro mundo. Fiel a su estilo, el artista transforma cada espacio en el que presenta su obra en una especie de discoteca alienígena repleta de paredes de terciopelo, alfombras multicolores, grupos de luces brillantes y extraños objetos dispersos: un pollo de juguete encima de un tubo de plástico, un paraguas abierto, un banco hecho de una escoba y una luz de neón rosa.
Una de sus obras más atractivas de los años recientes es el video The Perfect Monster (perteneciente a la exhibición Slow Graffiti, 2017), una especie de remake de The Perfect Human (1967), el cortometraje de Jorgen Leth, poeta y cineasta danés conocido por su película en la que registró a Andy Warhol comiendo una hamburguesa de Burger King, y también por ser confrontado en The Five Obstructions (2003) de Lars von Trier.
The Perfect Human tiene el tono desapegado de un experimento científico. Sigue a un hombre y una mujer mientras realizan tareas banales, como cortarse las uñas y cenar, en una habitación blanca, vacía y sin rasgos distintivos, con una narración en off que trata a sus sujetos como animales en un documental sobre la naturaleza: “Aquí está el humano perfecto. Veremos el funcionamiento humano perfecto. ¿Cómo funciona? ¿Qué clase de cosa es? Investigaremos eso”.
Slow Graffiti recrea las 52 tomas del cortometraje de Jørgen Leth; una por una en términos de dónde estaba la cámara y cuál era el tipo de zoom, y el encuadre. Esencialmente, las acciones son similares, pero con una diferencia. La interpretación de Da Corte parece menos gélida: sus coloridas modificaciones en la habitación blanca de Leth hacen eco del aspecto interior de su reinterpretación del espacio. En un giro especialmente surrealista, Da Corte interpreta ambas partes, hombre y mujer, vestido como el monstruo de Frankenstein, con botas de plataforma glam-rock y realizando las simples tareas de The Perfect Human con actualizaciones grotescas. En un momento de la película de Leth, el actor masculino se rasca la parte posterior del cuello. Esta toma se replica en la película de Da Corte, excepto que, en vez de simplemente frotarse la piel, Da Corte le da un golpecito de carne delicada y una rebanada de queso suizo a la parte posterior de su cuello y lo asegura con una solapa de su máscara de monstruo.
El artista también se aparta del original en su guion en off, que fue escrito por su amigo, el pintor Sam McKinniss. Pero la narración mantiene un estado de ánimo desapasionado, describiendo al monstruo como “un hombre por la noche haciendo un intento patético de conexión: conectarse con cualquiera en una habitación vacía”. El telón de fondo de esta narración es Da Corte, todavía vestido como la criatura de Frankenstein, bailando tímidamente mientras rocía dos latas de pintura de aerosol en el aire.
EF
Fuentes: Louisiana Channel, Alex Da Corte