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“El mundo es mejor en la pintura que en la realidad”. Experimentar el periodo de la posguerra en su natal Düsseldorf fue una etapa difícil para Wim Wenders, pero el alemán, desde muy joven, descubrió mediante el arte –específicamente la pintura– que existía la posibilidad de crear y hallar mundos diferentes. Aunque quiso ser sacerdote, Wenders estudió medicina y filosofía, pero se dejó seducir por la fotografía y el cine, así que decidió ingresar a la Escuela de Cine y Televisión de Munich en 1967, a los 22 años de edad. Pero la pintura seguía ahí, persiguiéndolo como su sombra hasta que descubrió que la cámara cinematográfica era capaz de representar algo que la pintura no podía: el tiempo.
Wim Wenders, Dinosaur and Family, California, EE. UU., 1983.
Wim Wenders, Circus in Denpasar, Indonesia, 1977.
A pesar de ello, el director de Paris, Texas (1984) y Wings of Desire (1987) nunca ha negado la importancia de la pintura dentro de su oficio como cineasta y fotógrafo:
El cineasta y el fotógrafo tienen una base común, que no está en la historia de las películas o de la fotografía sino en la historia de la pintura. Porque lo que yo quería ser era pintor. Empecé a hacer películas siguiendo el ejemplo de pintores americanos que se dedicaron a hacer cine. Como cineasta soy un pintor fracasado, como fotógrafo puedo acercarme al máximo al pintor que hubiera querido ser.
Wim Wenders, Dusk in Coober Pedy, Australia, 1978.
Wim Wenders, Street Corner Butte, Montana, EE. UU., 2003.
Para Wenders, cada fotografía es una especie de cápsula del tiempo, un instante capturado en la imagen que se vincula directamente con el pasado y con el futuro del acontecimiento retratado, invitando a que el espectador indague al respecto, situación que el cine no hace, debido a su continuidad. Además de sus orígenes pictóricos, el artista alemán considera que los marcos, tanto en cine como fotografía, son elementos de vital importancia en la composición de la imagen: “El marco es el acto principal”.
Para que el observador sienta lo mismo que yo sentí, para que puedan escuchar lo que el paisaje, el lugar, tiene que decirles. Yo no soy más que un intérprete de lo que los paisajes tienen que decirnos. Como fotógrafo no quiero añadir nada a la realidad (todo lo contrario que como cineasta, en que siempre puedes inventar), por eso opto por la impresión analógica. Trato de ser fiel a los lugares que veo y trato de transmitírselo a ustedes con la mayor fidelidad.
Wim Wenders, Ferris Wheel, Armenia, 2008.
Wenders fue entrevistado por Marc-Christoph Wagner al interior de la Gammel Strand (Kunstforeningen), una sala de exhibición artística ubicada en Copenhague, Dinamarca. La mayor parte de las fotografías que se muestran en la entrevista formaron parte de la exposición Wim Wenders – Places, strange and quiet (2014).
TEXTOS CONSULTADOS:
- Places, Strange and Quiet (2011), escrito por Wim Wenders.