CINE Y ARTE. La influencia de Ana Mendieta en ‘Suspiria’ de Luca Guadagnino - ENFILME.COM
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CINE Y ARTE. La influencia de Ana Mendieta en ‘Suspiria’ de Luca Guadagnino
Publicado el 18 - Ene - 2019
 
 
Luca Guadagnino retoma los vínculos de cuerpo y espacio de la artista cubana, Ana Mendieta, para revisar los límites del horror, el deseo y la belleza. - ENFILME.COM
 
 
 
por Luis Fernando Galván

El performance, junto a otras manifestaciones derivadas del arte conceptual que abarcan el body art, el land art o el happening, es una tendencia artística surgida a finales de la década de 1950 que pretende desmaterializar el objeto artístico. En un panorama general, el llamado arte de acción busca la salida –y muchas veces la aniquilación- del objeto artístico del campo de las artes plásticas, esto con la intención de generar un contacto más cercano con la vida cotidiana. La acción en el espacio implica una nueva relación y dinámica entre el creador y el receptor; ambos configuran la obra en el mismo tiempo y espacio buscando así un diálogo efectivo, aunque sea sólo por un momento. En este sentido, los materiales para ejecutar un performance o una acción son el espacio, el cuerpo y el movimiento: “no se escenifica una acción, sino que más bien es una escenificación del material donde se introduce también el movimiento y la acción humana.”[1]

Nacida en La Habana, Ana Mendieta (1948-1985) fue exiliada de su país en 1961, poco antes del estallido de la revolución cubana. Junto a su hermana, llegó a los Estados Unidos y, mediante el programa de las Catholic Charities -red de organizaciones de beneficencia- recibió apoyo y pasó los primeros meses en campamentos de refugiados. Posteriormente se trasladó a Iowa donde vivió en orfanatos y casas de adopción. En 1966, Mendieta se reunió con su madre y su hermano menor, y hasta 1979 volvió a ver a su padre, quien estuvo 18 años en prisión por haber participado en la batalla de Girón (suceso también conocido como la Invasión de Bahía de Cochinos). Mendieta acudió a la Universidad de Iowa donde estudió pintura y comenzó a realizar cuadros expresionistas, sin embargo, se integró al Intermedia Studies Program en la misma universidad y se interesó en otras disciplinas artísticas como la fotografía y el performance. Además, ahí conoció a su profesor Hans Breder con quien mantendría una relación muy cercana. Murió a la edad de 37 años en la ciudad de Nueva York. 

La vida de Mendieta no sólo estuvo marcada por la temprana separación familiar, sino por el difícil contexto en el que creció: “Iowa, territorio marcado en ese entonces por el sexismo, el racismo y la estereotipación de quienes eran diferentes.”[2] En este sentido, uno de los primeros trabajos de la artista cubana fue Rape Scene; Mendieta retomó el caso real de una estudiante de la Universidad de Iowa que fue violada y asesinada para recrear, al interior de su apartamento, un cuadro “vivo” del crimen. Aunque las fotografías sólo son el registro, sirven para imaginar y describir la acción realizada. La artista citó a un grupo de amigos muy cercanos; al llegar, la puerta del departamento estaba semi-abierta, pero al ingresar, los asistentes observaron a Ana sobre una mesa; estaba atada de pies y manos, su cuerpo desnudo de la cintura hacia abajo, y sus piernas manchadas de sangre.

Ana Mendieta, Rape Scene, 1973. Fotografía, 398 x 310 mm. Tate Modern Gallery, Londres, Inglaterra.

A partir de ese ejercicio que reflexionaba sobre la fragilidad del cuerpo y que denunciaba la utilización de la mujer como objeto sexual, Mendieta emprendió una trayectoria donde su cuerpo era la materia que transitaba en el espacio para construir discursos artísticos. En la serie Siluetas, realizada entre 1973 y 1977 en México, la artista impregnaba su silueta en el paisaje, revelando así, un interés fundamental por la tierra y el registro de su cuerpo en el espacio. A menudo, las siluetas de su cuerpo en la tierra eran complementadas con diversos materiales: piedras, ramas, flores, pasto, así como sangre o pólvora. Aunque la propuesta podría considerarse dentro del land art, Mendieta buscaba que -paradójicamente- la ausencia de su cuerpo estuviera presente, además de anhelar la fuerza eterna de lo femenino vinculada a la madre tierra; un regreso al seno materno, una fusión con la naturaleza. A diferencia de los artistas pertenecientes al land art, ella coloca al ser humano como un agente que necesita de la tierra, y ésta no es puesta en función de la voluntad humana.

Ana Mendieta, Silueta Series, 1976. Fotografía en color (1948-1985). Colección privada. Museo de Arte de Nevada, Estados Unidos.

Otro ejemplo de cómo utilizó el cuerpo como materia de creación artística y como herramienta para modificar el espacio es Body Tracks. Realizada en 1974, es una filmación de breve duración en el que Mendieta ejecuta un enorme dibujo sobre la pared: dándole la espalda al espectador, la artista se coloca frente al muro blanco, con los antebrazos manchados de sangre y levantados por encima de la cabeza para plasmar sus extremidades en la pared.

Ana Mendieta, Body Tracks, 1974. Performance documentado en formato Super-8. Galería Lelong, Nueva York, Estados Unidos.

A principios de octubre de 2018, Amazon Studios enfrentó una demanda por el uso de tomas en Suspiria (2018), de Luca Guadagnino, que tienen similitudes con las obras de la artista nacida en Cuba. El equipo de Mendieta demandó al estudio, acusando a Suspiria de tomar como referencia el trabajo de la difunta artista. La demanda alegaba que el trailer del filme, lanzado el 4 de junio, presentó dos tomas influenciadas por las obras de Mendieta: Rape Scene y Silueta. Para evitar entrar en polémicas, el estudio decidió eliminar esas referencias del corte final.

 

Imágenes de Suspiria (2018) que aparecieron en el trailer promocional del filme.

Más allá del conflicto legal, es evidente que, dentro de la película, hay muchos homenajes a la relación del cuerpo y el arte. Incluso, en una conversación con la diseñadora Delfina Delettrez Fendi, Guadagnino resaltó la influencia de la artista cubana en su filme:

Creo que la lección de grandes artistas como Gina Pane y Ana Mendieta es que el radicalismo va de la mano con una idea muy sensata de los sentidos. Estoy a favor del radicalismo, y es por eso por lo que quise ver el horror como arte y el gran arte que radicalizó el discurso público de los años 70, particularmente las artistas feministas de la época, para revisar cómo el horror y lo extraño van de la mano. En la mano con el deseo y la belleza. [3] 

Ana Mendieta, Untitled (Glass on Face). Fotografía en color, 1972. Instituto de Arte Contemporáneo de Miami, Estados Unidos.

Suspiria (2018), Dir. Luca Guadagnino.

FUENTES CONSULTADAS:

CRAVEN, David, Art and Revolution in Latin America: 1910-1990, Yale University Press, 2006.

MARCHÁN FIZ, Simón, Del arte objetual al arte de concepto, Madrid, Akal, 2009.

RUIDO, María, Ana Mendieta, Madrid, Nerea, 2002.



[1] Simón Marchán Fiz, Del arte objetual al arte de concepto, Madrid, Akal, 2009, p. 196. 

[2] Lynda Avendaño Santana, “Ana Mendieta: Trazas de cuerpo-huellas que obliteran improntas”, Arte, Globalización, Interculturalidad, [edición en línea], http://artglobalizationinterculturality.com/es/equipo/doctorado/lynda-avendano-santana/ana-mendieta-trazas-de-cuerpo-huellas-que-obliteran-improntas/ 

[3] Delfina Delettrez Fendi, “Entrevista con Luca Guadagnino”, CR Men, [edición en línea], https://www.crfashionbook.com/mens/a23900000/luca-guadagnino-interview-cr-men-issue-7/

 

 
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