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Yves Klein es mejor conocido por su pigmento ultramarino característico, el cual patentó como el “International Klein Blue” en 1961. “El azul ... está más allá de las dimensiones, mientras que los otros colores no lo son”, declaró el artista francés. “Todos los colores despiertan ideas específicas, mientras que el azul sugiere como máximo el mar y el cielo; y ellos, después de todo, son en naturaleza real y visible lo más abstracto”. A partir de mediados de la década de 1950, Klein realizó monocromos retinianos azules (que serían las piedras angulares del minimalismo) y el pigmento también ocuparía un lugar destacado en sus pinturas de antropometría. Para esta tarea, Klein untó a mujeres desnudas con pigmento azul y las usó como pinceles humanos sobre lienzos, a veces en elaboradas representaciones públicas, que forman parte de su serie denominada Antropometría, llamada así por el estudio de las mediciones del cuerpo humano. “De esta manera”, dijo el artista, “permanecí limpio. Ya no me ensuciaba con el color, ni siquiera las puntas de mis dedos”. Klein organizó la creación de antropometrías como elaboradas representaciones para una audiencia, con cócteles azules y una presentación de su sinfonía Monotone: una sola nota tocada durante veinte minutos, seguida de veinte minutos de silencio.
Klein también hizo esculturas en azul intenso, y trabajó con fuego haciendo agujeros chamuscados en sus lienzos. Klein es conocido por una fotografía, Saut dans le Vide (Leap into the Void), que aparentemente lo muestra saltando de una pared, con los brazos extendidos, hacia la acera. Klein se considera una figura importante en el neodaísismo europeo de la posguerra. Participó en provocaciones tales como publicar un chapbook (una especie de folleto) que contiene solo páginas vacías. El trabajo de Klein anticipó el arte conceptual, el arte de performance y el arte ambiental, así como la radical propuesta de la venta de porciones de espacio vacío a coleccionistas. Para The Void (1958), por ejemplo, presentó una galería vacía como una obra de arte, con una corbata blanca para mostrar a los visitantes las paredes en blanco.
En 1961, el artista escenificó, para los directores Paolo Cavara, Gualtiero Jacopetti y Franco Prosperi, la ejecución de una antropometría con el acompañamiento de la Symphonie Monotone. Klein tuvo la creencia errónea de que el trío italiano haría por él lo que Hans Namuth hizo por Jackson Pollock, o lo que Henri-Georges Clouzot hizo por Picasso. Pero no fue así; el montaje final de la película Mondo cane (1962) redujo la participación del artista ofreciendo una secuencia de mucho menor duración a la que tardó Klein en ejecutar su acción durante el rodaje y con una música de acompañamiento que no correspondía a la acordada. En su análisis sobre el filme, Mondo Cane: Yves Klein entre caníbales, José Díaz Cuyás escribió:
La película iba a ser estrenada en Cannes al año siguiente [1962] y la escena debía durar unos veinte minutos. Durante varias semanas Yves no dejó de hablar del filme, convencido de que iba a elevar su reputación «al punto más alto». Según puede leerse en la web oficial del artista, el 12 de mayo de 1962 asistió al estreno de la película, de donde salió contrariado y muy humillado por el retrato desnaturalizado que se ofrecía de él y de su obra.
Humillado públicamente en el estreno de la película en el prestigioso certamen francés, Klein nunca se recuperó del shock y murió unas semanas después de un ataque al corazón.
TEXTOS CONSULTADOS:
-Yves Klein. Obras, escritos, de Klaus Ottmann (2010).
- Klein, de Hannah Weitemeier (2001).