En la segunda jornada de actividades del 16º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM), tuvimos la oportunidad de ver Fuga, de Agnieszka Smockynska y De Chaque Instant de Nicolas Philibert.
Fuga
Dir. Agnieszka Smoczynska, Polonia, República Checa y Suecia, 2018
★★★
Una mujer (Gabriela Muskala) deambula sola y confundida por las vías del metro. La gente la observa de manera cautelosa debido a su apariencia desaliñada. Sube al anden –mientras la gente se aleja de ella- y, después de bajarse la ropa interior, comienza a orinar en el piso. La historia continúa dos años después de este suceso. Alicja, la mujer desorientada, se encuentra en un sanatorio mental. En miras de ser liberada, acepta participar en un programa de televisión que estudia los casos clínicos de su psiquiatra. Mientras el programa está siendo transmitido en vivo, la televisora recibe una llamada de Marian (Zbigniew Walerys), el padre de Alicja, quien menciona que el nombre verdadero de la mujer que aparece en pantalla es Kinga, y que es su hija que desapareció dos años atrás. Kinga regresa a su casa, donde es recibida por su padre, su madre (Halina Rasiakówna), su esposo, Krzysztof (Lukasz Simlat) y su hijo, Daniel (Iwo Rajski), sin embargo, la mujer no reconoce a ningún miembro de su familia. Sus padres hacen lo posible por ayudarle a recordar algo -desde buscar objetos que ella pueda relacionar hasta sabores que la remitan a su infancia- pero se hace evidente que la mujer no está interesada en recordarlos. Conforme los días pasan, la familia pierde las esperanzas de que su hija regrese a ser cómo era antes y permiten que Kinga siga comportándose como si se llamara Alicja.
Fuga, es el segundo largometraje de Agnieszka Smoczynska (The Lure, 2015) que explora los límites de la memoria y la forma en que se tejen con la realidad. Kinga, por algún motivo ha elegido no revivir un momento de su vida, y con ello ha borrado a todas las personas a su alrededor, sin embargo, consigue recordar su clave bancaria y el lugar donde se ubican los fusibles de la casa. Este último aspecto perturba a Krzysztof, su esposo, que se muestra distante pese a su regreso y se molesta al saber que la memoria le ha jugado una mala pasada al seleccionar solo ciertos elementos para recordar. Smoczynska utiliza este momento para crear un nuevo eje narrativo: la relación desde el olvido. ¿Se puede cimentar algo –nuevamente- a partir de cero? ¿La mente realmente consigue olvidar? Lejos del misterio que envuelve la desaparición de Kinga, el filme se decanta hacia el reconocimiento de las relaciones interpersonales y la reconstrucción de las mismas a partir de una hoja en blanco. Gracias a la paleta de colores y al lente de Jakub Kijowski, se hacen evidentes los procesos mentales específicos que van sucediendo en la mente de Kinga; desde un inicio lúgubre en tonos que se inclinan del negro al azul, hasta el momento en que la mujer cree que nuevamente está fuera de sí, simbolizada por los granos de arena que desaparecen a su paso. Fuga no sólo consigue exponer, de manera eficaz, los detonantes que consiguen llevar a alguien a un quiebre mental, sino que propone que existe una remota posibilidad donde el pasado puede ser dejado atrás.
EL (@elislimon)
De chaque instant
Dir. Nicolas Philibert, Francia, 2018
★★★
Después de sufrir una embolia en 2016, Nicolas Philibert tuvo que ser hospitalizado. Entre turno y turno, donde tenía la oportunidad de convivir con las mujeres y hombres que se dedicaban a su cuidado, el documentalista decidió retratar los vaivenes de una de las ensombrecidas profesiones de la medicina: la enfermería. Capturando la preparación de los aspirantes a enfermería del Instituto Croix Saint-Simon, Philibert nos permite apreciar las inseguridades, los conflictos internos, los vínculos con los pacientes y la dedicación que estas personas tienen hacia su profesión.
De chaque instant está dividido en tres partes, ilustradas por intertítulos que forman parte de un compendio de poemas realizados por Yves Bonnefoy. Cada uno comprende un ciclo específico en la formación de los profesionales. La primera hace énfasis en el correcto lavado de manos, la toma de presión arterial y la forma de colocar a alguien en una silla de ruedas. Conforme las secciones avanzan, se hace mucho más evidente la implicación de los enfermeros hacia sus pacientes y lo problemático que puede ser pasar de la teoría a lo práctico. En un principio, durante sus primeras clases, la invasiva lente del documentalista es expuesta por alumnos que parecen actuar ante una cámara más que construir un relato verdadero, pero tan pronto se olvidan del intruso que los observa, el fluir del filme pasa de ser algo meramente cómico a un relato enternecedor. Durante una entrevista que es realizada a una de las enfermeras después de su internado, la joven rompe en llanto al implicarse con una de sus pacientes y saber los motivos que la preocupan. Así, poco a poco, observamos a esos –en un principio- pequeños bufones, madurar y preocuparse por la salud de aquellos que tienen a su cargo. Con De chaque instant, Philibert no sólo lograr retratar una desestimada profesión, sino la comprensión que instante a instante se va forjando en este grupo de estudiantes.
EL (@elislimon)