día 1· día 2 · día 3 · día 4 · día 5 · día 6 · día 7 · día 8 · día 9 · día 10 · día 11 · día 12
Papusza (Dir. Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze, Polonia, 2013)
★★★★
La historia de Papusza, como se le conocía a Bronislawa Wajs, es sumamente asombrosa, y la forma en que la cuentan Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze, los directores (desconozco si relacionados con los mexicanos que comparten apellido) la hace aún más fantástica. La mujer, gitana, vivía inmersa en las tradiciones de esa endogámica y misteriosa comunidad, errante por Polonia. Siendo apenas una muchachita fue obligada a casarse con uno de los líderes del grupo, se encargó de la educación de su hijo y no tuvo más que adaptarse a la vida que le tocó llevar. Pero Papusza, que desde niña mostró interés por la lectura y escritura (al principio le costó el repudio de su grupo; nunca una gitana de su clan lo había hecho), mostró dotes poéticos de calado. La poesía le otorgaba la libertad que le era negada en su comunidad; le permitía expandir los alcances de su mirada. Avatares distintos del destino terminaron convirtiéndola en una sensación de las letras en Polonia y, sin embargo, su vida siempre fue dramática y sufrida. Filmada de forma lírica en un purificado blanco y negro (que por momentos parece evocar a Béla Tarr), con la búsqueda constante del encuadre estético y eficaz, la película parece flotar por el tiempo, en un nebuloso ir y venir que permite contextualizar la historia a partir de los diferentes períodos políticos y sociales que vivió Polonia durante el pasado siglo. Uno de esos encantadores descubrimientos de festival.
AFD (@SirPon)
The Congress (Dir. Ari Folman, Israel / Alemania / Francia, 2013)
★★★
En Waltz with Bashir (2008), Ari Folman usó la animación para retratar los fragmentos, llenos de fantasía e imaginación, que faltaban en su memoria de los hechos que padeció en la Guerra de Líbano a mediados de los ochenta. En The Congress, este formato lo usa con fines distópicos. Robin Wright, interpretada por Wright misma, es una actriz de edad mediana que firma un contrato en el que permite que se escanee su imagen para usarse como la productora Miramount desee, sin que la mujer envejezca, en los papeles que plazca. El contrato dura 20 años y le prohíbe volver a actuar. Una vez cumplido ese plazo, la industria del cine ha vuelto a revolucionar, y Wright acude a un congreso a las oficinas de la productora misma para ver qué nuevo trato tienen que ofrecerle. Para entrar, es obligada a beber una sustancia cuyo efecto es que todo lo perciba como una animación, y lo que percibe no es la realidad sino alucinaciones derivadas de su propia bioquímica… o algo así. Todo ocurre al borde de una revolución que está transformando el mundo. Aunque esta ciencia ficción –que cuestiona los cimientos de la industria cinematográfica más poderosa y con más repercusión en el imaginario cultural de todo el mundo– ataca con fuerza los cimientos de Hollywood, el star system y la manera en la que los espectadores consumimos cine, la ambición de The Congress es tan desmedida que ni los acabados del guión, ni la calidad de la animación, logran alcanzar la vara altamente impuesta por el israelí.
SOR (@SofOchoa)