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En el quinto día de actividades del 31º Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) revisamos Oscuro animal, dirigido por el cineasta colombiano, Felipe Guerrero; Amama, del realizador español Asier Altuna; y The Paradise Suite, del director holandés Joost van Ginkel.
Oscuro animal
Dir. Felipe Guerrero, Colombia/Argentina/Holanda/Alemania, 2016.
★★★★
(Largometraje iberoamericano de ficción)
A primera vista, el escenario de Oscuro animal (2016) luce como un paraíso verde al interior de la selva colombiana, sin embargo los paramilitares armados deambulan por la zona. Un día, Rocío (Marleyda Soto) regresa a su aldea y se percata que las cabañas han sido saqueadas y abandonadas. Por su parte, La Mona (Jocelyn Meneses) espera en casa la llegada de su esposo, un agresivo paramilitar que abusa sexualmente de ella y la golpea. Y finalmente, Nelsa (Luisa Vides), una mujer perteneciente a un grupo paramilitar, cuestiona el conflicto armado y busca abandonar a sus compañeros en las salvajes tareas de asesinar y enterrar los cuerpos de los agricultores. El primer largometraje de ficción del cineasta colombiano, Felipe Guerrero, es un estudio de tres mujeres que huyen de las zonas rurales devastadas por los conflictos armados en Colombia a la relativa seguridad de Bogotá. Simbólica y literalmente, se les ha negado la voz las mujeres; el director opta por no emplear diálogos. Los silencios inconmensurables de la película denotan el sufrimiento humano, y las actrices desarrollan un excepcional trabajo gestual y corporal para transmitir los traumas psicológicos y dolores físicos de sus personajes. La fotografía de Fernando Lockett (Viola, 2012; La princesa de Francia, 2014) es límpida y rica en texturas: tomas prolongadas que hacen hincapié en una claustrofobia inhumana que padecen los personajes, ya sea en las penumbras de los interiores o en los paisajes de la selva amenazante. El diseño y la edición sonora son extraordinarios; los sonidos y ruidos de la naturaleza son omnipresentes a lo largo del relato. Oscuro animal es un relato sobre cómo las heridas y cicatrices corporales nunca se borran; es un filme imprescindible –que va más allá del contexto colombiano y latinoamericano– sobre la barbarie del hombre.
LFG (@luisfer_crimi)
Amama
Dir. Asier Altuna, España, 2015
★★★★
(Largometraje iberoamericano de ficción)
En una casa de piedra, un bastión de la tradición rural en el País Vasco, los residentes se sienten tan atrapados por un destino que les fue impuesto desde el nacimiento. Los tres hijos de Thomas (Kandido Uranga) e Isabel (Klara Badiola) son conocedores de esta realidad; los más jóvenes desean adaptarse a la vida urbana, los lujos y comodidades que la ciudad ofrece, pero sus intenciones y deseos son vistos como una traición a las costumbres familiares. Ellos están decididos a luchar contra la obstinación irrazonable del padre, quien se muestra duro y arcaico como la antigua tierra en la que vive. Amama (Amparo Badiola), la abuela de la familia –una observadora y sigilosa anciana–, observa cómo su familia comienza a desmoronarse poco a poco. Amama (2015), el primer largometraje de ficción de Asier Altuna, es un fascinante viaje por el País Vasco rural que se centra en una familia que vive en equilibrio entre la tradición y la modernidad, pero que debe lidiar con sus choques, contradicciones y tensiones. Hablado en lengua euskera, el filme, mediante el relato de un paisaje rural destinado a la extinción, permite conocer, descubrir e interesarse en las costumbres e ideologías de la Euskadi, una comunidad que, al igual que Cataluña, pelea con fuerte obstinación contra la absorción de la cultura española dominante. En última instancia se trata de una película rica en simbolismos que expone los dilemas en torno a conceptos como la tradición, el deber filial y la unidad familiar.
LFG (@luisfer_crimi)
The Paradise Suite
Dir. Joost van Ginkel, Holanda, 2015.
★★★½
(Panorama internacional)
Ámsterdam, una de las ciudades con más visión de futuro de Europa, es el escenario de la segunda película de Joost van Ginkel (170 Hz, 2011). Girando alrededor de los puntos de vista de seis personajes, The Paradise Suite (2015) retrata situaciones recientes del complejo tejido social de Europa respecto a los refugiados, los migrantes ilegales, la trata de personas y el comercio sexual. Un africano que se dedica a la recolección de rosas, una joven búlgara que sueña con convertirse en un modelo, un exmiembro de la milicia de Serbia que ahora es dueño de un burdel, una mujer de Bosnia que busca venganza, un director de orquesta sueco que le exige a su hijo ser el mejor pianista; todos ellos conforman el complejo tapiz y las secciones transversales de las relaciones humanas que se encuentran en una ciudad famosa por su diversidad cultural, su apertura y su libertinaje. Ginkel logra salir avante en las múltiples transiciones, en ese constante ir y venir de un punto de vista a otro. Aunque los personajes son arquetipos de los relatos occidentales –el hijo rebelde, el cristiano piadoso, el hombre abusivo, la mujer ingenua– el guión de The Paradise Suite posee la coherencia y el rigor suficiente para mantener la atención del espectador en cada uno de los personajes generando tensión a lo largo de la historia. Hay varias escenas verdaderamente inquietantes capaces de cuestionar la moralidad humana (la despiadada escena de violación de Irreversible de Gaspar Noé seguramente sirvió como influencia en una secuencia donde tres adolescentes son violadas) con resultados crueles y desgarradores porque en muchas ocasiones las atrocidades quedan impunes.
LFG (@luisfer_crimi)