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Ida (Dir. Pawel Pawlikowski, Polonia / Dinamarca, 2013)
★★★★½
Hace años, en el 2000, vi aquí en Londres Last Resort, un pequeño y emotivo filme sobre una mujer rusa que viajaba con su hijo a Inglaterra para encontrarse con su novio, pero nunca lo hallaba. Su director, Pawel Pawlikowski, polaco residente en el Reino Unido, comentaba que nutrió de muchas experiencias que tuvo como inmigrante a una película que era melancólica y cruda, pero que también tenía fulgores de esperanza. 13 años después (dos filmes más en el inter) se presenta en el London Film Festival con la que bien podría ser la mejor película del festejo cinematográfico: Ida, uno de esos filmes que consagran carreras. En un afilado y puro blanco y negro, utilizando el formato 4:3, encuadrando con espaciosos aires en la parte superior de la toma (como queriendo acentuar lo lejano que nos queda el cielo), y escatimando los movimientos de cámara al máximo, Pawlikowski cuenta la historia de una sierva de Dios, a punto de tomar los votos (castidad, obediencia y pobreza), que en la Polonia de los sesenta emprende la búsqueda por sus orígenes de la mano de una tía que en sus mejores días tuvo poder político, y sigue siendo atractiva, libertina y extrovertida, pero que vive apabullada por los estragos del pasado…y del presente; aunque los anestecia con vodka. Juntas rastrean las raíces judías de la monja, y el destino de sus padres. Un filme respetuoso, que reflexiona sobre la identidad y el poder de la fe, con alma refulgente. Incuestionablemente una de las mejores películas de este año; Ida representa la entrada de Pawel Pawlikowski a la élite de los grandes realizadores europeos de este momento.
AFD (@SirPon)
El genial director Pawel Pawlikowski durante el Q&A / Foto tomada con Windows Phone Nokia Lumia 925. #SwitchToLumia
Sarah Prefers To Run (Dir. Chloé Robichaud, Canadá, 2013)
★★★
El debut de la canadiense Chloé Robichaud es un meticuloso retrato de su protagonista, Sarah (Sophie Desmarais), una joven y talentosa corredora a la que le ofrecen una beca para estudiar en Montreal y seguir corriendo. Su pasión es clara, pero el mundo a su alrededor no se orquesta a favor de ésta. Es ella la que tiene que luchar para que las cosas sucedan y, en el camino, las piedras que se le plantan le despiertan dudas porque obviamente no es una joven normal. Apenas puede dedicarle pensamientos a eventos que no tengan que ver con correr, y eso la hace más fría que misteriosa. Es esa frialdad lo que permea en el tono general de la película, más que la pasión por hacer las cosas.
SOR (@SofOchoa)