Selección Oficial de Largometraje Mexicano #FICM2015
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En el octavo día de actividades del 13º Festival Internacional de Cine de Morelia (FICM) tuvimos la oportunidad de ver The Assassin (Hou Hsiao-Hsien) y High-Rise (Ben Wheatley).
The Assassin
Nie yin niang, Dir. Hou Hsiao-Hsien, Taiwán/China/Hong Kong, 2015.
(Estrenos internacionales)
★★★★ ½
Ambientado en la China solemne del siglo IX, la joven Nie Yinniang (Shu Qi) ha vivido años en el exilio para dedicarse arduamente a las artes marciales y transformarse en una despiadada e infalible asesina que tiene la misión de aniquilar a los déspotas tiranos. Cuando debe trasladarse a Weibo para matar al gobernante, se percata que se trata del hombre al que amó en el pasado, situándose en una compleja encrucijada. Hou Hsiao-Hsien construye una obra colosal; visualmente, el director taiwanés elige un formato clásico, proporción 4:3, y se apoya en la fotografía de Ping Bin Lee (Deseando amar, 2000; Millenium Mambo, 2001) para enmarcar a sus personajes en cuadros preciosistas de tonos nostálgicos. Atmósferas, ambientes, lugares y fondos conforman el elocuente placer visual que está íntimamente ligado a los conflictos internos de la protagonista. Las secuencias de batallas son elaboradas con cadencia y extrema elegancia; más que un vulgar espectáculo de violencia estilizada, se trata de coreografías dancísticas donde los cuerpos y los vestuarios se enganchan y se repudian en un juego de velocidad, habilidad física y movimiento. Otro elemento satisfactorio es el gentil y mesurado tratamiento con el que se conducen las situaciones; en lugar de hacer una insolente historia de venganza, muerte y violencia, el director subvierte el género de las artes marciales de una manera digna para otorgarle preponderancia al honor, la elección y la libertad moral. Hou Hsiao-Hsien es un autor al que le gusta tomarse su tiempo para expandir los vacíos y recurrir a los silencios extremos y permitirnos la contemplación de lo humano y la reflexión existencial.
LFG (@luisfer_crimi)
High-Rise
Dir. Ben Wheatley, Reino Unido, 2015.
(Estrenos británicos)
★★★ ½
Basado en la novela de J. G. Ballard, High-Rise (2015) detalla cómo funciona el sistema de clases sociales al interior de un rascacielos. Robert Laing (Tom Hiddleston), un ambicioso y joven médico, llega al enorme edificio como nuevo residente; ahí, él será testigo de cómo los habitantes de los pisos superiores gozan de lujos que los residentes de los primeros pisos no poseen. De esta manera comienza a sembrarse el descontento, el desprecio y la rabia entre los inquilinos. La guionista Amy Jump (Sightseers, 2012) y el cineasta Ben Wheatley (A Field in England, 2013) recurren al bloque de pisos, concreto armado y cristales para construir un barril de pólvora sobre la lucha de las clases sociales exhibiendo la explosión en un sofisticado y disparatado espectáculo. El cineasta británico se niega a otorgarle comodidades al espectador y decide orillarlo hacia el misterio desafiándolo para que éste saque sus propias conclusiones sobre la cadena de conflictos que se tejen al interior del rascacielos. Debido a que los personajes y las situaciones están subordinadas a la anarquía, Wheatley emplea una cuidadosa edición, incluyendo interludios musicales que oscilan de las piezas instrumentales de Clint Mansell hasta los sonidos melancólicos de Portishead. El cineasta británico recurre a la estilización de varios sucesos violentos (la ralentización de un suicidio, el juego caleidoscópico en una desquiciada masacre); de esta manera, observamos el caos y el libertinaje desde una distancia segura –como si estuviéramos en uno de los edificios vecinos–, en lugar de ser consumidos como la novela lo logró de manera exhaustiva. La fotografía de Laurie Rose (Kill List, 2011) le saca provecho a la ‘super-arquitectura’ de forma grandilocuente; cada composición permite juegos visuales de líneas horizontales, verticales y diagonales, enfatizando la importancia de los materiales y volúmenes del rascacielos que, sin duda, es un personaje más en este relato.
LFG (@luisfer_crimi)