Con un ejemplar sistema de salud, su excelente prestación de guardería patrocinada por el Estado, y las políticas ambientales más destacadas del mundo, Suecia es prácticamente una metonimia de la progresividad social; es el canario en la mina de carbón que sirve para poner en práctica las políticas (políticamente correctas). Por lo tanto, no es ninguna sorpresa que los cines en Estocolmo son los primeros en el mundo que emplean la representación de género como un factor en el sistema de clasificación oficial, comprometiéndose a dar la calificación A a todos aquellos filmes que aprueben el test de Bechdel.
El test de Bechdel se inventó a mediados de la década de los ochenta, cuando en las tiras cómicas de Alison Bechdel, Dykes to Watch Out For, se mostraba a un personaje que se negaba a ver una película que no tuviera, por lo menos, dos mujeres que hablaran entre sí acerca de algo más que un hombre. Específicamente, en el episodio “The Rule”, el personaje femenino de la tira cómica señala que sólo ve un filme si cumple con los siguientes requisitos:
A) En el filme debe haber, por lo menos, dos personajes femeninos.
B) Estos personajes deben mantener una conversación en algún momento.
C) Esta conversación debe tratar sobre algo que no sea un hombre. Este punto no se limita a las relaciones románticas; por ejemplo, si dos hermanas hablan de su padre o de su hermano no superan el test.
Al final, el personaje indica que el único filme –en aquel momento– que aprobaría el test sería Alien (1979) de Ridley Scott.
A partir de 1985, el test ha sido un instrumento para indicar, de forma sencilla, la poca presencia femenina en la industria del cine, centrándose en contenidos que pasan por alto el punto de vista femenino. Hoy en día, si el test de Bechdel fuera el instrumento para exhibir o no un filme, no habría mucho que mostrar en taquilla. Ellen Tejle, directora de Bio Rio, uno de los cuatro cines de Estocolmo, señaló que la campaña para adoptar este nuevo sistema de clasificación busca:
Abrir los ojos de los espectadores, debido a que pocas veces están acostumbrados a ver a un superhéroe femenino, o alguna profesora o mujer que genere retos y desafíos emocionantes para el espectador. El objetivo es ver más historias y perspectivas desde el lado femenino.
Investigaciones realizadas en E.U.A. indican que las mujeres están poco representadas en la pantalla, y que el cambio en los últimos 60 años ha sido muy pobre. Por ejemplo, de las 100 películas más taquilleras de los Estados Unidos en 2011, las mujeres representaban el 33% de todos los personajes y sólo el 11% de los protagonistas, según un estudio realizado por el Centro de San Diego para el Estudio de las Mujeres en Cine y Televisión.
Otro estudio, realizado por el Centro de Política Pública Annenberg de la Universidad de Pennsylvania, mostró que la proporción de hombres a los personajes femeninos en el cine se ha mantenido en alrededor de dos a uno por lo menos seis décadas. Ese estudio, que examinó los 855 filmes más exitosos en taquilla de 1950 a 2006, indicó que los personajes femeninos tenían el doble de probabilidades de ser vistos en las escenas sexuales explícitas, así como los personajes masculinos eran más propensos a ser vistos como violentos.
Por su parte, la actriz y productora Jada Pinkett indicó:
¿Un sistema feminista de clasificación? ¡Es muy interesante! Pongámoslo a prueba y veamos si funciona.
Mientras, la física e investigadora Tanja Bergkvist manifestó:
Si quieren diferentes tipos de películas deberían producir más y no censurar el trabajo de los otros.
La iniciativa, apoyada por el Swedish Film Institute, se enfrentará a la sorprendente escasez de, por ejemplo, directoras de cine. De acuerdo a un reporte de 2012, en la industria de Hollywood, sólo el 5% son realizadoras activas, lo que significa una reducción del 2% con respecto al 2010, año en que Kathryn Bigelow logró ser la primera mujer en obtener un Oscar a la Mejor Dirección por The Hurt Locker, filme que no aprobaría el test. Otra complicación es su carácter de censura, pues de acuerdo a sus parámetros, filmes como Enough Said de Nicole Holofcener (donde los personajes de Catherine Keener y Julia Louis-Dreyfus hablan todo el tiempo de James Gandolfini) no podrían exhibirse. Además, la exhibición de sexo y violencia pasarían a segundo término al momento de definir la clasificación de los filmes.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuentes: The Guardian, USA Today