‘En la cuerda floja’, la verdadera historia de Philippe Petit - ENFILME.COM
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‘En la cuerda floja’, la verdadera historia de Philippe Petit
Publicado el 16 - Oct - 2015
 
 
Conoce la historia de Philippe Petit, el hombre que caminó a más de 400 metros sobre el suelo, encima de una cuerda floja que conectaba las Torres Gemelas de Nueva York. - ENFILME.COM
 
 
 
por Luis Fernando Galván

Conoce más verdaderas historias que inspiraron al cine

El miércoles 7 de agosto de 1974, los transeúntes del Bajo Manhattan se detuvieron bruscamente para presenciar un evento complejo, anormal y extraño que quebrantó la dinámica cotidiana de la ciudad. En el cielo vieron una figura desplazarse; no era un pájaro, tampoco un avión, y mucho menos Superman. Aquella gran algarabía montada a mitad de la calle, se debía al temerario acto de Philippe Petit, un funámbulo francés que caminaba, a más de 400 metros sobre el suelo, encima de una cuerda floja que conectaba las partes superiores de las Torres Gemelas del World Trade Center.

En la cuerda floja (2015), de Robert Zemeckis, no es la primera película sobre Philippe Petit y su “golpe”, como él se refería a su acto. En 2008, el documental Man on Wire, dirigido por James Marsh, que adjudicó el título a su filme a partir de tres palabras que se encuentran en el informe redactado por la policía, se consolidó como una profunda reflexión sobre la audacia, los límites del acto artístico, las consecuencias de un acto criminal y las motivaciones de un hombre ávido de fama y grandeza. Ahora, el director de Volver al futuro (1985) y Forrest Gump (1994) recrea –con la ayuda de la tecnología 3D, meticulosos efectos visuales y el formato IMAX– los espacios y vacíos que experimentó Petit, así como las atmósferas envolventes que sugieren peligro y vértigo de manera efectiva y verosímil.

Man on Wire, Dir. James Marsh, Reino Unido/Estados Unidos, 2008.

The Walk, Dir. Robert Zemeckis, Estados Unidos, 2015.

 

El origen del “golpe”: la obsesión de ejecutar una hazaña

Considerado uno de los primeros juglares modernos en París, Philippe Petit (nacido en Nemours el 13 de agosto de 1949) fue un completo artista callejero; equilibrista, monociclista, mimo y mago. A finales de la década de los sesenta, mientras acudió a una cita con el dentista, Petit, instalado en la sala de espera, tomó una revista y encontró un artículo sobre el proyecto de construcción del World Trade Center en Nueva York. A partir de ese momento se dio un romance, una obsesión a primera vista con aquellas enormes torres. Quizá después se habría enterado, pero aquella casualidad detonó el sueño de Petit:

Mi historia es un cuento de hadas. Aquí estoy, un joven de 17 años, con un diente malo en uno de esos pálidos consultorios de un dentista francés. ... [Y], de repente, me quedo congelado porque he abierto un periódico en una página y veo algo magnífico, algo que me inspira. Veo dos torres y el artículo dice que un día esas torres se construirán. Ni siquiera están allí todavía. Pero cuando son, se convierten en las más altas del mundo. Ahora, tengo que tener eso; este pequeño comienzo tangible de mi sueño, pero todo el mundo está mirando, no me importa, yo necesito esa página. Y así, lo que hago es, bajo la cobertura de un estornudo fingido, desprendo la página, y la pongo debajo de mi chaqueta. Al poco tiempo salgo de ese lugar. Ahora, por supuesto que tendré un dolor de muelas durante una semana. Pero ¿qué es ese dolor en comparación con lo que ahora he adquirido? Sí, mi sueño.

 

La preparación: el camino hacia el World Trade Center

En el ínterin, se entrenó con el artista de circo checo, Rudy Omankowsky. Petit caminó entre las torres de Notre Dame en 1971, y en 1973, caminó entre dos de las torres de alta tensión del Sydney Harbour Bridge. Al igual que sus performances en la calle, estos dos actos también eran ilegales. Pero eran importantes peldaños en su camino hacia el World Trade Center.

Empecé, muy joven, a ser un equilibrista autodidacta. Mi sueño no era conquistar el universo; mi sueño era, como poeta, conquistar bellas etapas.

La postura idílica y romántica de Petit le nublaron la mente para pensar de manera práctica en su misión. La primera vez que llegó a Nueva York para revisar las condiciones de las torres, se dio cuenta que la realidad era más dura y compleja que sus sueños e ilusiones:

En el momento que salí del metro, mientras subía las escaleras, miré hacia las torres y sabía que ya no eran un sueño. Mi sueño había sido destruido inmediatamente. Imposible, imposible, imposible. Es claramente imposible caminar ahí, ¿por qué no había pensado en eso? Tengo que trasladar casi una tonelada de equipo, en secreto, sin que nadie se dé cuenta y subirlo de plataforma en plataforma durante varias horas. Es una misión claramente fuera de toda escala humana posible. Pero algo en mi interior sigue impulsándome.

Petit exploró los edificios, estudiando tiempos, situaciones y modos en los que podría acceder al lugar. El equilibrista se disfrazó de todo; desde un turista hasta trabajador de la construcción, pasando por arquitecto y periodista.  cuenta de las formas en que en realidad podría penetrar en el sitio, disfrazándose de todo, desde un turista a un trabajador de la construcción con un arquitecto para un periodista.

Un día, mientras revisaba y estudiaba la zona, Petit se encontró con un hombre llamado Barry Greenhouse, que trabajó para el Departamento de Seguros del Estado de Nueva York en el piso 82º de la torre sur. Barry había visto actuar a Petit en París, y lo reconoció de inmediato. El francés decidió compartirle sus planes, y el estadounidense accedió a participar como un cómplice para otorgarle información sobre el interior de la torre.

Petit contrató a un helicóptero para tomar fotografías aéreas y construir un modelo a escala para estudiarlo concienzudamente durante las noches antes del acto. También logró colarse en el techo de una de las torres. Entre sus cómplices estaban su novia Annie Allix, el fotógrafo Jim Moore, Francis Brunn (quien suministró financiamiento para el proyecto) y Jean-Louis Blondeau, cuyo apoyo logístico fue fundamental para llevar a cabo el plan.

 

Caminando sobre la cuerda floja

Dos equipos, uno de los cuales fue dirigido por Petit, comenzaron a la misión el 6 de agosto –un día antes del gran “golpe”–. El equipo A se dirigió a la cima de la torre norte; llevaban un intercomunicador, un arco y una flecha unida a una línea de pesca. Mientras que el equipo B (comandado por Petit) comenzó el ascenso en la torre sur trasladando una pesada cuerda hasta la azotea del edificio. Después de varias horas de arduo trabajo y sincronización, los dos equipos trabajaron durante toda la noche y la madrugada del 7 de agosto para colocar la cuerda de un extremo a otro de las torres. Además de la cuerda principal, se adjuntaron dos cables estabilizantes. Éstos se colocaron de manera horizontal y perpendicular a la misma altura de la cuerda. Petit quería que la cuerda estuviera lista a las 6 de la mañana, no fue así. A pesar del retraso, el francés cruzó entre las torres ocho veces durante 45 minutos. En algún momento, él se puso de rodillas, e incluso se recostó sobre el cable.

Como era de esperarse, Petit y sus cómplices fueron detenidos, pero un juez indicó que si Petit ofrecía un espectáculo para niños en el Central Park de Nueva York, los cargos se cancelarían. El francés, evidentemente, estaba feliz de seguir la recomendación del juez y, días más tarde, realizó un nuevo acto de funambulismo sobre el lago Belveder. Su historia de amor con Nueva York continuó: realizó un paseo sobre la cuerda floja en el Lincoln Center, y se le dio un pase vitalicio al observatorio del World Trade Center original (que se encuentra en la torre sur). No tenía fecha de caducidad, pero lamentablemente la tragedia del 9/11 impidió que el artista volviera a pisar sus queridos edificios.

No hay un por qué específico. Para mí, es, en realidad, algo tan simple, que la vida debe ser vivida en el borde de la vida. Hay que ejercer la rebelión, hay que negarse a adherirse uno mismo a las reglas, a rechazar nuestro propio éxito, a negarse a repetirnos a nosotros mismos. Debemos ver cada día, todos los días, todos los años, cada idea como un verdadero desafío y sólo así van a vivir su vida en la cuerda floja.

 

TEXTOS CONSULTADOS:

- To Reach the Clouds: My High Wire Walk Between the Twin Towers, escrito por Philippe Petit (2008).

- The High-Level Scheming Behind Philippe Petit’s Twin Towers Tightrope Walk, escrito por Jennifer Latson (2015).

 
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