La guerra representa la capitulación de los humanos encargados de los destinos de sus pueblos a la posibilidad de entenderse de manera civilizada. Renunciar a la paz significa abrir el campo para que el horror de la destrucción se convierta en la realidad que deben padecer muchas personas, durante mucho tiempo. Una vez que se apuesta por esa solución, es difícil después activar los mecanismos que pueden ponerle freno a la barbarie, porque cuando la violencia comienza a cobrar vidas, se dispara una cadena de destrucción y venganza difíciles de contener.
Por fortuna, la mayoría de la gente no ha vivido en carne propia la devastación de la guerra por lo que la forma más cercana que tenemos de conocerla, de vivenciarla es a través del cine. Son tantas las muestras, tan recurridos los ejemplos que los filmes de guerra se han ido convirtiendo casi en un género en sí mismos. Tienen su propio ritmo, sus propios códigos, sus propios esquemas narrativos. Poderosos filmes de guerra visualmente estilizados y de abrumador discurso como Apocalypse Now! de Francis Ford Coppola (1979), The Cranes Are Flying de Mikhail Kalatozov (1957) o Come and See de Elem Klimov (1985) -considerado por muchos el mejor filme de guerra de la historia- nos han permitido no solo testimoniar sino en realidad experimentar la profundidad de la locura, la impotencia, la desesperación y el dolor que viven quienes quedan atrapados en la sinrazón de la guerra.
Ashes in the Snow (Retratos de una guerra) es una película de Marius A. Markevicius que relata la historia de una familia que vive el momento de la ocupación soviética a Lituania, el país báltico situado entre Letonia, Bielorrusia y Polonia, como parte de la estrategia de Stalin, en 1941, por expandir su dominio de terror aprovechando la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial. La madre Elena (Lisa Loven), su hija Lina, (Bel Powley) e hijo pequeño son separadas del padre, y enviados a Siberia para hacer trabajos forzados, viviendo en condiciones cercanas a las que se padecieron en los campos de concentración donde los alemanes torturaron y asesinaron a tantos judíos. Lina, una adolescente con talento para el dibujo, se preparaba para ingresar a una escuela de arte en la que pudiera desarrollar sus habilidades, cuando su sueño es brutalmente interrumpido con la llegada de las tropas soviéticas. Entre los malos tratos de los soldados, las incomodidades, las inclemencias del clima, el sufrimiento de la madre y de su hermano menor, Lina intenta preservar la cordura a través de su arte y el despertar de la pasión romántica por un chico que se encuentra en condiciones similares a la suya.
Tuvimos la oportunidad de hablar con Bel Powley, quien se encontraba desde su encierro, en la ciudad de Londres -de donde es originaria-, sobre su personaje y el filme en el que participó.
¿Cómo fue que te involucraste en el proyecto de Ashes In The Snow?
Estaba en Los Angeles haciendo promoción para mi película Diario de una chica adolescente (2015) cuando conocí a Marius (Markevicius) y me platicó del proyecto. Me impresionó desde un principio la pasión con que lo contaba, pues él es lituano y, por supuesto, es alguien muy apegado a la historia de su país, por lo que le interesaba contar y hacer del conocimiento del mundo ese penoso episodio que vivieron sus antepasados.
¿Cuánto sabías de la historia de Lituania cuando te involucraste en el proyecto y qué tanto investigaste de ella para interpretar tu papel?
La verdad es que no mucho, para ser honesta. En la educación inglesa no se pone demasiada atención a la historia de Lituania, pero posteriormente, a partir de las charlas con Marius, me empezó a interesar lo que me platicó y empecé a investigar más acerca de la tragedia que vivió la población lituana y que, por desgracia, es poco conocida en el mundo aunque ahora, gracias a Ashes in the Snow, esperemos que llegue a ser conocida por mucha más gente en el mundo.
¿Qué fue lo que más te interesó de la historia y qué fue lo que más te conmovió de ella?
Desde un principio me llamó mucho la atención la resiliencia de los lituanos, la forma en que padecieron por tantos años la dominación soviética sin perder jamás su sentido de identidad nacional, y me conmovió mucho enterarme del enorme sufrimiento que representó para ellos el haber vivido una tragedia de larga duración, no de las que ocurren en un momento y tienen repercusiones durante mucho tiempo, sino que se desarrollan a lo largo de un lapso prolongado de tiempo. Haber podido platicar con la persona real en la que estuvo basado el personaje de Elena, mi madre en el filme, me ayudó a entender de mejor manera lo que ella y los suyos vivieron y sufrieron.
¿Qué piensas de la forma en que se representa en la película el rol que jugaron las mujeres, principalmente interpretadas por Lisa Loven y por ti, en ese capítulo de la historia de Lituania?
Es muy interesante porque creo que debido al proceso que se ha vivido en el mundo en los últimos años, principalmente a partir del movimiento de Me Too, se han vuelto más visibles las historias de mujeres como protagonistas. Es posible que si eso no hubiera ocurrido, este tipo de películas habrían pasado más desapercibidos, pero me alegro mucho que no sea así. Ashes In The Snow, entre otras cosas importantes, retrata la fortaleza de las mujeres (no solo las protagonistas) incluso en los momentos más críticos de una guerra y enfatiza la forma en que ello permite sostener a una comunidad que parece resquebrajarse y, a partir de eso, resistir en las difíciles condiciones que lo hicieron durante tanto tiempo.
Ya puedes ver Ashes in the Snow en Filmelier
EF