Entrevista. Melina León, directora de ‘Canción sin nombre’ #Cannes2019 - ENFILME.COM
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Entrevista. Melina León, directora de ‘Canción sin nombre’ #Cannes2019
Publicado el 23 - May - 2019
 
 
Entrevista desde Cannes con la directora peruana, Melina León, sobre su ópera prima «Canción sin nombre». - ENFILME.COM
 
 
 

por Isabel Cárdenas Cortés

Canción sin nombre, la ópera prima de la directora peruana, Melina León, tuvo su premier mundial en Cannes 2019; el pasado 16 de mayo a las tres de la tarde se estrenó en el Teatro “Croissete” en le marco de la edición 51 de la Quincena de Realizadores; una selección paralela de las más importantes de este certamen.

“El pasado no se termina nunca de ir…”, nos dijo Melina Léon en entrevista exclusiva para ENFILME desde Cannes la madrugada del 21 de mayo. La joven directora peruana compite actualmente en la Costa Azul por la Cámara de Oro con su ópera prima Canción sin nombre; una hermosa, poética, desgarradora y terrible historia sobre los años 80 en Perú; filmada en blanco y negro. La trama se desarrolla en pleno apogeo de Sendero Luminoso; en medio de una de las peores crisis económicas que haya vivido el Perú, cuando el tráfico “legal” de niños recién nacidos era cosa de todos los días. En aquel entonces, el presidente era Alan García, quien recientemente se “pegó un tiro” – palabras de la directora–; durante su mandato, Perú llegó a una  inflación del 7.000 %, según cuenta Mario Vargas Llosa en un artículo en el País el 20 de abril del 2019. 

La protagonista de Canción sin nombre es Geo, una joven indígena de 20 años que vive en las afueras de Lima, junto con su esposo, los dos “migrantes internos”, trabajan vendiendo papas. Georgina, interpretada por la actriz Pamela Mendoza Arpi, transmite una fuerza y una fragilidad al mismo tiempo extraordinarias. La de Georgina es una Canción sin nombre; pues en efecto, las madres siempre le cantamos a los hijos; y desde que nacen, las canciones de cuna tienen un nombre… Geo nunca pudo darle un nombre a su bebita.

 

Leí que te tardaste muchos años en poder realizar tu proyecto. ¿Cuánto tiempo te tomó levantar esta película?

Entre la escritura y la producción, han sido como nueve o diez años. Claro la producción nos tomó como 5 años, desde que obtuvimos el primer fondo para realizarla. Si a eso le sumas unos años de escritura del guión; pues sí, fue un período larguísimo.

¿Y por qué te tomó tanto tiempo, fue por tus procesos creativos o fue por la dificultad que hay en ocasiones para obtener fondos para este tipo de proyectos?

Ambas cosas: yo empecé a escribir hace muchos años mientras estaba en Nueva York y creo que eso también tomó tiempo, porque como no vivía en Perú, era complicado. Digamos, yo no tenia la financiación para escribir el guión, sino que como la mayoría de la gente pues escribo los fines de semana, o lo desarrollábamos en las noches. Además, es un película dura, no era fácil ponerse  a trabajar en ella. Pienso que también demoró mucho porque trabajaba en inglés, que no es mi idioma natal.
Cuando por fin tomé el guion y la producción en mis manos; y puse todo en castellano, las cosas se facilitaron y todo se volvió más rápido.

¿Por qué lo empezaste a escribir en inglés?

Porque yo vivía en NY, mi co-escritor es norteamericano y él no habla español. Y claro, cualquier proyecto que sea artístico, que tenga un objetivo más bien relacionado al arte, no tanto al comercio; pues son pocos los que se arriesgan, pocos empresarios; y hay que ganar concursos para obtener fondos… Eso toma mucho tiempo.

Leí en una nota periodística que también participaron en el Talents de Guadalajara. ¿Cómo fue ese proceso?

La persona que estuvo en Guadalajara fue una de nuestras productoras asociadas, más bien asesora de producción, se llama Chela Guerrero; ella lleva el maravilloso “Cine Qua Non Lab”, que es un taller de escritura de guiones que se lleva a cabo en Morelia todos los años junto con José Pimentel. Yo estuve en ese taller y me ofrecieron ayudarme con algunas labores de producción, una de ellas, fue la de ir a Guadalajara. Llevaron el proyecto – y después ya no se involucraron más en la producción porque era difícil tener coproducción con México–, pero sí que ayudaron en esa parte, llevando Canción sin nombre al “Talents” de Guadalajara.

¿Y cuándo tuviste tu versión “final” del guion y pudiste arrancar para empezar a producir la película?

Yo pienso que nunca hay una versión final del guion; nunca hubo tal cosa, hemos estado trabajando sobre la marcha. Claro, la versión que ganó el Fondo Peruano del Ministerio de Cultura, es del año 2014; sin embargo a partir de ahí se trabajó mucho y obviamente también en la edición el guion tomó diferentes formas. Es un proceso continuo…

Platícame sobre los personajes: el periodista y obviamente sobre la protagonista que es sensacional; leí que la actriz te estuvo “cazando” y que ella es de un teatro comunitario ¿Es verdad que subió mucho de peso para que le dieras el papel ¿Cómo fue el casting con ella?

Sí, ciertamente, Pamela Mendoza Arpi –ella le gusta que se diga su segundo apellido— pues su segundo nombre es Quechua. Fue fenomenal, tuve mucha suerte. Conseguí entrar en contacto con ella, a través de un pequeño grupo de teatro, que se llama “Arena y esteras”; está en un barrio popular que se llama “Villa Salvador”, a las afueras de Lima. 

Como uno no cree que puede tener tanta suerte en esta vida, continué buscando, a pesar de que me había encantado su trabajo, y conforme pasó el tiempo se volvió evidente que ella era la persona que lo había hecho mejor de todas. Pasó mucho tiempo estudiando y construyendo el papel; como ella no es actriz profesional, yo sentía que teníamos que trabajar mucho; y ella es una mujer muy exigente.

Antes de darle el papel le dije: – El único "pero" que tengo contigo es que eres demasiado delgada, no logro verte embarazada de 9 meses–; así que ella comenzó por su cuenta engordar y a engordar. Y las siguientes veces que la llamé – no para darle el papel, sino para hacer alguna otra prueba–, ya había subido mucho de peso; entonces claro que era mucho más convincente. Así es que al poco tiempo, era obvio que Pamela estaba dispuesta a hacer lo que hiciera falta para construir un buen personaje.

¿Nos puedes hablar sobre el título y de donde surge esta historia? Leí que surgió de una anécdota que te contó tu papá, y que él era periodista…

Sí, mi padre me la contó. Él trabajaba en La República, que es uno de los diarios más grandes que hay en Perú; él escribió sobre este caso en el año de 1981.  Me lo contó de una manera extraordinaria: –Que había recibido el llamado de una mujer francesa una mañana, que llamaba para agradecerle por los artículos de esa época. Artículos que él había escrito 30 años atrás—. Para mi fue un impacto increíble ver que el pasado no se termina nunca de ir, el pasado regresa en los momentos más inesperados y de las formas más sorprendentes. Esa conexión entre una víctima de tráfico de personas; ella (la que llamó a mi papá), era una de las bebitas que fue robada; ahora era una mujer grande, tratando de curar las heridas de su madre biológica e intentando recuperar el tiempo perdido. Fue muy conmovedor…

¿Que tanto te alejaste de la historia original que te contó tu padre?

Nos alejamos bastante, cambiamos hasta la época, la historia real sucedió en año 1981 y la ficción ocurre en el año 88; en la historia real, no era una clínica de parto; era una guardería, donde dejan a tus niños para que los cuiden. Bueno es igualmente espantoso. Igualmente, horripilante…

Lo cambié por varios motivos, con la convicción de que para que algo se sienta verdadero es necesario acomodarlo con la imaginación, con la poesía… Claro e una historia real; tiene mucho que ver el trasfondo político, pero ya en la historia que uno cuenta en cine tiene mucho que ver la vida del director, y en la caracterización pues la sensación que creíamos que tenían en esa época los protagonistas. Hay una parte muy subjetiva en la creación de una historia, que no la dicta la realidad, es libre… Hay que explorar. Yo sentía que tenia que tener ambas cosas: la fuerza de lo verdadero, de lo real; pero también la fuerza de lo poético; lo que no se puede nombrar, que es lo que nos llama a hacer cine, o lo que me llama a mí. De otra manera pues haría otras cosas: crónicas periodísticas, más fieles a los hechos. A mí me interesa explorar otros aspectos.

Tu película es muy poética, y tiene un elemento que es muy importante: el sonido, el diseño sonoro me pareció fabuloso: te atrapa y además de aplasta; cada espacio tiene un sonido diferente como hueco, como vacío.  Es como si el sonido de la película fuera un personaje más que te persigue. ¿Era tu intención que el sonido fuera otro personaje?

¡Claro! Por supuesto siempre quisimos que todos lo elementos de la película tuvieran una personalidad definida: la música, cada canción que suena en el radio; que todo nos evoque a algo, a la época, o a una sensación determinada. La compositora el día de la premiere dijo que escuchó un montón de charangos, y fue a buscar un montón de estas pequeñas guitarras peruanas, para determinar cuál de todos estos charangos podía expresar el dolor de una madre por su hijo, cuál le sonaba más dulce. Y cada cosa lo cuidamos así.

El sonido para mí tenía que expresar el recuerdo, para mí es lo que es Lima, cómo suena Lima, Lima es eso. Lima suena a viento, a mar, es trágico, el sonido de las palomas… De hecho, trabajamos con un sonidista español, Pablo Rivas y claro muy creativo, y él ponía por ahí sus referencias madrileñas; y yo le decía: –No, Lima no suena así. Lima es un desierto, no hay árboles, sólo suenan las palomas– Y cosas así, el trabajo del sonido. Por supuesto me encanta que los aprecies y que lo veas como un personaje; yo no ´sé si pensamos que fuese un personaje más exactamente, pero sí que queríamos que tenga una personalidad y que nos ayude a transmitir esta sensación de zozobra, de terror de angustia: y también de amor… Es una mezcla…

Es inevitable no hablar de “Sendero Luminoso” ¿Qué significa para tí?  ¿Siguen desplazando gente en Perú?

Siguen, claro… Ha quedado muy reducido el movimiento Sendero Luminoso –menos mal–, pero sí sigue ahí; y seguirán ahí y aparecerán otros más violentos, como continuemos con un sistema que olvida a su propia gente, a la mayoría… Como continuemos con un sistema económico que propicia de forma tan vulgar la injusticia… Eso: el desplazamiento de la gente, el olvido… O la eterna espera…

El seguir dando ese mensaje de que “el pueblo puede esperar”; y llevamos esperando décadas, que llegue la educación, que llegue la salud… y la verdad es que hay algunas cosas que han mejorado en Perú pero todavía estamos lejísimos de poder decir que tenemos una sociedad más o menos digna.

Imagínate Alan García se acaba de matar, él era el presidente en esa época: la película parece que estuviera más viva que nunca. Lo estaban a punto de llevar preso por fin, después de tantos años…

 

 
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