Día 1 · Conferencia de Fatih Akin
En 2004, poco después del estreno de su aclamado filme, Gegen die Wand (Contra la pared), el realizador nacido en Hamburgo, Fatih Akin, declaró que el pertenecía a una generación con nuevos códigos:
Hay tres comunidades en Alemania. Dos comunidades que se unen para formar una tercera. Está la comunidad turca –la generación de mis padres– y la comunidad alemana; de la conjunción de estas dos generaciones se originó una tercera, la generación germano-turca. Esta es una generación completamente separada con sus propios códigos y su propia socialización. Tiene su propia cultura, diferente de la cultura alemana o turca.
-Entrevista con Fatih Akin publicada en OutNow [2004].
En sus películas Akin muestra los estrechos vínculos entre estas dos naciones a través de la migración. En su documental Wir haben vergessen zurückzukehren (2001), cuenta la historia de su propia familia, que emigró de una aldea de pescadores en la región turca del Mar Negro describiendo las dificultades y aspiraciones de los migrantes en tierras ajenas. Desde sus años de estudiante en la Universidad de Bellas Artes de Hamburgo, el joven Akin dirigió los cortometrajes Sensin (1995) y Geturkt (1996), así como su primer largometraje, Short Sharp Shock (1999), que retrata la vida de tres jóvenes inmigrantes en Hamburgo.
Nacido el 25 de agosto de 1973, Akin creció en un entorno repleto de violentas bandas de jóvenes; fue este medio hostil que lo motivo a canalizar su energía impetuosa en el cine. Akin comenzó su carrera como actor. Pronto se cansó de ser llamado para interpretar el prototipo del criminal turco, por lo comenzó a escribir sus propios guiones. Inspirado por las películas de Martin Scorsese, principalmente Taxi Driver y Mean Streets, pronto se dio cuenta de que tenía suficiente material como un joven en su propio entorno para escribir historias similares. Desde entonces sus películas han vivido constantemente de sus propias observaciones y experiencias personales. De esta manera, logran una veracidad auténtica e inmediata - una veracidad que golpeó con furia el cine alemán de finales de los noventa y principios del siglo XXI. Durante su conferencia magistral impartida en el 20º Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF 2017), el cineasta alemán habló precisamente sobre su educación cinematográfica temprana y sus principales influencias:
Los domingos, mis padres y yo visitábamos a los tíos. Mi primo tenía los filmes de Bruce Lee. Yo tenía 5 o 6 años; cuando tienes esa edad y ves todo lo que puede hacer Bruce Lee es grandioso. Te la crees. Después, con otro primo acostumbraba ver películas slasher, te traumatizan un poco. Evidentemente cuando era niño no sabía de cine de autor, sólo conocía filmes de acción y de terror. […] Con el paso de los años vi obras maestras del cine que abundaba en las tiendas de video, aquel procedente de Estados Unidos. Vi Taxi Driver, Apocalypse Now, Blade Runner. Conocí a los maestros: Martin Scorsese, uno de mis favoritos. […] Por ejemplo, Mean Streets es sobre italianos en otra tierra, sobre inmigrantes, sobre gente con la que me identifico. De alguna manera, mi primera película [Short Sharp Shock] se inspira en esta obra de Scorsese.
Impulsivo, crudo, visceral, salvaje y violento han sido algunos de los adjetivos para describir el cine de Akin. Su primera gran obra maestra, Gegen die Wand, cuenta la historia de la necesidad de libertad de una mujer germano-turca, Sibel (Sibel Kekilli), y cómo sus necesidades chocan con las tradiciones de su estricta familia turca . Ella entra en un matrimonio con un alcohólico mucho más viejo, mental y físicamente roto, Cahit (Birol Ünel), pero de su relación surge una fuerza que trae salvación para ambos. De la interacción entre Alemania y Turquía, nuevas perspectivas surgen constantemente en las películas de Akin. En lugar de confrontación entre religiones y nacionalidades, aspira a unir a las personas y a la reconciliación. Sin embargo, la constante lucha de opuestos (familiaridad y alienación; proximidad y distancia; aceptación y rechazo) ha agudizado la visión crítica de Akin sobre las relaciones turco-alemanas. Una y otra vez él trata de ser una especie de mediador para reflexionar en torno a las dinámicas que surgen del choque cultural centrándose, por ejemplo, en la marginación de las minorías como lo hizo en The Cut (2014), su más ambicioso filme, una reconstrucción histórica sobre el genocidio armenio.
Su más reciente obra, In the Fade (2017), sobre una joven madre alemana que pierde a su marido de origen turco y su hijo en un atentado con bomba, ha sido catalogado como un discurso socialmente consciente. Sin embargo, Akin señala que él no hace cine político:
No me interesa ser un cineasta de propaganda ni armar discursos políticos. No creo que mi cine pueda cambiar el mundo, he aprendido a lidiar en el mundo que vivo. Soy un narrador, no un político, y en mis filmes, por ejemplo, In The Fade, hago un esfuerzo por evitar la corrección política. Sí, es un filme sobre racismo –de hecho, ese tema me motivó a escribir la película–, pero también es el retrato de una madre que debe lidiar con la pérdida, con el proceso de luto.
Las investigaciones se centran en una joven pareja neonazi, pero la madre, interpretada por Diane Kruger, quiere llegar al fondo de la tragedia. La verdad y la justicia se vuelven conceptos contradictorios y mutables, y esa desesperación conduce a la mujer a pensar en la venganza como una posible solución.
La venganza es un sentimiento muy arraigado en la memoria del europeo. Tantas guerras nos hacen funcionar así. La violencia genera violencia, pero esta cadena debe romperse en algún momento.
Fatih Akin durante la conferencia magistral impartida en el GIFF 2017.