En uno de los fichajes de fin de año más sonados que se recuerden no solo en la política, sino incluso si también incluimos el futbol en la ecuación, un comunicado de la Presidencia de la República ha dado a conocer que se han llegado a un acuerdo con el cineasta mexicano, de origen tapatío, Guillermo del Toro, para que asuma las funciones de Secretario de Cultura del gobierno de Andrés Manuel López en sustitución de Alejandra Frausto.
Con motivo del infausto desempeño que ha tenido la secretaria Frausto, en un sexenio en el que se ha maltratado al arte, y dentro de las disciplinas artísticas al cine, como no alcanzaría la memoria -ni siquiera la de Funes, el memorioso- para recordarlo (claro, así como a la ciencia, a la salud, a la educación, a la seguridad; al menos no se les puede señalar de ser exclusivos en su misión destructora), se ha buscado que la figura del famoso y exitoso por talentoso director de cine mexicano ayude en algo a restañar la imagen del gobierno de López, más allá que de plano necesite una cirugía plástica mayor o, más bien, un reseteo total urgente, e incluso así sería difícil ser optimistas con el resultado.
Guillermo del Toro, que recién ha estrenado su filme Pinocchio ante la aclamación de la crítica y público internacionales, ha sido una de las pocas voces que dentro del ámbito del arte se ha atrevido a señalar los errores, desaciertos y descarados malévolos ataques al arte y la cultura que se han orquestado desde la propia secretaría de estado (generalmente ordenados de la presidencia de la república), por lo que ha sido reconocido no solo por sus pares y gente prominente del ámbito cultural, sino por la población en general. Se manifestó cuando elimino 235 fideicomisos, entre ellos los que funcionaban no solo como pilares de la producción de filmes independientes (de los que ganan festivales internacionales y muestran el buen estado en el que se encuentra el cine mexicano), sino que también fomentaban la diversidad de miradas que explican una realidad tan compleja como la mexicana.
También lo hizo cuando distintos productores y directores de películas acusaron al gobierno de haberlos engañado al no cumplirles un adeudo superior a los 85 millones de pesos, pendientes desde el 2020 y que este 2022 aún no se pagaban y que afectaban a 49 proyectos de largometraje, un incumplimiento de la Secretaría de Cultura, de Hacienda y del propio IMCINE (Instituto Mexicano d Cinematografía), respecta a apoyos que ya habían sido aprobados y no se cumplieron.
Y, por supuesto, recientemente cuando ya, sin pelos en la lengua, acusó al gobierno de López de la destrucción del cine mexicano, cuando se confirmó la cancelación de la entrega de los premios Ariel por falta de presupuesto, toda vez que la AMACC (Academia Mexican de Artes y Ciencias Cinematográficas) acusó la “grave crisis financiera” que viven como consecuencia de los recortes presupuestales. Es ya de todos conocido que todo el dinero que se ha arrebatado al arte, la cultura, las ciencias, la salud, la educación, la seguridad, todos los rubros existentes, se destina a los tres caprichos presidenciales (Santa Lucía, Dos Bocas y Tren Maya), así como a la creación de clientelas electorales y financiamiento ilegal de campañas, en un ya muy aceitado ejercicio que se documentó con claridad en el libro “El Rey del Cash” de Elena Chávez.
Se especula que después de intensas negociaciones, en las que el director de cine nacido en México exigió total libertad de movimiento, respeto absoluto a sus decisiones y evitar a toda costa involucrarlo en cuestiones partidistas, llegó a un acuerdo con el gobierno de López con la finalidad de salvar lo poco que no ha sido dinamitado del medio cultural de México, poniendo énfasis, por supuesto, en el papel que juega el cine en ello.
El comunicado oficial del gobierno dice lo siguiente:
“Guillermo del Toro asume el cargo como secretario de Cultura. El Ejecutivo Federal envío a la Comisión Permanente del H. Congreso de la Unión la ratificación ante la Cámara de Diputados.
El secretario Del Toro sustituye a Alejandra Frausto, quien está propuesta para, eh, irse de vacaciones permanentes a las Islas Marías.
El nuevo titular de la Secretaría de Cultura reitera su compromiso de mantener y afianzar la transformación del país que inició en 2018, enfatizando una óptima racionalidad en el uso de los recursos internos de la Secretaría antes que recurrir a su propia bolsa para finaciar proyectos. Le deseamos la mejor de las suertes en este encargo que, esperamos, cumpla hasta diciembre de 2030 (sic)”.
Llama la atención la fecha de finalización de su compromiso, quedando la duda de si se trata de uno más de los tradicionales errores del gobierno al informar cualquier cosa en todo momento, o si es un aviso que debe leerse, más que entre líneas, en todas sus líneas.
Todavía no se ha manifestado públicamente Guillermo de Toro, famoso también por financiar con su propio dinero apoyo a mexicanos que han sido abandonados por el gobierno, ya sea para recibir atención médica, representar a México en competencias internacionales deportivas o académicas, o para pagar las estatuillas de los premios Ariel. Lo único que se ha llegado a conocer desde ahora, sin estar del todo oficialmente confirmado, es que el realizador de cine mexicano, ganador del León de Oro en el Festival de Venecia y del premio Oscar, mencionó a sus allegados que “está bien acostumbrado a trabajar con monstruos, y conoce a la perfección la forma de domarlos”.
Y, como sí, hoy es ese día. Al menos vean este 'detrás de cámaras' de Pinocchio, de don Guillermo del Toro.