Programación e invitados especiales de la 8ª edición de IFF Panamá
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En el IFF Panamá (Festival Internacional de Cine de Panamá), Ricardo Darín dice sentirse en casa. Y no es sorprendente. Esta noche se está inaugurando, en el Teatro Balboa, la octava edición de la fiesta de cine que se ha consolidado como el puente que une las historias que se cuentan en el norte y centro del continente con las que relatan lo que ocurre en el sur, y Darín ha sido invitado especial en dos de ellas. El actor argentino, nadie lo duda, lleva años poniendo su talento y versatilidad actoral al servicio de filmes de tipos y géneros variados y de personajes diversos que exigen un repertorio amplio de recursos actorales que él intenta siempre resulten beneficiosos para las historias en las que participa. Además, su nombre, uno de los más grandes del continente (quizá solo equiparable al de los mexicanos Diego Luna y Gael García Bernal) en términos de arrastre de audiencia, se ha convertido en lo más cercano a la garantía de éxito comercial que se pueda tener. No es gratuito, pues, que en esta edición el festival haya elegido iniciar proyectando El amor menos pensado, protagonizado precisamente por Ricardo Darín en su noche de apertura.
El amor menos pensado, cinta dirigida por Juan Vera, y coprotagonizada por Mercedes Morán, es una comedia romántica argentina que aborda el tema de la crisis de pareja entre quienes ya han rebasado el medio siglo de edad. Marcos (Darín) y Ana (Morán), esposos que están cerca de cumplir 25 años de casados, despiden a su hijo de veintitantos que ha decidido irse a estudiar la universidad a España. Ellos se llevan de maravilla, aparentemente, pero el vacío que provoca la ausencia de un tercio de la ecuación, hace que de forma inevitable se cuestionen todas las certezas que creían bien cimentadas en la relación. Se quieren (quizá se aman), se divierten, comparten, se llevan de maravilla, pero parece que algo no termina de cuajar entre ellos una vez que su período como padres ha finalizado su etapa fundamental. Es Ana quien, particularmente, resiente el desajuste de su normalidad. Están, los dos, entrando en una etapa de madurez en la vida que, parece, exige definiciones determinantes, y una de ellas consiste en aceptar un destino de seguridad y resignación, o la posibilidad de experimentar nuevas emociones, sensaciones y, eh, satisfacciones. De común acuerdo y, en el mejor de los términos, sin haber conflictos relevantes, o desazones insoportables, los dos deciden finalizar su estable relación. La vida, parece, empieza en realidad una vez superados los cincuenta.
La película está muy bien orquestada, minuciosamente diseñada, pero en su parte inicial más bien parece una obra de teatro adaptada al cine, pero bajo los esquemas teatrales. Casi todo se siente acartonado, y es solo salvado por los esfuerzos actorales y, es cierto, también por el filo de los diálogos. Una vez que el matrimonio se rompe, también lo hacen los amarres de la película y se desenvolvimiento se siente más libre, más resuelto. Los ‘one liners’ (que abundan) empiezan a sucederse con mayor naturalidad y contundencia, las interpretaciones se relajan, y los diferentes tipos de conflictos que se suceden van cuajando de modo no sólo verosímil, sino muy simpático. Entre broma y broma, y pese a lo esquemático que puedan resultar los escenarios que se plantean, y lo previsible que pueda volverse casi desde un inicio la resolución de la trama, se esbozan situaciones que están bien nutridas por asuntos relevantes como la soledad, los conflictos existenciales personales, las verdades de la amista, el amor y el compromiso, la necesidad de permitirte experiencias nuevas sin importar la edad, la posibilidad del perdón y el reencuentro. Más allá de las complacencias del género y algunos dislates de tono y ritmo, la película es muy entretenida, por momentos simpatiquísima e, incluso, pese a la superficialidad con que de pronto aborda ciertos conflictos, ofrece momentos de reflexión con los que gran parte de quienes comparten la edad de los protagonistas se pueden sentir identificados.
EF (@EnFilme)