Kelly Reichardt se disculpa por no hablar español y por Trump en el CRFIC
Programación de la 5a edición del Costa Rica Festival Internacional de Cine 2016
Desde San José de Costa Rica
El jueves por la noche, con buena parte de la comunidad del cine tico reunida, además de personalidades internacionales y la presencia de la cineasta Kelly Reichardt, invitada especial de la 5a. edición del CRFIC (Costa Rica Festival Internacional de Cine), y a cuya obra cinematográfica se rinde tribute con la exhibición de todas sus cintas, inauguró este evento fílmico en el Cine Magaly, en el centro de San José de Costa Rica. En la ceremonia de inauguración, además de festejarse el cumplimiento del primer lustro de un festival que ha manifestado un decidido crecimiento en su desarrollo, llegando este año a la exhibición de 72 películas en las diferentes secciones que lo componen -que integran varias de las mejores películas del año-, se compartieron importantes anuncios respecto a distintas plataformas que permitirán el crecimiento exponencial de la actividad fílmica del país, en paralelo con la exposición del cine costarricense que el festival ha consolidado.
Después, a lo que venimos: se proyectó la película argentina La larga noche de Francisco Sanctis, de los directores Francisco Márquez y Andrea Testa, que además son matrimonio y se presentaron acompañados de su bebita de meses.
El filme, basado en el libro homónimo de Humberto Constantini, está situada en Buenos Aires, en 1977, durante los días de la dictadura militar. Francisco Sanctis (Diego Velázquez) es un devoto esposo y padre, en espera permanente de un ascenso en el trabajo, que un buen día recibe la llamada telefónica de una vieja enamorada invitándolo a encontrarse. Le avisa que ha conseguido que le publiquen un poema de corte contestatario que escribió Francisco durante sus días universitarios. Pero al juntarse, la mujer en realidad le confiesa estar casada con un hombre relacionado con la dictadura y le revela haber escuchado que esa noche “desaparecerían” a un hombre y una mujer y, al ella no poder hacer nada para evitarlo, le adjudica a Francisco la responsabilidad de arreglárselas para avisarles; su gran oportunidad, además, de cumplir esa inclinación juvenil por participar activamente en contra de la opresión gubernamental: podrá saldar su deuda con el pasado. El día de Francisco Sanctis se perpetuará en la angustia respecto a actuar para salvarl a unos desconocidos al tiempo que él se coloca en situación de peligro y, de paso, también quizá a su familia.
El dilema moral en el que queda atrapado Francisco es retratado con atingencia por los directores argentinos. El hombre, que se embarca en un viaje a lo largo de la ciudad, como en un road movie que es fundamentalmente peatonal, entra y sale de la penumbra que domina las calles bonoarenses, y que ominosa recuerda de modo constante el peligro que lo acecha. La creación de la atmósfera siniestra que domina el ambiente es logrado a partir de esos juegos de luces –con algunos fulgores de distinto color-, sombras y oscuridad casi total pero también de un audaz diseño de sonido que hace que los ecos retorcidos de la ciudad representen el miedo que padece la mente de Francisco. La soberbia actuación de Velázquez ayuda a traducir todo lo que no necesariamente dicen los diálogos, y el estudio de rostros de los demás miembros del elenco enfatiza la zozobra que en todos permea. Los constantes guiños al film noir apuntalan el estilo formal, pero también permiten dislocar la vinculación con la realidad que adentra al filme en los terrenos oníricos donde las pesadillas terminan por recordar constantemente que en los regímenes dictatoriales las noches se alargan y, en cada una de ellas, es imposible dormir en reposo.
AFD