La exestrella adolescente protagonista de Billy Elliot, Jamie Bell ha añadido a Lars von Trier a la lista de los directores con los que ha trabajado. Pero después de filmar Nymphomaniac admite: No tengo idea de lo que acabo de hacer.
En entrevista telefónica con el diario británico The Guardian, Bell se hace un tiempo durante el rodaje de Turn, una nueva serie de televisión estadounidense en la que interpreta a un granjero al frente de un equipo de agentes secretos durante la Guerra Revolucionaria o Guerra de independencia de Estados Unidos (1775 y 1783), y asegura es absolutamente “fría”. Pero interpretar juegos de guerra en el frío, es un pedazo de pastel comparado con la semana que pasó con Lars von Trier.
Desde Billy Elliot (2000), filme por el cual ganó el BAFTA al mejor actor y le abrió las puertas para interpretar varias películas o videoclips, el joven intérprete ha estado cosechando trabajos con los directores de su elección, desde los independientes como David Gordon Green o Kevin MacDonald hasta los peces gordos entre los que se encuentran Steven Spielberg o Peter Jackson. Von Trier siempre estuvo en su lista. Bell admira su trabajo, incluso lo llama “uno de los cineastas más experimentales de los que alguna vez hayan existido". Por primera vez se topó con él cuando Bell estaba trabajando en Dear Wendy (2004) de Thomas Vinterberg, una cinta que el propio Lars había escrito.
Había ido a Copenhagen para comenzar el rodaje y Thomas me estaba mostrando los alrededores: Construimos este set aquí, junto a la sala de producción. Después pasamos por una piscina al aire libre y allí estaba Lars sosteniéndose la toalla con una mano, cuando me vio soltó la toalla y me dio la mano – estaba desnudo- y me dijo: ¿Quieres venir a nadar? Y le contesté: Soy un hombre responsable, acabo de llegar, todavía no acomodo mi maleta, así que voy a esperar.
En 2012, von Trier le envió el guión de Nymphomaniac. El personaje de Bell, K, un dominador, un masoquista sexual que es visitado por la ninfómana Charlotte Gainsbourg, que está dispuesto a satisfacer a su víctima voluntaria. Sus escenas son difíciles, frías y rudas, y no sabemos nada más de K que lo que vemos que ocurre en esa habitación. No tenía ni idea de cómo hacerlo, dice Bell.
No tenía ni idea de lo que era la vida de este hombre. No hay un período previo, sin una historia de fondo, no hay emotividad en él. Sentía mucho miedo, pero yo quería ser parte de esa película, y pensé que el reto de no saber cómo hacerlo era parte de la diversión.
Sin saber nada de la cultura sado masoquista, Bell pasó tiempo en una sex shop de Los Ángeles de un amigo suyo, para captar las sensaciones de la clientela del lugar, para familiarizarse con ese mundo, y liberarse de tabúes.
Fui a su tienda, que es en realidad bastante agradable, no es sucia, y le pregunté cosas cómo: ¿Qué es lo que compran, qué es lo que buscan, ¿cuáles son los personajes que ves llegar aquí? Y no hay una sola persona que parezca que podría hacer este tipo de cosas. Descubrí que no tenía que tratar de ser alguien diferente, que no tenía que tener un aspecto diferente. Esto es algo que las personas tienen. La búsqueda de una subcultura extraña no existe, está dentro de nuestra cultura.
Bell tuvo mucha asesoría de profesionales en la materia, en los temas de la esclavitud, la dominación, el sadismo y el masoquismo:
Ellos me enseñaron cómo usar látigos y cómo atar ciertos nudos, porque yo amarro a Charlotte Gainsbourg en un lapso largo de la cinta. Tenía que sentirme cómodo con ella - o no, porque a veces me sentí de esa manera y seguramente ella también.
Sabía que estaría fuera de su zona de confort, pero nunca estuve preparado para los métodos de trabajo de von Trier. También él había llegado a la mitad de la película, y se sentía un poco alienado. Fue intenso, que daba miedo. Estaba desesperado, sentí como que yo no estaba haciendo un buen trabajo.
¿Por qué?
Su proceso era tan diferente a lo que había estado acostumbrado que, literalmente, llegaba al set y decía: ¡Acción! Y me hacía perder la cabeza. Porque no tenía ni idea de lo que estaba haciendo. Durante los últimos años he estado trabajando con cineastas muy convencionales. Estoy acostumbrado a los ensayos, a la búsqueda de ritmos y posiciones con los directores. Lars no hace nada de eso. Él te filma sin que tu sepas que estás haciendo, hasta cierto punto. Yo nunca le dije siquiera hola a Charlotte Gainsbourg antes de comenzar a golpearle el rostro. Nunca la saludé durante el tiempo que filmamos esta película, realmente no lo hice, lo juro por Dios. Cuando dijeron: Atención todos, este fue el último día de Jamie, él está en Nymphomaniac, y todo el mundo aplaudió un poco, en mi discurso de despedida, muy breve le dije a Charlotte:
No tengo ni idea de quién es usted, pero estoy seguro de que es una persona encantadora. Tal vez la vea en otra oportunidad. Eso fue todo lo que le dije a ella.
Cuando estás en un set con Lars, estás rodando o estás tratando de averiguar lo que estás haciendo. Charlotte ha trabajado con él tres veces, ella está acostumbrada a ese método. Ella una vez me vio como diciéndome: No te preocupes, esta es la forma en que funciona. Tal vez hubo un poco de consuelo en esa mirada. Pero ellos no conversan entre toma y toma, no teníamos ninguna relación. Curiosamente, la vi en Los Ángeles hace unos meses en una tienda de comestibles. Y quería saludarla pero no pude. Pensé: La última vez que te vi yo estaba arrancándote las bragas hacia tus tobillos, atándote a un sillón y golpeándote el trasero. Y ahora estás comprando leche. El cambio de contexto fue demasiado para mí, no puedo soportarlo. Y salí sin saludarla porque me sentía muy avergonzado.
Lars me pidió hacer cosas que no eran especialmente cómodas, como dejar algunas monedas en un guante y luego golpearla en la cara un par de veces. Ese es por ejemplo un día raro en el trabajo. Que tu novia te pregunté: ¿Cómo estuvo tu día a trabajo, cariño? -Bueno, golpeé Charlotte Gainsbourg en la cara un montón de veces. Eso es extraño. Es una experiencia extraña. Pero es parte del personaje, y de alguna manera se las arreglan para justificar en tu cabeza que es lo que se supone que debes hacer. Él me pidió que hiciera cosas que le dije que no haría, yo no quería hacerlas.
¿Cómo qué?
Me preguntaron si quería penetrar con mis dedos un cuerpo dos veces. No el de Charlotte Gainsbourg, sino el de una actriz porno. Y les dije que no me sentía cómodo haciéndolo y me negué. El objetivo de Lars no es asustar a la gente. Nunca sentí miedo de él. Él bromeaba mucho, es muy cariñoso en realidad.
Bell habla con cariño de von Trier:
Uno siempre quiere ponerse a prueba y hacer cosas que te asusten. Era tal desviación en términos del personaje para mí, y como actor sólo puedes ofrecer lo que crees es verdad. Una vez que me subí al avión de regreso a casa me dije: no tengo ni idea de lo que acabo de hacer. La experiencia fue genial, no puedo esperar para contarle a mi esposa lo que pasó. Pero es algo que dejé atrás, en Alemania.
Bell asegura ya haber visto la película y está feliz:
Creo que es una cinta valiente, inquebrantable y audaz, una gran obra de Lars von Trier, la experimentación y la crónica humana. Tengo todo lo que quería de él.
VSM (@SofiaSanmarin)
Nymphomaniac appetizer - Chapter 6: The Eastern and the Western Church (The Silent Duck) from Zentropa on Vimeo.
Fuente: The Guardian