Este martes, Jennifer Lawrence publicó el ensayo ¿Por qué gano menos que mis coestrellas masculinas? en el newsletter de la guionista, directora y actriz, Lena Dunham, en el que habla abiertamente sobre la brecha salarial entre hombres y mujeres que ha sido tan comentada desde que el hackeo de correos contra Sony descubrió las enormes diferencias que había a favor de los salarios de hombres en Hollywood.
Abajo transcribimos el ensayo completo:
Cuando Lena me presentó la idea de Lenny, estaba emocionada. Emocionada de hablarle a Lena, quien creo que es un genio, y emocionada de empezar a pensar sobre qué quejarme (no es por lo que me eligió, pero es lo que haré). Cuando se trata del tema del feminismo, me he mantenido siempre ligeramente en silencio. No me gusta unirme a conversaciones que siento que están de moda. Incluso soy la imbécil que no hizo algo con el ice-bucket challenge –que estaba salvando vidas– porque comenzó a sentirse más como una moda que como una causa. Debí haber firmado un cheque, pero se me olvidó, ¿okay? No soy perfecta. Pero con mucha conversación vienen muchos cambios, así es que quiero ser honesta y abierta y (dedos cruzados) no quiero enojar a nadie.
Es difícil para mí hablar de mi experiencia como mujer que trabaja porque sin lugar a dudas puedo decir que no es fácil identificarse con mis problemas. Cuando ocurrió el hackeo de Sony y me di cuenta de cuánto menos me habían pagado que a los suertudos con pitos, no me enojé con Sony. Me enojé conmigo misma. Fallé como negociadora porque me rendí antes de tiempo. No quería seguir peleando por millones de dólares que –honestamente- debido a dos franquicias, no necesito (les digo que no es fácil identificarse conmigo, no me odien).
Pero si soy honesta conmigo misma, estaría mintiendo si no digo que hubo un elemento de querer ser gustada que influyó en mi decisión de cerrar el trato sin dar una buena pelea. No quería parecer “difícil” o “consentida”. En ese entonces, esa parecía una buena idea, hasta que vi la lista de salarios en internet y me di cuenta de que todos los hombres con los que trabajé definitivamente no se preocuparon por ser “difíciles” o “consentidos”. Esto podría deberse a la juventud. Podría ser algo de personalidad. Estoy segura de que son ambas. Pero este es un elemento de mi personalidad contra el que he estado luchando por años y, basándome en las estadísticas, no creo ser la única mujer con este problema. ¿Estamos socialmente condicionadas a comportarnos así? Solo hemos sido capaces de votar desde hace ¿cuánto? ¿90 años? Estoy preguntando seriamente –mi celular está en la barra y yo en el sofá, así es que una calculadora está fuera de cuestión. ¿Podría haber un hábito permanente de intentar expresar nuestras opiniones de una manera que no “ofenda” o “asuste” a los hombres?
Unas semanas atrás en el trabajo, dije lo que pensaba y di mi opinión de una forma clara y sin mamadas; sin agresiones, pura franqueza. El hombre con el que estaba trabajando (de hecho, estaba trabajando para mí) dijo “¡Whoa! ¡Estamos en el mismo equipo!” Como si le estuviera gritando. Estaba muy impresionada porque nada de lo que dije era personal, ofensivo o, para ser honesta, estaba mal. Todo lo que escucho y veo todo el día son hombres dando su opinión, y yo doy la mía exactamente de la misma manera, y cualquiera hubiera pensado que dije algo ofensivo.
Se acabó estar tratando de encontrar la forma “adorable” de dar mi opinión y seguir siendo agradable. Al diablo con eso. No creo haber trabajado nunca para un hombre a cargo que haya pasado tiempo contemplando qué ángulo de su voz debería usar para ser escuchado. Solo es escuchado. Jeremy Renner, Christian Bale y Bradley Cooper, todos lucharon y ganaron al negociar tratos poderosos para ellos mismos. Si algo, estoy segura de que fueron encomiados a ser feroces y tácticos, mientras yo me preocupaba por no parecer una niña mimada y no por tener una parte justa. Otra vez, quizá esto no tenga NADA que ver con mi vagina, pero no estoy totalmente mal cuando otro mail hackeado de Sony reveló a productor refiriéndose a una compañera actriz en una negociación como una “mocosa echada a perder”. Por alguna razón, no puedo imaginarme a alguien diciendo eso sobre los hombres.
Fuente. Lenny Letter