A pesar de su breve producción literaria publicada –El llano en llamas (1953), un libro de cuentos conformado por 17 pequeños relatos, y Pedro Páramo (1955), una sorprendente y compleja novela ubicada en el universo mítico de Comala–, Juan Rulfo (nacido el 16 de mayo de 1917 en Sayula, Jalisco) es considerado uno de los más notables escritores mexicanos del siglo XX. El novelista fue uno de los precursores de la denominada escuela de “realismo mágico”, un estilo en el que lo fantástico e irreal conviven con lo cotidiano, que influyó en otros destacados autores latinoamericanos como Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa.
La relación de Rulfo con el cine puede rastrearse en dos ejes: la adaptación cinematográfica de su obra literaria, y su incursión directa como guionista y asesor histórico.
En Juan Rulfo y el cine, una exhaustiva investigación sobre el autor jalisciense y sus vínculos con el cine, Gabriela Yanes Gómez aporta un listado sobre la filmografía mexicana en torno a Rulfo con un total de 37 títulos hasta 1993. En este largo listado destacan las dos versiones cinematográficas de Pedro Páramo; una dirigida por Carlos Velo en 1966, y la otra de José Bolaños en 1976.
Pedro Páramo, Dir. Carlos Velo, 1966.
Poco después de la muerte de su madre, Juan Preciado (Carlos Fernández) –hijo de Pedro Páramo (John Gavin) y de Dolores Preciado (Claudia Millán)– decide cumplir la promesa de ir en busca de su padre al pueblo de Comala y exigirle lo suyo; al llegar, se encuentra con un pueblo abandonado y misterioso donde se escuchan voces y extraños murmullos.
Sobre su propia película, Carlos Velo manifestó:
La maldita circunstancia de ser mi primera película profesional me hizo cometer el error de aceptar todo esto. Así que la culpa es mía por hacer aceptado estas ideas y estas amables sugerencias que hicieron un híbrido y frío filme, cuando contaba con un guión magnífico, y actores estupendos, llenos de entusiasmo; sin embargo todo fue sometido a un rasero de producción, a un nivel de mediocridad industrial odioso.
- En Las imágenes de Carlos Velo de Miguel Fernández (2007).
Una década después de la versión de Velo, José Bolaños realizó Pedro Páramo: El hombre de la media luna. El filme narra la tormentosa relación de amor entre Pedro Páramo (Manuel Ojeda), dueño de la hacienda La Media Luna en el pueblo de Comala y de la más vasta extensión de tierra, y Susana (Venetia Vianello), una mujer que cuando enviuda decide aceptar la propuesta de matrimonio de Pedro. Sin embargo, ella vive obsesionada por el recuerdo de su marido muerto y comienza a perder la razón. Esta locura es el inicio de la muerte de Comala, un pueblo que es testigo de cómo los personajes se buscan toda la vida y sólo se encuentran después de la muerte.
Talpa, un cuento originalmente publicado en la revista América (Nº 62, enero de 1950), también fue objeto de dos adaptaciones. La primera de ellas, dirigida en 1955 por Alfredo B. Crevenna, narra la historia de Tanilo, un hombre de familia responsable, y su hermano menor, Esteban, que marcha por el camino contrario. Cuando el primero de ellos enferma gravemente, el otro se ve obligado a hacerse responsable del negocio familiar: una humilde herrería. Al pasar mucho tiempo cerca de la esposa de Tanilo, Esteban comienza a interesarse en la mujer de su hermano con la posibilidad de comenzar una relación con ella.
El realizador Alberto Isaac se aventuró a conjugar elementos procedentes de dos relatos (El día del derrumbe y Anacleto Morones) para confeccionar El rincón de las vírgenes (1972), una comedia que recupera las dinámicas del campo presentes en la obra de Rulfo, pero sin el tono trágico habitual del escritor. El filme narra las desventuras del curandero Anacleto Morones (Emilio Fernández), quien recorrió los paisajes de Comala salvando almas a través del placer, la sensualidad y el humor.
El hombre, un cuento de Rulfo sobre el México rural, las tradiciones de la oralidad, la cultura mexicana, el asesinato, la venganza y los procesos de violencia cultural instaurados desde la época colonial, fue adaptado en el cortometraje homónimo de 1978 dirigido por José Luis Serrato.
Y también por Mitl Valdez en el filme titulado Tras el horizonte (1984), sobre un campesino que comete asesinato contra una familia como expresión de venganza por la muerte de su hermano; después huye lleno de culpa y remordimiento.
Escrita entre 1956 y 1958, la novela corta El gallo de oro inspiró a uno de los realizadores más importantes de la historia del cine mexicano. Aunque la estética cinematográfica de Roberto Gavaldón estaba más cercana al cine negro estadounidense y al cine francés de la posguerra que a la poética de la desolación y la muerte que caracterizó la obra de Rulfo, también es cierto que, como bien apunta Moisés Elías Fuentes en su texto Juan Rulfo y Roberto Gavaldón: el desencuentro fructífero: “El cineasta y el escritor, a pesar de sus afinidades, se hallaron en riberas distintas respecto al tratamiento creativo de dichos puntos en común. La adaptación cinematográfica de El gallo de oro [1964] por ello, difirió en muchos aspectos del texto original rulfiano, aunque, paradójicamente, conservó y amplió los temas esenciales de la novela del jalisciense: la marginación, la pobreza, la ilusión de la riqueza, la muerte, la doble moral del entorno social”.
Dos décadas más tarde, a partir de El gallo de oro, Alicia Garciadiego escribió el guión de El imperio de la fortuna (1985), filme dirigido por Arturo Ripstein, que narra la historia de un humilde pregonero llamado Dionisio Pinzón (Ernesto Gómez Cruz) que recibe un gallo dorado moribundo al cual logra revivir con sus cuidados. De feria en feria, de pueblo en pueblo, la suerte de Dionisio va cambiando; a veces está en lo más alto, pero en otras ocasiones está en la miseria.
Ambientado en la década de 1910, La Escondida (1956), dirigido por Roberto Gavaldón, narra la historia de Gabriela (María Félix), una mujer que se eleva de las profundidades de la pobreza hasta llegar a las alturas de la alta sociedad mexicana como una dama muy acechada por los hombres. Con el tiempo, sin embargo, Gabriela demuestra que ella sigue siendo fiel a su herencia campesina simpatizando con los rebeldes en la guerra civil mexicana de 1916, incluso llega a enamorarse de Felipe (Pedro Armendáriz), el carismático líder revolucionaria, que también representa una amenaza para la mujer.
El guión, basado en la novela de Miguel N. Lira, fue escrito por Gavaldón, José Revueltas y Gunther Gerszo, y contó con las sugerencias y observaciones de Rulfo, quien siguió muy de cerca el rodaje del filme porque también participó como asesor histórico y responsable de la foto fija.
Juan Rulfo, Filmación de La escondida, 1955. Fotografía Colección Clara Aparicio de Rulfo, Fundación Juan Rulfo A. C., México.
Juan Rulfo, María Félix en el interior de un vagón durante la filmación de La escondida, 1955.
A principios de la década de 1960, Rulfo coescribió, junto con el director Emilio Fernández, el guion de Paloma herida (1963). La historia se centra en Paloma, una joven indígena que espera casarse con un pescador de la región, sin embargo, un cacique somete a los pobladores y abusa de ellos. Entre la humillación y el miedo, Paloma planea su venganza para terminar con la vida del cruel hombre.
TEXTOS CONSULTADOS:
- Juan Rulfo: Lo real, no lo mágico, escrito por Chandra Bhushan Choubey (2004).
- Juan Rulfo y el cine, escrito por Gabriela Yanes Gómez (1996).
- El gallo de oro y otros textos para cine, escrito por Juan Rulfo [con notas de Jorge Ayala Blanco, 2006].
- Juan Rulfo y Roberto Gavaldón: el desencuentro fructífero, escrito por Moisés Elías Fuentes.
- Rulfo y el cine: la fórmula secreta, escrito por Mónica Padilla (2008).
- Rethinking Juan Rulfo’s Creative World: Prose, Photography, Film, editado por Nuala Finnegan y Dylan Brennan (2016).