Gregorio Graziosi, un joven cineasta brasileño de Sao Paulo, tiene un enfoque cinemático original. Los edificios y elementos arquitectónicos, incluidos en sus filmes, son tan importantes para la historia como sus personajes principales.
Sus cortometrajes experimentales y documentales se han celebrado en todo el mundo, después de haber sido presentados en los mejores festivales como el TIFF, Cannes y Locarno. A pesar de su corta edad, él recibió una retrospectiva en la Cinemateca Francesa en París, donde el público tuvo la oportunidad de darle seguimiento a la evolución de su trabajo desde su primer corto documental, Saba (2007), pasando por sus cortos experimentales, Saltos (2008) y Monumento (2012), hasta llegar a su primer largometraje en blanco y negro, Obra (2014), y su más reciente trabajo, Graziosi (2016), filme que captura la esencia de su ciudad natal.
Mariama Balde y Lili Hering, del sitio IndieWire, tuvieron la oportunidad de entrevistarlo durante la más reciente edición del Festival de Cine de Locarno, para hablar sobre su estilo único y la importancia de la arquitectura en sus obras cinematográficas.
¿De donde eres?
Soy un tipo muy urbano. Nací y crecí en Sao Paulo. La ciudad es tan grande que puedes perderte muy fácilmente o pasar horas en el coche para viajar de un lugar a otro. Durante los últimos diez años he estado viajando por el mundo con mis películas. Eso cambió completamente mi perspectiva de la ciudad, ya que cada vez que vuelvo, observo que hay un montón de relatos ocultos que contar.
¿Cómo describirías la ciudad de Sao Paulo?
Las películas que he hecho, todas filmadas en esa ciudad, son en blanco y negro. Simplemente era la mejor manera de expresar la forma de ser de la ciudad: Sao Paulo es más o menos blanco y negro. Para mí, Sao Paulo es una caja de presión. El ambiente en mis películas intenta dar una idea de eso. Sao Paulo, como muchas otras ciudades, trata de vender otra imagen, creando una imagen llena de clichés de los que supuestamente es Brasil. El mundo piensa que los brasileños son pura fiesta en la playa durante todo el año, pero en realidad las personas que viven en estos edificios son más bien introspectivos. Wim Wenders dijo una vez en una conferencia que Sao Paulo es “la ciudad del futuro que envejece”. Si nos fijamos en las imágenes de Metropolis y Sao Paulo, parecen más o menos la misma ciudad.
¿Cómo y cuándo te interesaste en el cine?
Primero yo apliqué para ingresar a la escuela de arquitectura, [pero] me di cuenta que no era lo mío y luego comencé a estudiar cine. Mi familia estaba fuertemente contra mí por esa decisión, pero tuve la suerte de que mis primeros cortometrajes fueron proyectados en festivales de renombre como Cannes o aquí en Locarno.
Me acuerdo que veía viejas películas italianas con toda mi familia en una televisión tan pequeña que todos nos amontonábamos frente de ella. A mi padre le gusta ver esas películas porque quería hacer imitaciones de los personajes, sus acentos, por ejemplo. Además, la Cinemateca se movió muy cerca de mi casa. Incluso podría ir allí a pie, que era otro privilegio en Sao Paulo.
La arquitectura, obviamente, juega un papel esencial en tus películas, como podemos ver en tu cortometraje Monumento y en tu primer largometraje Obra.
Sí, la arquitectura realmente me fascina. He crecido en una pequeña casa en Sao Paulo - vivir en una casa en Sao Paulo es muy singular y un privilegio real. La ciudad es extremadamente densa y contaminada, el cielo está cubierto de niebla tóxica, los edificios son altos y la ciudad no es muy segura, por lo que paso mucho tiempo en casa. Esa es probablemente la razón por la que enmarco como lo hago, entre las paredes y las ventanas. Estoy particularmente interesado en cómo entra la luz a esos espacios cerrados. Cuando siempre estás rodeado de edificios sin ver el cielo, sin duda cambia tu punto de vista sobre la manera en que percibes el espacio.
Solía dibujar mucho antes de la filmación y quería [capturar] la relación entre el interior y el exterior. En mis películas, hay ventanas, pero los personajes están atrapados, también por el sonido. Quería empujar la presión a un extremo. En el cubismo, Mondrian y Picasso estaban pintando sin perspectiva y eso me recuerda el horizonte de Sao Paulo. También puse un fondo y la gente en la misma escala. Para mí, no hay una jerarquía de imágenes entre los edificios y los personajes.
¿Cómo es la filmación? ¿en algún momento es espontánea? Te lo pregunto debido a que tus imágenes son a menudo altamente simétricas y construidas.
En mis películas, muchas emociones se expresan a través de la relación de las personas con el espacio, como en un cuadro. Yo rara vez uso los primeros planos, pero trato de transmitir una sensación fuerte de la propia ciudad. Antes de filmar, siempre dibujo las escenas, las sensaciones que evocan y sólo una vez que estoy en el lugar con los actores decido el tipo de plano o el encuadre. Sé que parece que lo hago al revés.
¿Nos puedes compartir algo sobre la próxima película en la que estás trabajando?
La próxima película será, de nuevo, sobre un personaje y su relación con el espacio. Esta vez será sobre una joven que es una gran clavadista. Este deporte exige mucho equilibrio y coraje. Ella tiene un terrible accidente que le provoca una enfermedad que le afecta tanto emocional como físicamente. El deporte se detiene, los tranquilizantes y medicamentos comienzan, pero ella se siente atraída por una generación más joven de atletas que tratan de seducirla para volver a practicar lo que más le gusta. Cuando lo hace, el tinnitus [fenómeno perceptivo que consiste en notar golpes o sonidos en el oído] golpea con fuerza, ella tiene este enemigo dentro de ella y no puede superarlo. Después de Locarno, estaré en Río para ver las últimas competencias de esta disciplina. Lo que se ve en la televisión es sólo un breve fragmento de segundos, pero la mayoría de la tensión y la ansiedad ocurre antes de la inmersión en sí - es como hacer una película. Lo que está ocurriendo antes es necesario.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Indiewire