En octubre de 2015, David Bowie decidió finalizar sus tratamientos contra el cáncer después de enterarse de que la enfermedad se había extendido demasiado como para recuperarse. La misma semana, viajó a un estudio de Brooklyn para grabar un video de su nueva canción, “Lazarus”, el nombre de una figura bíblica que Jesús trajo de entre los muertos. Bowie pasó el día en la cama de un hospital mientras las cámaras lo capturaban con un vendaje alrededor de su cabeza. “Mira hacia arriba, estoy en el cielo”, sentenció. “Tengo cicatrices que no se pueden ver”.
Las imágenes de ese día y los recuerdos de quienes estuvieron allí conforman una de las escenas cruciales de David Bowie: The Last Five Years, un nuevo documental revelador dirigido por Francis Whately, quien previamente ya había elaborado una crónica de Bowie en su documental de 2013 David Bowie: Five Years. Esta nueva película rastrea el último capítulo del cantante al salir de un largo paréntesis para crear dos álbumes brillantes y un musical fuera de Broadway, mientras luchaba contra una enfermedad que le quitaría la vida solo dos días después del lanzamiento de Blackstar en 2016. “Quería que su acto final fuera uno para recordar”, dice Whately. “Y una forma de lidiar con el dolor del tratamiento y saber lo que iba a pasar era mantenerse ocupado”.
El proyecto presentó varios desafíos. Mientras que Whately fue capaz de extraer una gran cantidad de imágenes de Bowie para su primer documental, tenía muy poco para trabajar mientras exploraba el capítulo final. El cantante se volvió ferozmente privado durante ese tiempo, sin conceder una sola entrevista o actuación. “Pasé noches sin dormir y sólo pensaba: ‘¿Cómo voy a llenar 90 minutos sin ninguna grabación?”, dice Whately. “Estaba realmente preocupado”.
Decidió ser creativo; reunió a las bandas que actuaron en The Next Day y Blackstar de 2013, pidiéndoles que tocaran y compartieran sus recuerdos de las sesiones altamente secretas. Filmó a los músicos de Blackstar en 55 Bar, el mismo club de jazz del centro de Nueva York donde Bowie los vio por primera vez antes de invitarlos a tocar en el álbum. El guitarrista Ben Monder dice que no estaba enterado de que Bowie estaba enfermo mientras grababan. “Incluso ignorando todo esto”, dice Monder, “me llamó la atención lo enérgico que era y el gran espíritu en el que se encontraba”.
Whately también pasó tiempo con Tony Visconti, productor frecuente de Bowie desde 1969 hasta Blackstar, que compartió demos nunca vistos en las últimas sesiones. El momento más escalofriante se produce cuando interpreta las voces aisladas de “Lazarus”, que te permiten escuchar cada respiración agonizante que Bowie tomaba entre líneas.
Whately considera que la película es un homenaje a un artista que conoció un puñado de veces durante su larga permanencia trabajando en la BBC. No fue hasta después del lanzamiento de Five Years que sintió una conexión personal con el cantante. “Cerca del final de su vida, escribió para ver cómo estaba”, dice Whately. “Me dijo: ‘Estoy muy contento con mi suerte en la vida y el nuevo álbum. ¿Qué más puede pedir un hombre?’-. Realmente mostró la dignidad del hombre”.
Trad. EnFilme
Fuente: Rolling Stone