Las secuelas –aquellas obras que pretenden darle continuidad a un mismo universo ficticio pero en un tiempo posterior– poseen una tradición muy larga en la historia del cine, y específicamente en la historia de Hollywood. Este tipo de filmes, sumamente populares, han consolidado el cine como mercado; representan el triunfo del comercio (el desprendimiento de productos no cinematográficos) a través de una obra audiovisual. Pero también, las secuelas han sido objeto de críticas y menosprecios debido a que han significado la falta de imaginación de la industria. La mayoría de estas denuncias fueron particularmente comunes durante las de´cadas de 1980 y 1990, donde algunos críticos como J. Hoberman (Village Voice) hizo una revisión de Hollywood entre 1975 y 1985 para argumentar que la “sequelitis” estaba infectando el sistema de Hollywood y la industria se había visto afectada, en cuanto a las ganancias en taquilla, debido a las secuelas.
En su libro, The Hollywood Sequel, el crítico, historiador e investigador de cine, Stuart Henderson, sostiene que en la denominada Edad de Oro de Hollywood se realizaron casi tantas secuelas como en 1990 y 2000. Lo que distingue a las secuelas de la actualidad es el enorme presupuesto que se invierte y, a diferencia de lo que ocurría en aquella época dorada, muchas de las películas más taquilleras de las últimas dos décadas han sido secuelas, precuelas o reboots que forman parte de una amplia serie o franquicia.
A continuación te compartimos las 10 secuelas más influyentes en la historia de Hollywood. El listado fue elaborado por Stuart Henderson en una colaboración para el BFI (British Film Institute). No se trata del aporte artístico (The Godfather II es una obra maestra y no aparece en el listado), sino la influencia que han ejercido en las dinámicas de Hollywood para que esta industria siga explotando las secuelas como productos populares y exitosos que generan ganancias.
Don Q Son of Zorro
Dir. Donald Crisp, 1925
Aquí está uno de los primeros ejemplos de una tendencia duradera de la producción de la secuela; una estrella decide explorar su éxito anterior para reafirmar su posición comercial. Douglas Fairbanks –que unió fuerzas con con Charlie Chaplin, Mary Pickford y DW Griffith en la fundación de su propio estudio independiente, United Artists– decidió protagonizar la secuela de La marca del Zorro. Mientras en la primera película, de 1920, Fairbanks interpretó a Diego de la Vega, el paladín de los pobres que enmascarado lucha por la justicia de los oprimidos; en el segundo filme, el actor es César, el hijo de Diego que pretende continuar la tradición del padre.
Bride of Frankestein
Dir. James Whale, 1935
Uno de los filmes con los que dio inició el popular y exitoso universo de monstruos producido por Universal. Considerada como un clásico del cine de terror, el filme de James Whale es la secuela de Frankenstein (1931); el director decidió participar con la condición de ejercer pleno control creativo sobre el producto final.
Four Wives
Dir. Michael Curtiz, 1939
Al igual que muchas secuelas de las décadas de 1930 y 1940, Four Wives ha sido olvidada. Sin embargo, este modesto filme marca un punto de inflexión importante en la historia de las secuela de Hollywood. Pertenece a un ciclo de dramas familiares nacionales; cuando Four Daughters (1938), se convirtió en un éxito, los productores querían seguir adelante con la secuela, pero enfrentaron problemas legales con Fannie Hurst, autora del cuento en el que se basa la película. Los abogados del estudio habían estado trabajando en el supuesto de que, después de haber comprado los derechos de la historia de Hurst, eran libres de crear tantas secuelas quisieran. El contrato de Hurst, sin embargo, no había hecho mención de la realización de secuelas, por ello, la autora tenía razón al señalar que las secuelas no se llevarían a cabo sin su aprobación y posterior remuneración económica. El caso se resolvió fuera de los tribunales a favor de Hurst; ella le permitió a los productores seguir adelante con Four Wives y Four Mothers (1941), estableciendo así un precedente en la industria. A partir de ese momento, los grandes estudios incluyeron en los contratos de los escritores y autores, las cláusulas y acuerdos respecto a la realización de secuelas, formalizando así que cualquier historia literaria única podía expandirse en un producto cinematográfico más amplio y más rentable.
The Trial of Billy Jack
Dir. Tom Laughlin, 1974
El filme fue un exitoso producto audiovisual en su época. Tom Laughlin (escritor, director, productor y actor de la película), le dedico gran parte de sus presupuesto a la publicidad televisiva creando una exitosa estrategia de promoción y sentando las bases de las ambiciosas campañas publicitarias de la actualidad. Laughlin gastó 3.5 millones de dólares en publicidad (1 millón de dólares más que su filme anterior, Billy Jack) para que su película estrenara en 1,100 salas de cine en Estados Unidos. Después de una semana en la cartelera, el filme obtuvo 10.5 millones de dólares, convirtiéndose en uno de los éxitos taquilleros del año. Un año después, los distribuidores de Jaws (Tiburón, Steven Spielberg, 1975) imitaron la estrategia de Laughlin, pero no les funcionó como ellos esperaban.
The Empire Strikes Back
Dir. Irvin Kershner (1980)
Con The Empire Strikes Back (1980), el productor George Lucas continuaba su exploración de un universo fantástico que había instaurado en Star Wars (1977). Sin embargo, la maniobra de Lucas, al adherir “Episode V” al título de la película, levantó las expectativas de la gente que comenzaba a emocionarse con aquella saga. Poco después del estreno en 1980, se anunció que el filme formaba parte de una compleja serie que abarcaría nueve películas. El público no sólo esperaría las secuelas, sino también las precuelas que su autor desarrolló décadas más tarde.
Rambo: First Blood Part II
Dir. George P. Cosmatos (1985)
Rambo: First Blood Part II abandonó la complejidad moral y el tono reflexivo de su predecesor en favor de una postura patriótica en el que los principales adversarios no eran las autoridades de Estados Unidos, sino los soldados vietnamitas y los militares soviéticos. Con la envoltura del entretenimiento, el filme estableció el modelo para crear filmes de acción con un discurso ideológico en contra de la URSS (ahora lo hacen contra Rusia). El éxito comercial de esta secuela (que hizo tres veces más en taquilla que el primer filme) estableció a Rambo como un nuevo héroe americano, y como un icono del espíritu de la época de Reagan. El propio Reagan reconoció a este personaje hacia el final de la crisis de los rehenes de Beirut en 1985, cuando declaró a la prensa: “Muchachos, después de ver Rambo [First Blood II] anoche, sé qué hacer la próxima vez que esto suceda”.
Aliens
Dir. James Cameron, 1986
En 1979, Sigourney Weaver era una actriz poco conocida que recibió un pago de 33 mil dólares por participar en Alien de Ridley Scott. Así como su personaje, Ripley, emergió como la heroína del emblemático filme de terror, Weaver surgió como una estrella. Para el filme de James Cameron, la actriz recibió 11 millones de dólares; Weaver se consolidó como una parte esencial de la secuela, ella era una pieza necesaria que James Cameron quería en el filme.
The Return of Jafar
Dir. Toby Shelton y Tad Stones, 1994
Empresas como Cannon y New World habían estado involucradas en el lanzamiento de filmes directamente en video, pero los grandes estudios habían mantenido su distancia con esa forma de distribución y exhibición. Fue en 1994, cuando Disney lanzó The Return of Jafar, una secuela de Aladdin (1992), directamente en formato VHS. A las tres semanas, las copias en renta de su predecesor habían desaparecido de los estantes de los videocentros debido a que la gente acudió a rentar el filme. The Return of Jafar vendió más de 7 millones de copias en su primer mes, y demostró que un filme sin pasar por las salas de cine podría tener gran demanda instaurando las bases que, posteriormente, crearon un nuevo modelo de negocio para toda la industria.
New Nightmare
Dir. Wes Craven, 1994
Una década después de su estreno, A Nightmare on Elm Street (1984) seguía siendo exitoso, pero Freddy Krueger empezaba a agotarse, después de haber sido el tema principal de cinco filmes y una serie de televisión de corta duración. Wes Craven, creador de la película original, se había dado por vencido con su personaje, pero impulsado por Robert Shaye (fundador de New Line), el director decidió darle un nuevo giro a Freddy. Craven se dio cuenta que era innecesario escribir una nueva historia que pretendiera darle continuidad temporal a su personaje, así que optó por el camino de la metaficción. El director reunió a los actores de la primera entrega para que, durante el rodaje, padezcan las mismas obsesiones y miedos de sus personajes dando origen a una secuela reflexiva y una de las pocas películas de terror que se cuestiona a sí misma y al género al que pertenece.
Quantum of Solace
Dir. Marc Foster, 2008
Quantum of Solace no es la mejor película sobre James Bond, pero es la primera que realmente puede asumirse como una secuela. Anteriormente, la serie Bond había operado al igual que los filmes de las décadas de 1930 y 1940, con poco o ningún reconocimiento de los eventos narrativos específicos de episodios previos, por no hablar de cualquier traspaso directo de historias de una película a otra. Así como Umberto Eco describió los cómics de Superman, podría decirse que las películas de Bond con anterioridad a ésta, “son lo que ha sucedido antes y lo que ha sucedido después de aparecer muy nebuloso”. Quantum of Solace recoge momentos después de la escena final de Casino Royale (2006), y gira casi exclusivamente en torno a los intentos de Bond para vengar la muerte de Vesper Lynd (Eva Green), que ocurre al final de la película anterior. Este cambio a un enfoque más interconectado a la narración es posiblemente indicativo de la influencia de las películas de Bourne en la serie Bond, pero también se debe a cómo el entretenimiento de toda la industria hizo una ampliación hacia historias más estrechamente entretejidas entre los episodios que las conforman, generando así, material que se distribuye en otros medios y soportes (la televisión, los videojuegos y los cómics).
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: British Film Institute