Michael Mann comenzó su carrera como narrador visual en la televisión. Escribió episodios de Starsky and Hutch, dirigió la película para televisión The Jericho Mile, y se desempeño como productor ejecutivo en el innovador y elegante éxito Miami Vice. Desde la década de 1980, Mann se ha establecido como un jugador muy influyente en el canon cinematográfico con películas sobre crímenes cargados de artilugios y tragedias como: Thief (1981), Manhunter (1986) y Heat (1995). Sus películas a menudo incluyen un entrelazamiento y un choque de ideologías entre dos personajes opuestos, y sin embargo sorprendentemente similares. La presentación de la arquitectura así como de los paisajes urbanos (típicamente la ciudad de Los Ángeles) personifican el lugar como el que se cierne y se retira de la acción y la violencia devastadora.
En la encuesta Sight & Sound más reciente de BFI, Mann compiló una lista de sus 10 películas favoritas, que incluyen una variedad de clásicos estadounidenses, contundentes obras maestras silentes de la década de 1920 y un sorpresivo par de películas del 2009. La humanidad quebrantada de Jake LaMotta, el antihéroe masculino de Ranging Bull (1980) y los enfrentamientos violentos del tonalmente pesado oeste de Sam Peckinpah The Wild Bunch, se encuentran entre las muchas líneas que se pueden trazar entre las selecciones de Mann y su propio estilo.
Mientras esperamos por su próxima película, que puede ser una biografía de Enzo Ferrari, echen un vistazo a sus cintas favoritas junto con sus comentarios:
Apocalypse Now (1979, Francis Ford Coppola)
Coppola evocó la búsqueda de una identidad oscura y de alta tensión, viajando en exceso; el salvajismo y el nihilismo, todos captados en una narrativa lírica y concreta, con un alto grado de dificultad. Una obra maestra.
Avatar (2009, James Cameron)
Sobre la base de un sistema biológico completamente inventado, Avatar es una brillante síntesis de simbología mítica, en deuda con Lévi-Strauss y el libro The Golden Bough de James George Frazer. Se eleva porque simplemente te golpea y te transporta.
Battleship Potemkin (1925, Sergei Eisenstein)
Con el Acorazado Potemkin, Einsenstein no sólo sentó las bases teóricas de gran parte de la narrativa cinematográfica del siglo XX en 1924, sino que creó uno de las grandes clásicos del cine, aplicando la dialéctica a la colisión de elementos antitéticos y sus significados. Su influencia en el cine británico, alemán y estadounidense, es enorme.
Biutiful (2010, Alejandro González Iñárritu)
La profunda lucha de un alma humana en los sustratos más bajos de las calles de Barcelona. Biutiful resplandece de gracia, phatos y amor. Poesía pura.
Citizen Kane (1941, Orson Welles)
El Ciudadano Kane fue un punto de inflexión. La historia lineal de una vida reconstruida como una narración de novela, por parte de los investigadores que cuestionan su significado. Y hecho con brío Wellesiano a gran escala.
Dr. Strangelove (1964, Stanley Kubrick)
La totalidad de el Dr. Strangelove es en sí un enérgico tercer acto. En la política de la Guerra Fría estadounidense y en la cultura político-militar, es devastadoramente más eficaz a través de lo hilarante que con cualquier número de fábulas que adviertan.
My Darling Clementine (1946, John Ford)
My Darling Clementine es posiblemente el mejor drama del género western, con un increíblemente subjetivo Wyatt Earp (Henry Fonda). Logra casi la perfección cinematográfica en muchos de sus paisajes a través de sus bloques, sus tomas y su edición.
The Passion of Joan of Arc (1928, Carl Theodor Dreyer)
La experiencia humana expresada puramente desde la visualización del rostro humano: nadie más ha compuesto ni realizado seres humanos tales como los de Dreyer en The Passion of Joan of Arc.
Raging Bull (1980, Martin Scorsese)
Raging Bull nos sumerge en la vida decadente y embrutecida de LaMotta y su necesidad y búsqueda de redención. La humanidad de la imagen es extraordinaria, como lo es la ejecución de Martin.
The Wild Bunch (1969, Sam Peckinpah)
The Wild Bunch: ninguna otra imagen captura la intensidad de ‘lo último de’, un sentido del oeste, del envejecimiento y del pathos del crepúsculo.
Trad. EnFilme
Fuente: The Film Stage