En 1990 Macaulay Culkin –con tan solo diez años de edad– se ganó el cariño de todos con su papel en Mi pobre angelito, en donde interpretó a Kevin McCallister, un niño que por accidente es abandonado en su casa mientras toda su familia se va a Francia de vacaciones. Es entonces que el pequeño se ve forzado a defender su hogar de dos ladrones –Joe Pesci y Daniel Stern– que le han puesto los ojos a la casa de los McCallister. Para ahuyentarlos, prepara una serie de trampas alrededor de su enorme casa, y le da su merecido al par de criminales. El momento en que Kevin deja de ser un niño consentido y se las ingenia con cada trampa es sin duda el más esperado de la película, pero ¿qué pasaría en la vida real si golpeáramos a alguien con una plancha, una pala o una lata de pintura? Lauren Hansen de The Week consultó con un especialista de la Escuela de Medicina Weill Cornell sobre los daños que sufriría una persona si cayera en las trampas de Kevin, y esta fue la respuesta:
- Disparo con un rifle de balines
Los ladrones Marv y Harry intentan entrar a la casa por la puerta trasera, y cuando se asoman por la puerta del perro, Kevin los recibe con disparos del rifle de balines de su hermano. El disparo de este tipo de rifle llega a alcanzar una velocidad de más de cien metros por segundo, y a una distancia tan corta puede cortar la piel, pero no el hueso.
- La plancha en la cara
Luego del disparo con el rifle, Marv se dirige a la entrada del sótano, y al intentar encender la luz, una plancha cae desde el piso de arriba por el conducto de la ropa sucia, y golpea al ladrón en la cara. Según el diagnóstico del doctor, un golpe desde esa distancia –y justo en el rostro– sería suficiente para fracturar los huesos de la nariz y los pómulos, e incluso podría dañar severamente la visión.
- La chapa caliente
Mientras tanto, Harry intenta entrar por la puerta de enfrente, y al tocar la chapa –que Kevin calentó y está ardiendo de un color rojo– se quema la mano. Si la chapa tiene un enrojecimiento visible, significa que se encuentra a una temperatura de alrededor de 400º C, y esto es suficiente para provocar heridas de tercer grado, y si estuviera un poco más caliente, su mano se habría encendido en llamas con el simple contacto. El hecho de que Harry meta la mano en hielo al instante, lo puede empeorar todo.
- El soplete en la cabeza
El siguiente intento de Harry lo lleva a otra puerta que, al abrirla, activa un soplete que le quema la cabeza durante varios segundos (porque él decide permanecer quieto, gritando mientras su cráneo se incendia). No hace falta decir que ésta sería una herida bastante seria, ya que el cráneo de Harry sufriría necrosis y requeriría de un transplante.
A continuación pueden ver estos y otros momentos de Mi pobre angelito:
ESR (@RikyTravolta)
Fuente: The Week