Como cada año, al iniciar los recuentos cinematográficos de lo mejor que pudo verse en salas (o donde sea) alrededor del mundo, es imprescindible incluir el listado que tiene a bien obsequiarnos esa excéntrica, brillante figura que es John Waters. 

Es importante considerarla siempre (en EnFIlme lo hacemos) porque fiel a sí mismo y a lo que representa en el cine, suele salirse del molde de la mayoría de las listas de medios especializados u otros cineastas, pero por lo general incluyendo uno o dos filmes que coinciden con las de aquéllas, demostrando que son filmes imposibles de ignorar, por un lado, y por otro que figuras del calibre de Waters no tienen necesidad de hacerse los diferentes ignorando por completo lo que es incuestionable. 

Esto es lo que él mismo escribe para ofrecer un marco al listado que nos ofrece: “Cuando la gente escucha mi nombre, piensan en la ciudad de Baltimore, donde vivo. Pero pocos saben que he mantenido un apartamento secreto en Nueva York por más de tres décadas. ¿Por qué? Para poder ver jodidos filmes extranjeros con desnudez frontal, esa es la razón. Aquí, pues, lo que tú deberías ver no en casa sino en un cine de arte de calidad, con el precio de boleto completo”.

Hela aquí (sustentada con sus propias palabras, además):

1. Beau Is Afraid (Ari Aster)

Un filme larguísimo, loquísimo, divertidísimo acerca del colapso menal de un hombre, con reparto incluso mejor que el de Alrededor del mundo en 80 días: Joaquin Phoenix, Patti LuPone, Parker Posey, Nathan Lane y Amy Ryan. Es un divertimento infernal que nunca olvidarás, incluso si quisieras.

2. A Prince (Pierre Creton)

Nunca habrás escuchado de éste, pero yo nunca he escuchado sobre Super Mario Bros cuando salió, tampoco, así que estamos iguales. Un filme gay improbable acerca de un granjero gerontofílico de muy buen ver y sus viejos amantes que mueren sin otra aparente razón que que la de estar “avergonzados por la juventud y la belleza”. Es tan sucia como el piso mojado. Los pitos se convierten en creaturas míticas; los hombres aúllan como perros. Lenta, escalofriante y poéticamente retorcida. En otras palabras, perfecta.

3. Master Gardener (Paul Schrader)

Otra película erótica que incluye jardinería, en esta ocasión una sadomasoquista con connotaciones de semental nazi y Sigourney Weaver en la mejor interpretación del año como una ricachona con gusto por la venganza. Cava. Cava más profundo, señor. 

4. Full Time (Éric Gravel)

Un thriller extenuante, tan excitante como The French Connection, acerca de una madre soltera normal que trabaja en un hotel y si es que ella podrá llegar a tiempo a su chamba en París, durante una huelga de tránsito. Créanme: es brillante. 

5. Last Summer (Catherine Breillat)

Una historia devastadoramente perniciosa sobre un abogado francés acusado de abusar menores que se enamora lujuriosamente de su propio tan adulador como desagradable hijastro menor de edad, interpretado por Samuel Kircher, que le da una y las tantas al chico de Muerte en Venecia. Nunca desde Paul Morrissey y Joe Dallesandro ha existido una conexón director-estrella así de candente y no consumada. Ella lo tiene. Él lo tiene de modo crudo.

6. Sparta (Ulrich Seidl)

¿Están mejor los chicos rumanos con un pedófilo de clóset que nunca actúa abiertamente pero les muestra amor o sus repugnantes padres heterosexuales que los fuerzan a actuar de modo miserable y rudo? No extraña la controversia que se desató alrededor de la realización del filme. Todo lo que sé son dos cosas: el filme es fabuloso, y me alegra no ser una gallinita. 

7. Fallen Leaves (Aki Kaurismäki)

Otro melodrama inexpresivo casero de uno de los autores de cine más grandes del mundo. Un obrero alcohólico y una solitaria empleada de supermercado se conocen azarosamente y luchan por enamorarse. Es monótono, es corto, es hermoso y no le falta nada. Simplemente llámenlo obsesión magnífica. Cállense y ámenlo. 

8. Extraña forma de vida (Pedro Almodóvar)

Una nueva mirada, refrescante, sin ironía, a la memoria de vaqueros gay, el deseo, la familia y la culpa que prueba que la sangres es más pesada que el semen.

9. Oppenheimer (Christopher Nolan)

Merece el Oscar por ser una inteligente película de acción de altísimo presupuesto, repleta de estrellas, sobre conversar. 

10. Do Not Expect Too Much of the End of the World (Radu Jude)

Una desquiciantemente radical, tediosa, sorprendentemente repetitiva, formidable obra maestra rumana de dos horas y cuarenta y tres minutos, entre Godard y Harmony Horine, en el que permanecemos demasiado tiempo encerrados en el auto de una asistente personal de una compañía cinematográfico seguro de sí mismo, vulgar, adicto al trabajo que no deja de mascar chicle mientras cumple con sus deberes. Cuando terminé de ver el filme estaba completamente seguro de que no me había gustado, pero cuando amanecí a la mañana siguiente me di cuenta que la amaba. ¡Sufrir por el cine! A veces merece la pena. 

Fuente Vulture