Chantal Akerman –la cineasta belga cuya reflexiva y meticulosa observación de la vida cotidiana de las mujeres (a menudo utilizando largos y prolongados planos) hizo que se convirtiera en una de las pioneras del cine feminista y experimental influyendo en generaciones posteriores de cineastas– ha muerto en París a la edad de 65 años.
El fallecimiento de Chantal fue confirmado por su hermana, Sylviane Akerman, y por Nicola Mazzanti, el director del Archivo Fílmico Real de Bélgica, que había trabajado en estrecha colaboración con la cineasta a lo largo de los años y restaurado sus películas. De acuerdo a informes de los diarios franceses, Le Monde y Libération, la directora y artista audiovisual se suicidó la noche del lunes, pero esto no ha sido confirmado de manera oficial.
Nacida en Bruselas el 6 de junio de 1950, Chantal Akerman se inspiró a realizar filmes después de ver Pierrot le fou (1965), de Jean-Luc Godard, cuando apenas era una adolescente de 15 años. A los 25 años, hizo su innovadora Jeanne Dielman, 23 Quai du Commerce, 1080 Bruxelles (1975), que retrata a una ama de casa en tiempo real a lo largo de más de tres horas mientras se prepara la comida, hace las tareas del hogar, y recibe a sus clientes que le pagan por tener relaciones sexuales. En esta película, la repetición minimalista se acumula en silencio para desembocar en un traumático clímax. Respecto a Jeanne Dielman…, Mazzanti ha señalado que:
Es una película que creó, durante la noche, una nueva forma de hacer cine, una nueva forma de contar historias, una nueva manera de decir la hora. Existen cineastas que son buenos, cineastas que son grandes, cineastas que están en la historia del cine. Y también existen algunos cineastas que cambian la historia del cine.
Directores como Todd Haynes, Sally Potter y Michael Haneke han señalado a Akerman como una gran influencia en su obra. El crítico estadounidense, J. Hoberman, en su momento la comparó con Godard y Rainer Werner Fassbinder, al señalar que Akerman “es posiblemente la directora europea más importante de su generación”.
Desde el principio de su carrera, Akerman decidió explorar los modos en que la violencia irrumpe y estalla dentro de la esfera de lo cotidiano. Su primera película, Saute Ma Ville (1968), consiste en 13 minutos filmados en blanco y negro al interior de su departamento; una mujer que decide aislarse del mundo exterior para resguardarse en su espacio íntimo para plantear el caos interno de la protagonista y un cruel desenlace.
Elementos como la angustia y la alienación impregnan las películas de Akerman; ella trató de liberarse de las narrativas lineales y las explicaciones fáciles y directas, tanto en sus ensayos cinematográficos como en su trabajo documental. Hija de padres judíos, el trauma generacional del Holocausto fue un tema persistente, aunque tratado de manera muy sutil, casi por debajo de la superficie. En las últimas décadas, ella volvió a explorar su propia identidad y sus orígenes judíos.
Su última película, No Home Movie (2015), estrenada este año en el Festival de Cine de Locarno, capturó largas conversaciones entre la cineasta y su madre enferma, Natalia, sobreviviente de Auschwitz, que murió en 2014. El filme retrata la incapacidad de una anciana para hablar de aquellas traumáticas experiencias en el campo de exterminio; en una entrevista para The Times, Akerman expresó: “Creo que si hubiera conocido los resultados, no me hubiera atrevido a hacer esta película”.
Durante su larga trayectoria, Akerman exploró el concepto de “variación” en sus formas audiovisuales preferidas, desde sus primeros cortos de finales de 1960 y la inmersión en la escena vanguardista de Nueva York de los años setenta, a través de una narrativa audaz que significaba todo un reto para el espectador. Además de explorar el terreno de la ficción desde una propuesta metareflexiva y autorreferencial, Akerman incursionó constantemente en el terreno del documental y diversificó sus propuestas audiovisuales cuando, a partir de la década de 1990, comenzó a trabajar en instalaciones al interior de museos y galerías.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuentes: The New York Times, The Guardian, Le Monde