La poblana comenzó su carrera como vedette en los años cincuenta, bailando en el Teatro Blanquita. Trabajó en televisión donde desarrolló el icónico personaje y fue en 1968 cuando hizo su primera aparición en cine como La India María en El bastardo (1968).
La India María es, quizá, el único personaje surgido en la televisión mexicana –a principios de los setenta– que fue capaz de lograr grandes éxitos comerciales en su paso al cine, principalmente con Ni de aquí, ni de allá (1987), un filme donde la mujer indígena emprende su aventura migratoria al trasladarse a Los Ángeles –situación que creó empatía con muchos habitantes que habían experimentado algo parecido en su intento por cruzar la frontera–. La popularidad de María –la indígena que sale de su pueblo, ingenua, que debe lidiar con todas las especies de la selva urbana (habitantes abusivos, policías incompetentes, políticos corruptos y turistas estadounidenses), pero que posee una astucia espontánea que le permite resolver las trabas que encuentra– ha sido objeto de discusiones. Por un lado, aquellos que afirman que es un personaje caricaturesco que denigra la figura del indígena; por el otro, que se trata de una reacción contra los estereotipos de belleza (güeras, esbeltas, ojo claro) que desde hace años se han reforzado en los medios masivos.
Sus últimas tres películas fueron dirigidas por su hijo, Iván Lipkies. Su más reciente filme, La hija de Moctezuma, se estrenó apenas el año pasado. Aquí puedes leer nuestra minicrítica.
La sobreviven sus tres hijos Iván, Goretti e Ivette Lipkies.