At Eternity's Gate de Julian Schnabel es una especie de prueba para el cineasta. El director detrás de The Diving Bell And The Butterfly necesita otro éxito después de la decepcionante crítica de su anterior película, Miral. Si su más reciente filme, una biografía que retrata los últimos días de Vincent van Gogh (Willem Dafoe), tiene tanto éxito como parece, Schnabel podría estar muy cerca de ganar varios premios.
Si el estreno en el Festival de Cine de Venecia o el ser seleccionado como la película de la noche de clausura en el Festival de Nueva York no es lo suficientemente prometedor, el primer metraje de At Eternity’s Gate parece tener toda la maravilla visual que uno podría esperar de una película biográfica sobre uno de los mejores pintores que jamás haya existido. Eso sin mencionar la poderosa personificación de Willem Dafoe como van Gogh.
Dafoe parece imbuirse en la representación del famoso pintor y su gran pasión por el trabajo. "Necesito estar en un estado febril. ¡Se llama 'el acto de pintar' por una razón!", exclama a su contemporáneo, Paul Gauguin (Oscar Isaac), un pintor postimpresionista. Dafoe manifiesta la razón fundamental de Van Gogh para pintar, como una búsqueda aparentemente santa para entregar esperanza a su prójimo como se menciona en el segundo clip, en un frenesí de energía agitada. La agitación lo estimula y, a su vez, fomenta el arte.
Filmada por Benoît Delhomme (A Most Wanted Man, Lawless), el cinefotógrafo muestra una sensación de movimiento en congruencia con la energía de van Gogh. Cuando calmadamente monologa sobre por qué pinta, van Gogh está enmarcado en el centro por una cámara estática. Sin embargo, cuando está construyendo su estado febril necesario, la cámara de Delhomme flota y se sacude con el movimiento cada vez más angustiado de van Gogh. La fotografía parece exuberante, pero el cinetismo variable del metraje es sorprendente y parece agregar otra dinámica a la narración.
Trad. EnFilme
Fuente: The Playlist