Cuando Terrence Malick (Thin Red Line, 1998) está en su mejor momento, su cinematografía contemplativa resuena como si todos nosotros, en sus manos pacientes, diéramos testimonio de la divinidad de la vida cotidiana. Pero tan importante para su éxito, y tan frecuentemente pasado por alto, es la música evocadora -y el silencio provocativo- que armonizan perfectamente con su vertiginosa estética visual. Así que para celebrar Song to Song (2017) nos hemos propuesto explorar la música más importante de las películas de Malick, las canciones que más nos conmovieron: un mixtape de Terrence Malick.
Badlands
Ciertamente, la pieza musical clave en la desoladora y hermosa (y comparativamente moderada) película de Malick es "Gassenhauser" del compositor alemán Carl Orff. Una pieza musical corta y casi dulce que ha sido utilizada una y otra vez desde que se utilizó como el tema fundamental en Badlands (1973). La composición es sinónimo de la película de Malick en parte por la rígida yuxtaposición tonal que evoca, y el trabajo que hace para ayudarnos a introducirnos en las mentes de los amantes potencialmente psicóticos.
Days of Heaven
El segundo largometraje de Malick fue el primero en dar una idea clara de su estilo y fue, sin duda, el primero en mostrar el extremo al que podía llegar Malick. Los ejemplos más destacados del filme están traducidos en la música del compositor italiano Ennio Morricone. Malick visitó al compositor en Italia e intentó ejercer su nivel habitual de control autoritario. "No me conocía muy bien, por lo que hizo sugerencias y, en algunos casos, dio soluciones musicales. Esto me molestaba porque decía: 'Esto. . . pruébalo con tres flautas. ¡Algo imposible! Entonces, para complacerlo y en burla, lo haría con tres flautas; de ese modo elegiría mi versión una vez que lo escuchara", dijo Morricone en el documental Rosy-Fingered Dawn. Además, Malick modificó la música de Morricone. Sólo una escena terminó presentando la pieza de música que Morricone había compuesto como tal. El resultado, sin embargo, es un trabajo increíblemente resonante y pastoral, tan hermoso como inquietante, que le valió a Morricone su primera nominación al Oscar.
The Thin Red Line
A pesar de la técnica poco ortodoxa en el proceso de realización de la película, probablemente uno de los aspectos menos ortodoxos involucró a Hans Zimmer, quien compuso seis horas de música en el transcurso de un año antes de que comenzara la filmación.
Todo lo cual ocurrió antes de que Malick llegara a la sala de corte y comenzara a ensamblar lo que se convertiría en una película inquietantemente silenciosa. "Fue muy complicado, especialmente una vez que nos pusimos en este camino de eliminar más y más el diálogo", dijo Zimmer.
The New World
Decir que Malick ha tenido la mala costumbre de alienar a los compositores sería algo así como una subestimación. La peor debacle relacionada con la banda sonora de su larga carrera probablemente tendría que ser con James Horner. El difunto compositor estaba lejos de ser tímido con sus sentimientos sobre trabajar con Malick. "Nunca me sentí tan decepcionado por un cineasta en mi vida", dijo en 2005.
El problema, probablemente se pueda adivinar, fue la edición de Malick. A medida que Malick retocaba el filme, la música de Horner fue desapareciendo y terminó utilizando composiciones clásicas.
The Tree of Life
La quinta y posiblemente la mejor película de Malick también fue la primera que tejió abiertamente la música con la trama de la película, convirtiéndola en un aspecto clave de la narrativa. El realizador trabajó con la leyenda viviente Alexandre Desplat, quien conectó las 30 piezas clásicas que moldean y texturizan la película.
To the Wonder
Al igual que con The Tree Of Life, Malick contrató a un compositor - Hanan Townshend - para crear el tejido de las pistas en su mayoría clásicas.
Kinght of Cups
Malick tardó unos años en encontrar un colaborador musical que encajara con su estilo y con sus compañeros, pero Hanan Townshend finalmente lo logró. El compositor. El éxito de la colaboración parece basarse en lo que James Horner despreciaba de Malick: usará música clásica siempre que le plazca. Townshend parece entender cómo funciona Malick, conformándose con componer canciones para llenar los vacíos en lugar de abarcar todo el espacio.
Voyage of Time/Voyage of Time: The IMAX Experience
En pocas palabras, la música es celestial. El ambicioso documental, que tardó unas cuatro décadas en desarrollarse (algo raro incluso para Malick), busca contar la historia del universo desde su nacimiento hasta su muerte), y la música que Malick elige para acompañarla es tan grandiosa como apropiada.
Song to Song
Las canciones van desde lo inesperado hasta la adaptación y lo conocido. Sin mencionar que artistas como Lykke Li y Patti Smith desempeñan un papel clave en la película. Es una película construida en base a la música. Un cambio en el estilo de trabajar de Malick.
Trad. EnFilme
Fuente: The Playlist