Aquí puedes revisar toda la lista de filmes (algunos con tráilers) que se proyectaran en Venecia
The Power of the Dog y The Card Counter en Venecia 2021
Spencer, Madres paralelas y Fue la mano de Dios en Venecia 2021
Lee aquí nuestra Reseña de Nuevo orden
Ve aquí nuestra Entrevista con Michel Franco
Dentro de la Competencia Oficial del Festival de Venecia se ha presentado Sundown, el filme del autor mexicano, Michel Franco, apenas un año después de haber ganado el León de Plata con su poderoso y controversial Nuevo orden. Y la crítica especializada, una vez más, reconoce su talento y, alejada de las polémicas locales surgidas a partir de la imposibilidad de muchos de salirse de la polarización para juzgar una obra por lo que es, aprecia las cualidades del cine de un director en dominio de su oficio. Esto analizaronn:
Sundown, Dir. Michel Franco
★★★★★
Neil Bennet (Tim Roth) se encuentra disfrutando unas fabulosas vacaciones en un complejo turístico con su hermana, Alice (Charlotte Gainsbourg), y los dos hijos adolescentes de ella. Tienen una hermosa vista al mar, una piscina de horizonte infinito y una cantante (Ely Guerra) para entretener su cena en el hotel. Después, abruptamente, un desastre. Suena el teléfono: su madre ha muerto. Así que Neil hace lo que cualquier hijo sensible haría en una posición similar: pretende que ha perdido su pasaporte y, por ende, no puede viajar de regreso a casa para asistir al funeral. La mujer ha muerto, de cualquier forma, así que no le importará.
Evidentemente está mal reírse de Sundown, el brillante filme de Michel Franco, pero me temo que de todos modos lo hice, en repetidas ocasiones mientras lo veía, muchas veces más cuando lo recordaba, posteriormente. Es el filme más chistoso de la competencia de este año en Venecia, pero quizá también el más ojete, si bien nunca aspira a las risas o el asco y puede quizá más fácilmente ser leído como una tragedia humana a menor escala. Sundown muestra la decisión de Neil y luego procede a caminar a su lado, como un compañero inocente. Es un enfoque que hace que el toque cómico del filme mucho más negro.
Qué extraordinaria interpretación nos obsequia Tim Roth, en la medida en que su actuación pudiera calificarse como tal. Se desliza a lo largo del relato con una media sonrisa plácida, sus hombros caídos, arrastrando sus sandalias; un hombre vacío que desea nada más que ser dejado solo con su nada. Así que ¿qué importa si se pierde la cremación de su madre y miente a su adorada familia? Se encoge de hombros como un esposo que ha olvidado sacar la basura.
Franco levantó ámpula aquí, el año pasado, con su Nuevo orden, provocador thriller de clase baja. Sundown, en su propio modo, es igualmente transgresor. Es despiadado y su tono es perfecto, una proeza existencial con sombras de El extranjero de Camus. Eventualmente Franco nos provee algunas buenas y sólidas claves para entender por qué es que Neil actúa como lo hace, aunque no estoy seguro de que necesitara hacerlo. Su filme se encuentra en su mejor momento cuando está más aireado y bañado por el sol, cuando se encuentra pasando el rato con Neil en la playa, observándolo desenchufarse, totalmente relajado. Él se sienta en su silla sin importarle nada en el mundo; con una botella de cerveza en la mano y la resaca de una ola en sus tobillos.
- Xan Brooks, The Guardian
Después del barrido épico que logró con Nuevo orden, su mordaz parábola sociopolítca, que le ganó el Premio Especial del Jurado aquí en Venecia hace un año, el autor mexicano, Michel Franco, retorna al festival con este pequeño pero intrigante drama situado en Acapulco, en el que colabora de nuevo con Tim Roth. Franco parece ver en el actor británico el recipiente para enigmas, un estudio en impenetrabilidad: esto fue cierto para Chronic (2015), y lo es de nuevo en este caso.
Sundown es el drama de una familia que sufre un colapso, en el que Franco se acerca a Michael Haneke en su observación clínica de las líneas resquebrajantes de la burguesía. Pero el filme comparte otra característica con el trabajo del director austríaco en el sentido de que está en su mejor momento cuando es exasperadamente reticente, y en su nivel más débil cuando es forzada a ofrecer algún tipo de explicación. Lo que no detendrá a este peculiar, frágil fime de recorrer un puñado de otros festivales tras su paso por la competencia oficial de Venecia antes de aterrizar en cines de varios mercados de cine de arte, aunque tendrá que formarse en la fila detrás de Nuevo orden, que sigue esperando estrenar en muchos territorios.
El comienzo de Sundown vacila a la audiencia hacia el asumir cuestiones acerca de la familia londinense que está vacacionando en un complejo turístico de muy alta escala, cerca de Acapulco, el tipo de lugar que te ofrece tener tu propia villa con alberca y empleados a tu servicio. Hay dos adultos, Neil (Roth) y Alice (Charlotte Gainsbourg), con dos adolescentes, Alexa (Albertine Kotting McMillan) y Colin (Samuel Bottomley). Parece lógico pensar que se trata de una pareja con sus hijos, una entidad familiar. Pronto les llega la noticia, empero, de que la madre de Alice ha muerto en Londres. Neil, que parece un poco ajeno y abstraído mientras los demás empacan y se dirigen al aeropuerto, no encuentra su pasaporte, por lo que Alice y sus hijos viajan dejándolo a él, quien entonces toma un taxi y le dice al conductor que lo lleve a cualquier viejo hotel de Acapulco, que a él le da igual.
El filme flota alrededor de una idea interesante: ¿es posible llevar una vida basada enteramente en la falta de voluntad, yendo con la corriente, sin lastimar a los demás? Esa idea no es del todo proseguida en Sundown que, como Chronic, malabarea demasiados temas (uno de ellos presagiado en el título del filme) sin atar realmente ninguno de ellos. Y se siente, de nuevo, como si el guionista-director se viera forzado a llevar esta lucha llena de intriga y dramáticamente abierta a una resolución con un final que no es realmente un final. De cualquier forma, hay momentos en los que, como las llamativas luces de Acapulco, Sundown parpadea hasta convertirse en algo muy especial cuando es visto desde el ángulo adecuado, en el estado anímico preciso: un filme acerca del adiós a la vida que, al mismo tiempo, acerca de una especie de vida póstuma.
- Lee Marshall, ScreenDaily
En el transcurso de un año en el que todo mundo ha estado viviendo al borde, el prolífico director mexicano, Michel Franco, ha logrado sacarnos de nuestras zonas de comfort no una, sino dos veces, entregándonos provocaciones por separado, espalda con espalda, en el Festival de Venecia. En 2020, ganó el León de Plata por su bárril de pólvora en forma de thriller, Nuevo orden, y ahora regresa con su relativamente subestimado -pero también impactante- Sundown. Pese a que ambos filmes son glaciales examinaciones acerca de la violencia, las inequidades y los explosivos conflictos sociales en el México contemporáneo, difícilmente podría acusarse a Franco de estarse repitiendo. Mientras Nuevo orden era un escupitajo en el rostro, Sundown es un regreso al enfoque más íntimo de los primeros filmes del controversial autor.
Sundown es el filme más exitoso, conceptualmente hablando, de este director de altos vuelos, un intrincado y poco convencional acertijo, un misterio, complementado con asesinatos, en el que la resolución no es ni por mucho tan importante como el proceso de hilvanarlo todo junto. Franco es deliberadamente tacaño con los detalles al principio, confiado en que los espectadores arribarán a sus propias conclusiones y, al hacerlo, sus prejuicios (un término odiado pero necesariamente peyorativo) moldearán su forma de ver la situación. Mientras más información se recibe de este corto filme de 83 minutos, la audiencia no solo entenderá mejor la historia sino que, idealmente, también a ellos mismos como personas, reconociendo cómo es que sus propias suposiciones han sido afectadas por su lectura inicial de ciertos elementos.
Mientras casi todos los directores del cine actual intentan, hasta cierto punto, crear experiencias placentera para sus espectadores, Franco está comprometido a desafiarlas. Sundown no es la excepción: la misión del director es arrastrarnos del cuello hasta sacarnos de nuestra zona de comfort, haciéndolo eludiendo los aspectos más melodramáticos de sus historias (poniéndose en la compañía de Michael Haneke y Ruben Östlund), a través de un estilo que ciertamente frustará a algunos y dividirá a muchos.
- Peter Debruge, Variety