Hace más de tres décadas, a principios de 1986, David Lynch llegó a Wilmington, Carolina del Norte, para comenzar a filmar su cuarto largometraje, Blue Velvet. El neonoir surrealista y emocionalmente abrumador que comenzó a tomar forma allí se convertiría en uno de los sueños de la fiebre estadounidense más emblemáticos de su era, en gran parte debido al arduo trabajo y la fe creativa que Lynch y sus colaboradores vertieron en ella. El fotógrafo alemán Peter Braatz, que tenía veinticuatro años en ese momento, fue invitado por Lynch al set después de escribir una carta al director ofreciéndole una crónica de la realización de su proyecto. Mientras estaba allí, Braatz capturó el proceso creativo de inmersión total detrás de cámaras, y finalmente se basó en el audio y el material visual de primera mano que había reunido para hacer Blue Velvet Revisited, un documental que cuenta con un inquietante soundtrack producido por la banda británica Cult With No Name.
El documental impresionista detrás de cámaras de Braatz aparece en la nueva edición Criterion Collection de Blue Velvet, y en el siguiente clip se escuchan dos piezas de audio. En la primera, Lynch expresa su confianza en los componentes dramáticos de Blue Velvet, mientras admite su incertidumbre sobre si esas partes finalmente se unirán. Luego Isabella Rossellini, que ofrece una actuación inolvidable en la película como la trágica cantante de salón Dorothy Vallens, describe la inocencia que ella considera fundamental para la personalidad y el arte de Lynch, y para confirmar la complejidad psicológica de su guion.
Trad. EnFilme
Fuente: The Criterion Collection