Puertas cerrando, casquillos de proyectiles golpeando el piso, zapatos chirriando ... son las pequeñas cosas las que se destacan.
Hay algo sobre el inquietante silencio en la forma en que conocemos a Anton Chigurh en el filme de los hermanos Coen, No Country for Old Men. La puerta se cierra de golpe. Entonces escuchamos el golpeteo de sus botas en el pavimento. Es como si estuviéramos sentados en el borde de nuestros asientos, esperando la explosión.
Y no es solo esa escena. Cada capa de No Country for Old Men está superpuesta con un sonido tranquilo y naturalista que lo lleva de un western apasionante a una obra maestra.
Desde los fotogramas iniciales hasta los finales, esta película es un ejercicio no solo de lo que ves, sino de lo que escuchas, tal como lo evidencia el siguiente video elaborado por The Sound of Cinema.
Trad. EnFilme
Fuente: No Film School