La comedia y la tragedia suelen ir acompañadas y ser complementarias y, al mismo tiempo, son completamente opuestas. Ambos tienen elementos del otro, pero cuando se trata de comedias en particular, una pequeña tragedia arrojada se traduce en un cierto tipo de absurdo, uno que se ha vuelto bastante frecuente en la última década más o menos gracias a películas como Little Miss Sunshine, (500) Days of Summer, y casi todas las películas de Noah Baumbach y Wes Anderson.
Parece que los momentos divertidos se pueden hacer aún más divertidos al inyectarles algo de tristeza, y para una discusión sobre los por qué de esta extraña alquimia, recurrimos a Jack Nugent, del canal Now You See It, quien en su videoensayo My Favorite Movie Memory: Tragicomedy le da al tema una exploración minuciosa.
La tragedia en la comedia funciona porque así es como funciona la vida; hay estrellas que brillan en el cielo nocturno más oscuro y hay sombras en los días más brillantes. Al mezclar uno con otro en la pantalla, se logra el equilibrio: la tragedia evita que la comedia se vuelva demasiado tonta o juvenil, y la comedia evita que la tragedia sea un anclaje emocional y arrastre la escena hacia abajo. Nugent ha presentado un ejemplo estelar de este equilibrio en una escena del primer episodio de Horace & Pete, producción de Louis CK, para comenzar la conversación.
Trad. EnFilme
Fuente: Film School Rejects