La dedicación que aparece al final de Innocence (2004), de Lucile Hadzihalilovic, es “à Gaspar” (a Gaspar), un homenaje a su entonces compañero, el conocido provocador Gaspar Noé (Irreversible, Love, Climax). Dado que Innocence se basa en un trabajo de otro artista controvertido, el dramaturgo alemán Frank Wedekind, que fue una figura controvertida por escribir las obras, Pandora's Box y Spring Awakening, ambas se adentran en los tabúes de la sexualidad juvenil, la lujuria y los violentos juegos de poder centrados en chicas jóvenes que se ven obligadas a un régimen implacable de exhibición, desempeño y subyugación, bien podrías temer lo peor. Podrías temer, como en el título de otra película de Noé, “entrar en el vacío”.

En su lugar, Hadžihalilović produjo un relato de miedo sugerente y seductor que se desliza silenciosamente dentro de su cabeza y ataca desde adentro hacia afuera.

El filme se centra en Iris, una niña de seis años que descubre rápidamente cuáles son las normas del internado en el que, principalmente, se enseña danza, educación física y biología. La obediencia es primordial, y aquella interna que se rebele y trate de escapar será condenada a servir a las demás y a permanecer en el internado para siempre. A medida que pasa el tiempo, Iris se va acostumbrando a su nueva vida. Sin embargo, hay algo que le confunde: todos los días, a las nueve de la noche, un ruido subterráneo resuena en el corazón del bosque donde se sitúa el internado, y Bianca, la mayor de las internas, abandona el edificio para participar en una reunión secreta. Una noche, Iris la sigue hasta la casa donde se alojan las profesoras. En la misma todo parece desierto. Incluso Bianca parece haberse desvanecido en el aire.

La belleza de sus imágenes, todas las escenas al aire libre tomadas con luz natural se yuxtaponen con las connotaciones siniestras que muchos de ellos sostienen. Estos silenciosos horrores se acentúan ya que nosotros, el público, entendemos que las mujeres jóvenes, en virtud de su edad, inexperiencia y, sí, inocencia, tienen poco concepto de las corrientes subterráneas que ocurren en el relato.

Innocence prospera, incluso florece, en sus ambigüedades, sus alusiones y lo que a menudo no muestra. Al observar el filme, aprendemos cómo los impulsos más oscuros pueden ser los nuestros.

Trad. EnFilme

Fuente: Fandor