En su segunda década, el cine luchó para evolucionar. Las primeras películas de los hermanos Lumière eran breves registros de la vida cotidiana; pero con la llegada de cineastas como Georges Méliès, Edwin S. Porter, Alice Guy y D. W. Griffith, el cine comenzó a nutrirse de otras disciplinas artísticas. Literatura, teatro, música y las artes visuales comenzaron a inspirar el lenguaje cinematográfico. El cine se convirtió en un amplio lienzo; las películas –cuya duración oscilaba entre 2 y 8 minutos– se alargaron en su duración debido a que las historias representadas crecieron en complejidad. El primer largometraje en la historia del cine fue The Story of the Kelly Gang, un filme australiano de 1906. Nueve años más tarde, Griffith estrenó su obra maestra, The Birth of a Nation (1915), que cristalizó el lenguaje cinematográfico y demostró que las películas de larga duración podían tener éxito financiero. En medio de esas dos películas se desarrolló L'Inferno (El infierno, 1911), el primer largometraje del cine italiano y, para muchos historiadores y críticos de cine, la mejor adaptación de La divina comedia de Dante Alighieri (claro, refiriéndose específicamente al fragmento de “El infierno”).
Francesco Bertolini, Adolfo Padovan y Giuseppe de Liguoro se nutrieron de la literatura y del teatro para desarrollar su proyecto cinematográfico. Aún su percibe una puesta en escena muy teatral y una cámara poco propositiva que sólo se esfuerza para registrar lo que ocurre en el escenario central. Sin embargo, existe un trabajo muy detallado en los decorados y los vestuarios; una dirección de arte orientada a lo barroco. Otro aspecto destacado, es la reconfiguración visual: al tratarse de imágenes en blanco y negro, se percibe la fuerte influencia de la obra de Gustave Doré, artista francés que elaboró los grabados más famosos que han acompañado varias de las más destacadas ediciones de la obra de Dante.
Respecto a este filme, el crítico estadounidense, Stephen W. Bush, escribió:
Los directores han seguido, en su letra y en su espíritu, las concepciones de Dante. Ellos se han sentado como estudiosos dóciles a los pies del maestro, en conciencia y han dado lo mejor de su capacidad obedeciendo todas las sugerencias de su genio, conduciéndose sin inspiración, excepto la que provenía de la fuente original. Gran efecto ha sido su recompensa. Ellos han logrado que Dante sea inteligible para las masas. La obra inmortal, cuya belleza hasta ahora era accesible sólo a un pequeño grupo de estudiosos, tiene ahora, después de permanecer dormido durante más de seis siglos, la posibilidad de ser propiedad de la humanidad.
A continuación puedes ver El infierno:
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Open Culture