¿Es el apartamento de Jeanne Dielman, 23, quai du commerce, 1080 Bruxelles (1975) una casa encantada? Bien podría ser. Debido a que la vivienda donde se desarrolla la mayor parte de la obra maestra de Chantal Akerman a menudo está desierta, con solo los sonidos lejanos de los pies arrastrando y las llaves que llenan sus pasillos.
Mientras la cámara espera a que llegue la protagonista (o se demora después de que ella se haya ido), las salas se reducen a cámaras de eco. Cuando Jeanne Dielman desaparece de la vista, solo queda su aura auditiva. Ella está sin cuerpo, un fantasma incluso en su propio reino doméstico. Su ausencia visual en estos momentos representa, literalmente, la invisibilidad de su difícil situación: una vida vivida en las sombras, un destino sufrido a la vuelta de la esquina, convenientemente fuera de la vista para el resto de la sociedad.
Este videoensayo elaborado por Filmscalpel consiste en esos momentos en Jeanne Dielman, 23, quai du Commerce, 1080 Bruxelles, donde nos dejan reflexionar sobre habitaciones vacías y pasillos. Y hay muchos de ellos: aproximadamente cinco minutos y medio de duración de la película son tomas interiores sin ninguna presencia humana visual.
El sonido acusmático es el sonido que uno escucha sin ver su fuente. La etimología del término puede (supuestamente) remontarse al griego antiguo, donde akousmatikoi fue el nombre que se le dio a los alumnos de Pitágoras. El filósofo hizo que sus discípulos escucharan sus enseñanzas mientras él mismo se escondía de la vista, obligándolos a centrarse en la esencia de sus conferencias en lugar de en las apariencias. Akerman usa la misma estrategia: en la ausencia visual de Jeanne Dielman, la esencia está en los ruidos
Sound Unseen: The Acousmatic Jeanne Dielman usa solo los interiores vacíos en la película de Akerman y los sonidos que acompañan a estos lugares desiertos. Sin embargo, las imágenes y los sonidos se han reorganizado en gran medida para crear una narrativa. Escuchamos un día en la vida de Jeanne Dielman mientras las imágenes funcionan como un palacio de memoria. El videoensayo sugiere que estos momentos inmóviles no son apéndices sino el corazón de la película.
Trad. EnFilme
Fuente: Filmscalpel