Video. ‘Michael Haneke: My Life’, un documental sobre el director austriaco
Las 10 películas favoritas de Michael Haneke
Cuando uno está dispuesto a ver una película de Michael Haneke (El séptimo continente, 1989; El listón blanco, 2010; Amour, 2012) debe asegurarse de entrar a un estado de ánimo adecuado para ver algo perturbador, agresivo y provocativo. El trabajo del autor austriaco es riguroso, restringido y controlado con un énfasis particular en la deshumanización de la sociedad moderna, y todo ello lo hace a través del prisma de los actos más potentemente realistas de violencia y crueldad.
La representación de la violencia es uno de los elementos activos más inquietantes del estilo de Haneke, que tiene maestría y talento para lanzar ráfagas prolongadas y crear atmósferas perversas e inquietantes. La puesta en escena está estrechamente construida a partir de la obsesión y el cuidado en cada pequeño detalle para confeccionar una potente y precisa atmósfera visual y sonora con la intención de horrorizar y agobiar al espectador. El control total y absoluto que tiene Haneke sobre cada elemento que forma parte de su filme, le brinda la posibilidad de capturar al espectador para que éste reaccione ante cado acto de violencia que se le presenta. Haneke nos hace escuchar y ver cosas terribles, y para ello hace uso de silencios perturbadores capaces de darle forma y contenido a la violencia. A veces las secuencias más tortuosas no requieren música o diálogos de fondo.
En la actualidad, Elsie Walker está escribiendo un libro sobre las bandas sonoras de las películas de Michael Haneke titulado Hearing the Cinema of Michael Haneke (próximo a publicarse bajo la edición de Oxford University Press). Ella elaboró, con Jacob T. Swinney, este videoensayo, Taking Time to Hear: Accented rests in Michael Haneke’s cinema, que explora el sonido como una especie de salvación. El cine de Haneke demanda que experimentamos el dolor, junto con sus personajes, pero, al contrario de muchas discusiones académicas que señalan al director como un artista sádico y cruel, Walker y Swinney analizan cómo Haneke conduce al espectador a escuchar el dolor de las víctimas con compasión a través de intervalos de silencio maliciosamente insertados con la intención de experimentar una forma de empatía final.
LFG (@luisfer_crimi)
Fuente: Elsie Walker (Vimeo)