Cada película de Stanley Kubrick es un viaje a las profundidades de nosotros mismos, nuestra sociedad, nuestra existencia. Más que cualquier otro director, quizás y sin importar en qué género o época histórica, Kubrick contó sus historias de una manera que atrajo a la audiencia por su propia voluntad, pero bajo su control narrativo. Su trabajo es una fuerza, como la gravedad, a la que nos sometemos, pero que somos incapaces de ignorar de ninguna manera. Sus marcos crean una fuerza centrífuga que nos mantiene como Alex en esa silla, abriéndonos los ojos e insistiendo en nuestra atención.
Una de las muchas formas en que Kubrick ayudó a crear este ambiente cinemático de atracción irresistible fue mediante el uso repetido de los tracking shots (tomas de seguimiento) que no solo infunden una sensación de fluidez al ritmo de sus películas, sino que también permitieron una ventana tácita hacia los estados emocionales y mentales de los personajes que estaba siguiendo.
En un supercut de CutPrintFilm TV se han recopilado varios de los tracking shots de Kubrick para ilustrar el carácter cinético y dinámico de su cine.
Trad. EnFilme
Fuente: Film School Rejects