“Robó la idea de mi subconsciente”. Es el tipo de sentencia que proviene de un personaje de Inception (2010). Pero estas palabras fueron realmente pronunciadas por Salvador Dalí, surrealista legendario que gritó supuestamente con furia a mediados de 1936 en el estreno de Rose Hobart, la película experimental de Joseph Cornell. Dalí creía sinceramente que había concebido la totalidad de Rose Hobart hasta el último detalle, todo en su cabeza, pero nunca se había comprometido con el guion ni lo había discutido con nadie; y que Cornell invadió su subconsciente y se robó la idea. Esta anécdota funciona como el contexto ideal para comprender Inception - A Surrealist Tale about Lost Love, el magnífico videoensayo de Agnieszka Piotrowska que estudia los muchos vínculos entre el movimiento surrealista y la película de Christopher Nolan.
A lo largo de su análisis, la autora se enfoca en las similitudes entre Inception y el clásico surrealista Un Chien Andalou (1929) de Salvador Dalí y Luis Buñuel. Según Piotrowska, la película cumple exactamente las exigencias de surrealismo de André Breton, como se describe en Los manifiestos del surrealismo en 1924, un documento que fue la base filosófica de Un perro andaluz, posiblemente la primera película surrealista. El surrealismo a su vez fue, por supuesto, profundamente influenciado por el psicoanálisis y la obra de Sigmund Freud sobre los sueños (The Interpretation of Dreams, 1901) en la que este último sugirió que los sueños son el “camino real hacia el inconsciente”. En sus Manifiestos, Breton quería sacar la noción del inconsciente de lo patológico: el sueño para él no era solo una forma de descubrir las disfunciones de un sujeto, sino que veía el mundo de los sueños como una forma de ser uno mismo, sin vínculos con lo ordinario y lo mundano de la cultura y la sociedad, incluso en 1924. Bretón en su texto se desespera por la victoria de lo racional en la cultura occidental, que consideraba que destruía toda creatividad:
Muchas suposiciones y afirmaciones expresadas en Inception dan por sentado la percepción del mundo basada en el psicoanálisis sin reconocer necesariamente sus orígenes. Vale la pena tener en cuenta que desde la primera proyección de la película en 2010 ha habido un par de colecciones de ensayos escritos por filósofos (por ejemplo, Inception and Philosophy: Because It's Never Just a Dream (2011) editado por David Kyle Johnson, John Wiley & Sons), que desautoriza la premisa más básica de toda la película, a saber, que el inconsciente existe y que nuestro ser racional no puede controlar o saber todo sobre el mundo y sobre quiénes somos. A pesar del uso molesto de la película de la palabra “subconsciente” (en lugar de “inconsciente”), la estructura y presentación de la película es un texto profundamente complejo y psicoanalíticamente informado sobre la incognoscibilidad del mundo en el que vivimos. También es una reflexión seria sobre el poder del amor y la naturaleza indomable del inconsciente, a pesar de nuestros esfuerzos por negarlo o controlarlo de algún modo.
Uno vez comprendido este contexto, encontramos sorprendentes similitudes visuales y conceptuales entre Inception y Un Chien Andalou: la sensación de pérdida de un individuo en la ciudad, el sentido del movimiento tanto en términos del trabajo de cámara como de los personajes que se muestran físicamente en la película, un sentido de la represión o supresión del deseo (sexual) así como de alguna confusión de género. Encontramos las imágenes del océano y la playa, la costa y las olas, presentes en ambas películas de una manera sorprendente. La noción de una fantasía de unión, que en Inception se puede encontrar solo en el sueño, de alguna manera hace eco de las escenas finales de Un Chien Andalou. Las películas nos recuerdan que los psicoanalistas tenían muchos problemas con el deseo femenino y que los surrealistas estaban obsesionados con él, así que eso explica el uso de imágenes de Man Ray y otros surrealistas que subrayan esta sensación de anhelo, deseo, pérdida e imposibilidad de amar.
Trad. EnFilme
Fuente: In Transition