Imagina tener que dirigir la secuela de una gran película o la próxima entrega de una franquicia. Tal vez relevas a Ridley Scott después de Alien, o tal vez tengas la tarea de hacer la próxima película de Star Wars. Una gran película es a menudo el resultado de la visión singular de un director, y en estos días, si una película es un gran éxito comercial, hay buenas posibilidades de que haya al menos un seguimiento, si no más. Entonces, ¿qué ocurre con esa visión singular cuando un nuevo director se hace cargo de la próxima entrega? ¿Cómo puede el nuevo cineasta llenar los zapatos del primer director? Tal vez uno puede imitar el estilo original, pero corre el riesgo de parecer poco imaginativo. Tal vez el nuevo director pueda tomar la historia en una dirección totalmente nueva y novedosa, pero eso también puede ser contraproducente (solo pregúntale a Joel Schumacher cómo le fue con su secuela de Batman Returns). La imitación ha tenido éxito y ha fallado, y las nuevas ideas son aplaudidas y abucheadas. Como nuevo director que toma las riendas, ¿qué puedes hacer? Bueno, los realizadores no deben preocuparse. Desde el trabajo de Steven Spielberg y James Cameron hasta las películas de Iron Man y Creed de Ryan Coogler, abundan las lecciones sobre el éxito y el fracaso. La respuesta puede ser más simple de lo que piensas, al menos así lo establece The Agony and Ecstasy of Directing Sequels, un videoensayo de Fandor.
Trad. EnFilme
Fuente: Fandor