Video. William Friedkin y la entrevista que le realizó a Fritz Lang en 1974
Video. ‘The Exorcist’ y su impacto cultural en 1973
Las películas, tradicionalmente, se resuelven. La historia termina feliz, o por lo menos contenta, con la mayoría de los diversos hilos atados y todos los personajes importantes llegan a un arco concluyente. Es sólo en el último cuarto de siglo, aproximadamente, que la corriente principal de películas han comenzado a emplear frecuentemente desenlaces ambiguos, un cambio de rumbo motivado por la incursión de directores independientes en los grandes estudios.
Pero mucho antes de que Christopher Nolan o David Lynch, el director William Friedkin (The French Connection, 1971; The Exorcist, 1973; Sorcerer, 1977) rompió la complaciente tradición y terminó sus películas de maneras nuevas e inesperadas.
SPOILER ALERT: The Exorcist termina con nuestro héroe, el padre Karras, condenándose a sí mismo con el espíritu del demonio y saltando a su muerte desde una ventana; The French Connection concluye con el villano principal, Charnier, eludiendo a 'Popeye' Doyle, y de hecho aprendemos de los créditos cerrados que él nunca fue aprehendido; Sorcerer termina con una explosión, aunque no es la que hemos estado esperando. FIN DEL SPOILER.
El punto es que los finales de Friedkin forman parte del sello distintivo del director, y en el siguiente videoensayo de MUBI, se exploran en profundidad erudita los tres filmes mencionados para ver cómo el director juega con las certezas y expectativas de la audiencia para generar dramatismo y sorpresa en los géneros del horror, el thriller y el crimen en una misma década.
Trad. EnFilme
Fuentes: Film School Rejects, MUBI