Cuando se trata de hacer un gran thriller de suspenso, Jeremy Saulnier se destaca como uno de los cineastas más talentosos de la actualidad. Sus dos más recientes filmes, Blue Ruin (2013) y Green Room (2015), se construyen a partir de su capacidad de cautivar al público con guiones eficaces y creativas estrategias visuales que mantienen al espectador comprometido con el relato.
En Blue Ruin and Green Room - The Art of Suspense, videoensayo elaborado por CinemaWizardBoy, se analizan algunas de las técnicas que Saulnier utiliza con mayor eficacia. Todas estas tácticas se combinan de una manera específica para mantener a la audiencia constantemente en adivinar lo que podría suceder a continuación.
Uno de los primeros elementos que se destacan es “la cámara omnisciente”. Este recurso es una gran manera de construir una atmósfera de suspenso. Esta calidad voyerista defendida por Alfred Hitchcock, y utilizada con gran efecto por John Carpenter, hace que el espectador sienta atmósferas perturbadores que paulatinamente crecen hasta apoderarse de la pantalla.
Otro rasgo que Saulnier hace particularmente bien en Blue Ruin es que establece un personaje capaz de transmitir inmediatamente simpatía con el espectador para involucrarlo rápidamente en su propia historia. Es un verdadero maestro en cuanto a la manera de presentar a su protagonista como una persona cotidiana que es lanzada hacia situaciones extraordinarias. Con estos personajes, el público está más interesado en los dilemas que deben afrontar.
Por supuesto, el siguiente paso obvio para crear un buen protagonista es crear un antagonista amenazador. Éste debe ser alguien que realmente pueda llevar al héroe a una situación límite (la violencia como la última y única salida para sobrevivir). Cuanto más potente o dominante sea la amenaza, más suspenso habrá. Por esta misma razón, es importante que el protagonista tenga una fuerte motivación para enfrentarse al antagonista.
Trad. EnFilme
Fuente: No Film School