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Video: La figura de la bruja en el cine escandinavo, un videoensayo
Publicado el 06 - Jul - 2015
 
 
El uso de la imagen de la bruja para representar la venganza y la resistencia de los paganos en contra del cristianismo en Escandinavia desde la Edad Media. - ENFILME.COM
 
 
 

Es difícil imaginar que las atmósferas perversas asociadas al terror existan en Dinamarca, Noruega, Suecia y Finlandia, países que ocupan los primeros lugares en las listas de desarrollo humano, calidad de vida y que, además de sus atrayentes paisajes, sus ciudades representan los escenarios ideales para habitar.

Sin embargo, existe una tradición de artistas escandinavos interesados en representar el crimen, la violencia y el horror que se encuentra incrustado  en los exuberantes fiordos y en los pequeños pueblos. El clima de estas regiones ayuda a crear un estado de ánimo perverso, pues la vida cotidiana de estos países se enmarca en muchas horas de oscuridad al día, dejando que el sol sólo haga acto de presencia durante el verano. Además de eso, Escandinavia fue el hogar de los brutales vikingos e iracundos dioses nórdicos como Odín y Thor, leyendas que han servido para construir relatos de terror a lo largo de la historia de esta región.

A partir del siglo XIX se consolidaron las representaciones de la bruja como elemento central del terror producido en los países nórdicos. El escritor británico, Roald Dahl –cuyos padres eran noruegos– sentenció que “los noruegos saben todo acerca de las brujas; Noruega, con sus bosques oscuros y sus montañas heladas, es el primer lugar que visitaron las brujas”.

Mientras que el cine de terror escandinavo nunca se ha colocado dentro de un movimiento artístico (tal como sí ocurrió con el expresionismo alemán), los cineastas y artistas de esta región han ejercido influencia en el género. Por ejemplo, en pintura, Edvard Munch significó un gran impacto para los expresionistas; Ingmar Bergman y Carl Th. Dreyer son los dos más grandes cineastas escandinavos con repercusiones en el cine a nivel global. El uso de las luces y sombras fue el recurso visual fundamental para perforar en las almas culpables y torturadas de sus personajes. Dilys Powell, cuando escribió su crítica sobre El séptimo sello (Bergman, 1957), dijo que “cada vez que el cine escandinavo tiene cinco minutos libres para ser rellenados, deciden llevar a cabo la quema de una bruja”. 

Escandinavia, durante el periodo medieval tardío, fue la última de las regiones europeas en convertirse al cristianismo. La lucha y discusión entre los códigos éticos de los paganos y el perdón cristiano permaneció durante los siguientes siglos. Esta tensión fue traducida en miedo por los primeros filmes escandinavos para representar la venganza y la resistencia de los paganas en contra del cristianismo mediante el uso de la imagen de la bruja. Uno de los mejores filmes en representar este conflicto es Día de ira (1943) de Dreyer. El filme se sitúa en la Dinamarca de 1623; en plena caza de brujas, Absalom, un viejo sacerdote, promete a una mujer condenada a muerte que salvará a su hija Anne de la hoguera si la joven accede a casarse con él. Según la ley, las descendientes de las brujas también deben arder en una pira. Meret, la anciana madre de Absalom, desaprueba desde el principio el matrimonio. Cuando Martin, el hijo de Absalom, regresa a casa para conocer a su madrastra, se enamorará de ella y ambos compartirán una relación prohibida.

Otra de las películas de Bergman, El manantial de la doncella (1960), refleja una tensión similar. Ambientada en la Suecia del siglo XIV donde el culto a Odín compite contra el cristianismo, la película sigue a la ingenua y virgen Karin, una joven que, mientras viajaba sola para ofrecer velas a la iglesia, es brutalmente violada y asesinada por dos hermanos. La película se transforma, de una historia cristiana pacífica a una historia de venganza, cuando el padre de la joven, Töre se aleja de su nueva fe cristiana para abrazar los códigos paganos de venganza para buscar a los asesinos de su hija. Se trata de un relato que dramatiza el miedo constante y la amenaza que representa el regreso de un paganismo reprimido, y este es el elemento que distingue el horror escandinavo. La oposición entre el código heroico de tradición nórdica y los valores cristianos que impulsaron que desapareciera el antiguo sistema de creencias afecta cultural y psicológicamente a los escandinavos. Esta lucha constante se ha representado en forma de brujería; la bruja es la imagen ideal para representar la incomodidad que se siente hacia el cristianismo.

A lo largo de la historia, la representación de la brujería ha sido brutal y violenta, y se exploró durante la época del cine mudo por Benjamin Christensen en Häxan (1922) y en Las páginas del libro de Satán (1921) de Dreyer. En el primero, Christensen se basa en un manual alemán para inquisidores del siglo XV para fusionar documental y ficción dramática y mostrar la relación de los hombres de la Edad Media (su actitud y la proliferación de brujos y brujas) con algunas situaciones actuales; se trata de un recorrido al mundo del ocultismo, la magia negra y la brujería, a través de varios siglos, para dibujar un panorama fascinante y estremecedor. Por su parte, el filme de Dreyer consiste en cuatro episodios que representan el papel del mal en la historia humana; en uno de los capítulos se muestra el uso de los instrumentos de tortura por parte de los inquisidores para obtener confesiones y acusar a las mujeres de realizar actos de brujería. En años recientes, Lars von Trier ha capturado esta brutalidad escandinava en Antichrist (2009) donde la protagonista realiza varias mutilaciones y considera que es una bruja contemporánea y que debe pagar por ello.

Lo que hace que el horror sea un género fascinante es su habilidad por adoptar muchas formas que oscilan desde la sutileza y la metáfora hasta la violencia explícita y el gore extremo. A diferencia del terror estadounidense y el japonés, las películas de terror escandinavo no invocan fácilmente las imágenes estereotipadas de monstruos o criaturas sobrenaturales. El género de terror escandinavo se muestra perfectamente en la imagen de una bruja: en primer lugar, se trata de la herencia escandinava del paganismo y de los dioses nórdicos, y en segundo lugar, muestra los elaborados actos de violencia que se encuentran en la quema de una bruja. El cine escandinavo crea terror mediante la colocación de su narrativa en un entorno realista que constantemente hace referencias históricas, culturales y religiosas de manera detallada sobre aquella región.  

 

LFG (@luisfer_crimi)

Fuente: Cinema Scandinavia

 
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